Escándalo en Santiago del Estero: la provincia consignó que murió por Covid una chica que se desangró en un hotel
Luciana Sequeira fue internada con graves lesiones tras ser rescatada de un albergue transitorio el 17 de junio pasado; pero el Ministerio de Salud local la listó entre los decesos de coronavirus de ese día; la familia de la adolescente de 17 años denuncia que “manipularon la autopsia”; por el caso está detenido un menor, compañero de colegio de la víctima
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Las escalofriantes circunstancias que rodean la muerte de una estudiante de 17 años ocurrida hace tres semanas en una localidad del interior santiagueño dieron paso, en las últimas horas, a un potencial escándalo. Para el Ministerio de Salud de Santiago del Estero, Luciana Sequeira murió por Covid en el hospital regional de la capital el 17 de junio pasado. Pero tres días antes la chica había sido rescatada agonizante, en shock por una pérdida masiva de sangre y con lesiones y quemaduras en las zonas genitales, en un hotel alojamiento de Villa Atamisqui. Escenas que suenan incompatibles.
Los forenses sostuvieron que el deceso fue producto de una “causa mixta”, en la que asocia una neumopatía con una “profusa pérdida de sangre de origen vaginal”. Para la familia de la adolescente, la autopsia fue “manipulada” para enturbiar el avance de la causa, que por ahora tiene detenido a un menor, compañero de colegio de la víctima, que la llevó a aquel albergue transitorio.
“Cuando ingresó al Hospital Regional ya estaba en paro, gravísima, y había perdido muchísima sangre. De milagro llegó viva al hospital, la intubaron y a mi mamá le dijeron que tenía cortes vaginales, quemaduras en la entrepierna y que estaba en coma. El antígeno de detección de coronavirus que le habían hecho dio negativo el 15 de junio; ahora dicen que el 16 a la noche tenía Covid y murió el 17, pero nosotros no tenemos el certificado donde conste el Covid positivo”, dijo a LA NACION Yolanda Sequeira, la hermana de la joven.
No tuvo reparos en afirmar que la autopsia “fue como manipulada” e insistió con que su hermana “fue violada, maltratada y torturada”. Además, deslizó dudas con respecto al entorno del único imputado y sospechoso, un menor de edad y compañero de colegio de la chica que habría estado con ella en la habitación del hospedaje de Villa Atamisqui cuando ocurrió el trágico suceso.
“Lo imputaron por abuso sexual seguido de muerte; está en un correccional de menores de Santiago del Estero. El hotel siguió funcionando como si nada. Tampoco hicieron los peritajes de los teléfonos de mi hermana y del acusado. Pasaron tres semanas y lo tendrían que haber hecho en un primer momento. El padre del chico, siendo policía, y la madre, que vende ropa en una plaza, tienen tres abogados y pusieron un perito de parte”, observó Yolanda.
¿Se pudo haber salvado?
Atamisqui está a unos 120 kilómetros de la capital provincial. Allí residen actualmente unas 8000 personas. Sin embargo, ante la necesidad de una atención médica de urgencia, los pacientes se deben trasladar hasta el Hospital Regional Ramón Carrillo, un viaje que demanda alrededor de una hora y media.
“En el Hospital Distrital de Atamisqui no te pueden dar ni primeros auxilios, porque no hay nada. Es muy precario y parece una salita; las enfermeras que están ahí ni son enfermeras. El intendente [Daniel Herrero] salió a hablar en la radio y dijo que como cualquier ciudadano del pueblo se preocupó y fue a ver a mi hermana, pero lo hizo cuando estaba en el Hospital Regional”, cuestionó Yolanda.
“Una semana después de la muerte de mi hermana, el dueño del hotel dijo que llamó a la fiscal porque había encontrado una jeringa con un líquido amarillo en el patio que daba a la puerta del cuarto donde ella estaba con el chico. Mandaron a la policía a buscarla”, añadió, sin poder aportar más detalles al respecto.
Lo cierto es que para la familia Sequeira la información oficial escasea, y la que aparece no los conforma en absoluto. Más aún: temen que las pruebas sean objeto de una manipulación espuria para intentar “embarrar la cancha”; no descartan, incluso, la participación de más personas en los hechos previos al trágico desenlace.
La autopsia de la controversia
Según la conclusión preliminar de la autopsia efectuada al cuerpo de Luciana Sequeira -aún restarían realizarse estudios adicionales-, la joven falleció a causa de “un paro cardiorrespiratorio como consecuencia de una causa mixta, una falla multiorgánica y multisistemática, determinada por un síndrome inflamatorio sistemático a punto de partida de una neumopatía asociada a este shock hipovolémico por pérdida profusa de sangre de origen vaginal”.
Respecto a lo anterior, LA NACION consultó a peritos forenses de vasta trayectoria, quienes observaron que en aquella definición subyace una contradicción. “Es como si hubieran puesto dos diagnósticos distintos y una misma causal de muerte. No hay correlación: si se tuvo Covid y hay sepsis, entonces la hemorragia vaginal fue un factor secundario y nada más. Pero si hubo hemorragia vaginal profusa, abundante, que llevó a un shock hipovolémico como dice, ¿cómo se puede insertar ahí un cuadro séptico que lleva días? Es raro”, analizó un especialista en la materia, que pidió reserva de su identidad.
“Refiere como si hubiese tenido una neumonía que hizo un cuadro séptico, y esto lleva días, un paciente así no se muere en un día. Como si fuera una muerte natural... acá no dice nada traumático. Un shock hipovolémico es perder un litro y medio de sangre en pocos minutos, el cuerpo no se recompone. Si la pérdida la asocian con un cuadro séptico no lo entiendo... Acá están tirando la pelota al córner, es indefendible”, sostuvo el especialista, autor de necropsias en resonantes casos.
El experto forense aclaró, no obstante, que “hay que ver qué es lo que dice la historia clínica”, aunque de lo que se conoció infiere que es poco probable “que un médico con criterio” ponga una cosa así. “El que escribió esto no creo que sea médico, no cierra nada”, indicó.
Escena de horror
Luciana y el otro joven -”eran compañeros desde jardín de infantes, amigos de toda la vida”, dijo Carlos Ríos López, uno de sus tres abogados defensores- entraron en el albergue situado en Córdoba y Sarmiento, en el Barrio Lagunita Sur, a las 18 del lunes 14 de junio. Los dueños del establecimiento (que cuenta con cuatro monoambientes y cuatro habitaciones numeradas), declararon que una hora antes habían recibido un mensaje al WhatsApp con una consulta por precios y horarios. Era una mujer -se presume que la propia chica-, que arregló un turno de 18 a 19.
A la hora señalada, la parejita llegó en una moto roja. El propietario le dio las llaves del cuarto al joven; cuando se le pidió una descripción, dijo que vestía campera marrón con detalles negros y jean azul, y que llevaba puesto un barbijo negro; quizás por el ejercicio de la discreción propia de su actividad, afirmó que a la chica no la había visto.
El hombre declaró ante la policía que a las 19, hora del término del turno, su esposa fue a ver si el cuarto ya había sido liberado. La moto roja ya no estaba, pero la puerta seguía cerrada. Golpeó, sin respuesta. Entonces abrió. Fue como correr el velo al horror: “Sobre la cama, en posición decúbito dorsal, toda ensangrentada y en estado de inconsciencia; expulsaba espuma por la boca y encima (tenía) dos almohadas, como cubriéndola”. Llamó a los gritos a su marido. Y él llamó al Hospital Distrital. Comenzaba una noticia que se convertiría en una suerte de cataclismo para la tranquila Villa Atamisqui.
Una vecina del hotel declaró en la seccional 20a. que apenas antes de las 18 una chica había llegado en una motito negra, que estacionó frente a su casa. Enseguida llegó un joven de más o menos la misma edad que ella, en una moto roja. Los vio conversar un momento y ella se desentendió de la escena.
Dijo que media hora después volvió a salir a la vereda y vio que la moto negra seguía frente a su casa, mientras que la roja estaba frente al albergue. A las 20, aproximadamente, la moto roja ya no estaba, y la negra seguía allí.
Los datos de la moto roja marcaron el camino hacia la detención del menor que estuvo esa tarde-noche con Luciana en el cuarto del hotel donde la chica fue hallada prácticamente muerta. El adolescente, hijo de un policía, quedó desde entonces alojado en el Centro de Guarda para Jóvenes en Conflicto con la Ley.
La ley aplicable
El abogado Ríos López, que ejerce la defensa junto con sus colegas José Agüero y Oscar Chazarreta, dijo al diario El Liberal: “Lamentamos profundamente la muerte de esta joven. Nuestro deber, como auxiliares de la Justicia, será trabajar en la búsqueda mutua de la verdad. Vamos a acreditar que nuestro representado no tuvo móvil, motivo, de muerte y que entre ellos nunca hubo relación de subordinación, es decir no es posible que el proceso sea investigado en un contexto de género”.
Y enfatizó: “Vamos a pedir la aplicación del Régimen Penal de la Minoridad y, urgente, testimoniales de todos los amigos y amigas de ambos”.
El asunto de la aplicación de los supuestos del Régimen Penal de Minoridad no es menor: la Convención sobre los Derechos del Niño, de orden constitucional en la Argentina, prohíbe condenar a prisión perpetua a un menor de 18 años y el procedimiento penal juvenil instituido por la ley 22.27 (sancionada durante el gobierno de facto del general Jorge Rafael Videla, en 1980), permite a los jueces aplicar la pena propia de la tentativa. En el caso de homicidio doloso, es de entre 10 y 15 años, con posibilidad de excarcelaciones y salidas anticipadas.
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