Eran todos menores los cómplices del ladrón que fue abatido por un comerciante
Eran menores los cinco partícipes del violento asalto del sábado en Rafael Castillo, en el que un panadero se resistió al robo de su camioneta y, tras un forcejeo, baleó y mató a uno de los delincuentes, mientras que otros vecinos y comerciantes de la cuadra donde ocurrió el hecho detuvieron a uno de los maleantes, después de golpearlo con fiereza.
Fuentes policiales confiaron a LA NACION que en el cruento episodio otro menor, de 17 años, resultó herido de bala y murió, poco después, en el Hospital Balestrini, de La Matanza, adonde fue llevado por dos de sus cómplices, que siguen prófugos.
Los investigadores precisaron que los cinco integraban una banda de la villa San Petersburgo, de aquel partido del oeste del conurbano. Por estas horas se analizan diversas fuentes de información para intentar dar con los dos ladrones que lograron escapar de la acción de la ley. Entre esas usinas informativas están las redes sociales, en las que, según pudo saber LA NACION, algunos de los sospechosos postearon fotos juntos en diversas situaciones, entre ellas, como supuestos voluntarios del plan Detectar, con el que se realizan rastreos epidemiológicos relacionados con el Covid-19.
En tanto, el fiscal Emilio Spatafora, del fuero penal de responsabilidad juvenil del departamento judicial La Matanza, resolvió no adoptar ningún tipo de medida restrictiva con respecto a Gerardo Caivano, de 36 años, el comerciante que anteayer a las 17 estaba a punto de subir a su Volkswagen Amarok, con su hijo, en Ventura Yanzi y María Pita, cuando varios jóvenes armados intentaron arrebatarle el vehículo.
Tras sopesar testimonios de varios testigos, además de los primeros informes periciales, el fiscal consideró, prima facie, que el comerciante habría actuado en legítima defensa ante la inminente amenaza de vida durante el robo.
En tanto, dispuso mantener aprehendido en un instituto de menores al adolescente que fue detenido por vecinos junto a la camioneta que pretendieron asaltar. Lo indagará este lunes de manera virtual.
Prácticamente en simultáneo se realizará la autopsia del menor abatido por el panadero luego de que el comerciante le arrebatara el revólver calibre .38 con el que uno de los cómplices del muerto lo amenazaba, informaron las fuentes.
Los peritos de la Policía Científica bonaerense determinaron que la carrocería de la VW Amarok presentaba al menos siete impactos de bala, de lo que se deduce que, además de los disparos que Caivano realizó con el revólver que le arrebató a uno de los ladrones, hubo otros disparos.
En la escena del hecho, además del revólver, que tenía su numeración suprimida, solo se encontró una pistola de utilería, por lo que se presume que los dos ladrones que escaparon a la carrera del lugar tras el frustrado asalto cubrieron su huida con disparos y, por lo tanto, se llevaron el arma, que aún no fue recuperada por los detectives de la comisaría 3ª de Rafael Castillo. Se trataría de una 9 milímetros, a juzgar por las vainas servidas halladas en la calzada por los peritos.
Una cámara de videovigilancia captó el momento en que los dos precoces delincuentes que escaparon tras el robo subieron a un vehículo, un Chevrolet de color bordó, en María Pita y Aguapey. Las imágenes muestran que uno de ellos corre con alguna dificultad, eventualmente herido. Poco después de eso un menor entró al Balestrini, donde murió.
Como informó LA NACION en su edición digital del sábado, cuando Caivano se resistió al robo y se escucharon las primeras detonaciones, varios comerciantes de la zona corrieron hacia el lugar donde ocurría el hecho. Ellos lograron reducir a uno de los adolescentes, al que le asestaron una paliza.
Frente al asaltante abatido y al otro delincuente ensangrentado por los golpes recibidos en la cara, decenas de vecinos rodearon la camioneta para evitar cualquier intento de fuga del adolescente atrapado, que quedó en el piso, en posición fetal como para minimizar el impacto de cualquier nueva andanada de golpes.
Varias personas le exigían que dijera cómo se llamaba y hacia dónde habían salido los dos que habían escapado. "¡Da, la cara; decí de dónde sos! ¿Sos de San Petersburgo?", le gritaban.
Aun cuando ya había un policía en el lugar, los vecinos continuaban amenazando al ladrón. Uno, para sacarle una confesión, incluso le decía: "¡Te quiebro la mano!", mientras le retorcía la mano en busca de una confesión, frente a decenas de vecinos, muchos de los cuales grababan la escena con sus celulares.
Para esas horas, La Matanza estaba convulsionada por otros dos crímenes: horas antes, en González Catán,dos delincuentes asesinaron a Alcides Bustamante Sotelo, de 40 años, para robarle el celular.
Y en Virrey del Pino, Pablo Flores, chofer de la línea 128, fue asesinado a balazos el jueves a la noche. Por ese hecho, que motivó un paro de conductores de la empresa, la policía busca a tres sospechosos.
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