Escándalo. El espía de la SIDE liberado por un juez federal deberá volver a prisión, acusado de pasar información a narcos
La Cámara Federal de Rosario revocó la decisión del cuestionado Marcelo Bailaque, que le había dado la excarcelación al agente de inteligencia señalado por connivencia con la banda de Los Monos
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ROSARIO.– Un agente de la SIDE en funciones, un fiscal que renunció inesperadamente tras cumplir una sanción, un expolicía prófugo, la banda de Los Monos y la barra de Newell’s. Todos estos protagonistas se mezclaron para contribuir a que, desde la cárcel, Leandro Pollo Vinardi, lugarteniente de Ariel Cantero, siguiera con el tráfico de drogas y las venganzas dentro de la hinchada leprosa, que terminaron con una decena de muertos.
Esta trama, oscura por donde se la mire, que reúne varios elementos propios de una novela negra, pero de tenebrosa realidad en esta ciudad atravesada por lo que el gobierno nacional y el provincial califican como “narcoterrorismo”, tuvo este miércoles un capítulo inesperado.
La Cámara Federal de Apelaciones revocó la decisión que había tomado el controvertido juez federal Marcelo Bailaque cuando ordenó la excarcelación del espía estatal acusado de “encubrimiento agravado”. Los camaristas avalaron el pedido que el 11 de agosto pasado realizó la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) para que el agente de inteligencia vuelva a la cárcel, ya que, según entienden, puede fugarse o entorpecer la investigación.
Se sospecha que el hombre que fungía como jefe de la SIDE en Rosario pasó información al expolicía Juan José Raffo para que pudiera fugarse, lo que efectivamente concretó. Este excomisario fue condenado en 2018 por formar parte de la banda que encabeza el clan Cantero, uno de los poderosos jugadores del narcotráfico en esta ciudad, con capacidad para expandir su influencia hacia otras provincias e, incluso, hacia el exterior.
La sala A de la Cámara Federal de Rosario señaló, entre los argumentos para rechazar la excarcelación del agente, que “el juzgado [de Bailaque] hizo lugar al pedido del encartado sin haber verificado siquiera si, por ejemplo, continuaba o no formando parte de la Agencia Federal de Inteligencia”, la ahora ex AFI.
También advirtieron que el imputado tiene “los medios para evadirse y para entorpecer” la causa. Esto surge, de acuerdo con el fallo, por “su calidad de funcionario, nada más y nada menos que de la Agencia Federal de Inteligencia con sede en Rosario, de la cual el propio imputado manifestó encontrarse a cargo”.
El “soplón”
Lo que se investigó en esta causa es que el narcopolicía Raffo tenía vínculos con el espía de 52 años, amante de las armas y la caza mayor, según se desprende de los peritajes a su teléfono.
Según las fuentes consultadas por LA NACION, el agente de la SIDE vivía en una casa del narcopolicía.
Raffo siempre fue parte de Los Monos, pero además, fue filmado a bordo de un auto que pertenece al fiscal Mariano Ríos Artacho, que también tenía relación con el espía.
Lo extraño es que ese fiscal se presentó ante sus pares Luis Schiappa Pietra y Matías Edery, que estaban a cargo de la unidad de Crimen Organizado, y dijo que un “amigo” le había advertido que lo investigaba la Procunar. Ese contacto, según se sospecha, era el agente de inteligencia, que antes también le habría “soplado” al narcopolicía Raffo que lo iban a detener.
Artacho alegó que había vendido el auto en el que había sido filmado Raffo a otro policía, Álvaro Rosales –involucrado en un caso de abuso sexual–, que es amigo suyo. Argumentó que desconocía qué había hecho Rosales con el vehículo.
En marzo de 2023, Raffo desapareció de los lugares que frecuentaba. Estaba previsto que cayera durante una cena en un galpón donde se reunían a comer asado policías veteranos que allí guardaban armas y dinero. Se encontró una caja fuerte.
Cuando irrumpió la policía, los viejos comisarios se sorprendieron. La escena era grotesca: armas, dinero que no podían justificar y costillares a las brasas. Esa noche estaban todos, entre ellos, un exjefe de Drogas santafesino y un exsubjefe de la Policía de Rosario, entre otros. Pero faltaba Raffo. ¿Cómo se había filtrado la información de que lo iban a detener? Todo apunta al espía.
“Control remoto” desde la cárcel
Detrás de la investigación había otra trama espesa. El protagonista era Leandro “Pollo” Vinardi, jefe de la barra de Newell’s, incluso desde la cárcel, y mano derecha del líder de Los Monos, Ariel “Guille” Cantero, que usaba como gerente en la hinchada y en las operaciones de tráfico de drogas a Guillermo “Chupa” Sosa.
La detención de este criminal dejó al descubierto, a través del contenido de su teléfono, un entretejido de corrupción entre expolicías vinculados con causas por narcotráfico, algunos condenados, y el agente de inteligencia que está sospechado de brindar cobertura incluso a un fiscal provincial, según la acusación de Procunar.
Esa investigación había arrancado tres años antes, cuando se puso bajo la lupa a un grupo que se dedicaba a la distribución y venta de drogas en Granadero Baigorria y San Lorenzo, donde empezaron a producirse crímenes por órdenes de Cantero y de Vinardi. Las influencias en la zona a nivel de fuerzas de seguridad las garantizaba el narcopolicía Raffo.
Un imputado arrepentido brindó a la investigación datos sobre quiénes continuaron con la actividad delictiva tras las detenciones de la banda encabezada por Guille Cantero, lo que, con el correr de los meses, sumó al menos tres anónimos que acercaron datos sobre el complejo entramado del grupo.
Para los fiscales, el Pollo Vinardi, Chupa Sosa, el expolicía Raffo y Karina “Chela” Marco cumplían roles decisivos con el aporte de otros eslabones, todos integrantes de tres clanes de la comunidad gitana, lo que hizo que la operación llevara el apelativo de Romaní.
Para los investigadores, Raffo era una especie de asesor y le daba información sobre los funcionarios políticos o policiales, incluso les refirió sobre un cambio de la cúpula policial en San Lorenzo y el Cordón Industrial. En una de las conversaciones, según publicó el diario El Ciudadano, Raffo dijo: “Hay buenas noticias para el norte. Se fueron todos los que estaban, viene gente nueva. Todos conocidos” a lo que Chupa le contestó “Ok. Haceme hablar con ellos. Estoy perdiendo territorio”.
Los funcionarios recordaron que en una investigación provincial surgió que Raffo estaba vinculado, además, con dos funcionarios policiales del Cordón Industrial: Alejandro Franganillo, quien fue exjefe de Drogas Peligrosas y secretario de Seguridad de Granadero Baigorria, y Marcelo “Malevo” Mendoza, exsubjefe de la Unidad Regional II de Rosario.
Para los fiscales federales, el agente de inteligencia tenía conocimiento de la investigación y de quienes eran los sospechosos, por lo que trató de eliminar la información y, efectivamente, no se pudo profundizar sobre Ríos Artacho.
Del celular secuestrado al espía de la SIDE surgió que no solo mantenía contactos con Raffo, cuyas comunicaciones fueron borradas en su mayoría, sino que tenían negocios en común, por ejemplo, el alquiler de un inmueble.
El agente es inteligencia, que ahora deberá volver a la cárcel, además tenía agendados a Mendoza, a Franganillo y al policía amigo de Ríos Artacho, que además era investigado junto a los otros uniformados y hacía seguimiento de causas vinculadas al narcotráfico, resumieron los fiscales.
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