Entró a robar a su casa, la golpeó, le arrancó una muela y ella, de 82 años, le ofreció un té
El delincuente la golpeó durante tres horas y cuando intentó maniatarla tuvo palpitaciones
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Una mujer de 82 años sufrió un violento asalto en su casa de Rosario por parte de un delincuente que cuando huía por los techos, cayó y fue detenido. El robo duró tres horas, en las cuales el delincuente la golpeó, le arrancó una muela y revisó toda la casa en búsqueda de objetos de valor. A pesar de todo, cuando se sintió mal, su víctima le ofreció un té con azúcar y le pidió que por favor se fuera.
La entradera ocurrió cerca de las 18.30 en Callao al 3000, Rosario. De acuerdo al relato de Gloria, la mujer que sufrió el asalto, el delincuente la llevó al baño y la golpeó durante tres horas y pasados pocos minutos de las 19 se fue con sus pertenencias.
“Tenía una corbata, una soga grande y una bolsa de nylon para mi cabeza. Yo me resistía, pero en un momento no daba más. A él le agarraron palpitaciones, se sentó y tomó agua. Yo le dije que se tomara el té con azúcar que me había preparado. Le dije: ‘Tomatelo y andate’. Ahí me contó que era diabético. Era un hombre grande”, dijo Gloria a De 12 a 14 (El Tres).
“Hizo tanta fuerza que le dio palpitaciones, le di un té con azúcar que yo me había hecho”, contó la mujer. “Él tenía un guante de látex que después se sacó y me metió la mano en la boca y me rompió la prótesis de la dentadura. Es más, me sacó una muela”, lamentó.
Por otra parte, explicó que su casa terminó revuelta ya que el delincuente quería plata. “Pero le dije que no tenía plata, porque no había ido a cobrar y quería joyas”. El ladrón huyó después por los techos. Al pasar por el de un galpón de un taller mecánico, una de las chapas se dobló y cayó sobre un Ford Fiesta negro. El vehículo terminó con el parabrisas roto y la chapa del capot abollada.
Un vecino, horas antes, cerca de las 18.30, cuando fue la entradera, había escuchado ruidos en el techo de su domicilio y había visto al sospechoso saltar a la casa de la mujer. El hombre, de 66 años, recién hizo la denuncia horas después, cuando escuchó los gritos de su vecina, según informaron fuentes policiales a Rosario 3.
Cuando los oficiales encontraron al hombre estaba aún en el galpón escondido dentro de un utilitario blanco. En su mochila, según el informe policial, tenía “trozos de soga, una moladora, una cinta métrica, dos destornilladores, una cinta de papel, dos rollos de cables, dos discos de corte, cuatro relojes de pulsera, una pulsera de metal, tres cadenitas de oro, prendedores plateados”.
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