“Canguro blanco”: una encomienda, la pista para desbaratar a una banda que enviaba cocaína a Australia
En 16 allanamientos, la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) detuvo a cuatro supuestos narcos y secuestró 23.034.500 pesos y 268.514 dólares; tres de los sospechosos son de nacionalidad china
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La encomienda despachada y que tenía como destino Australia era “una caja de cartón de grandes dimensiones” donde había una bomba centrífuga sumergible. Pero el control en el escáner de rayos X que hizo personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) en la terminal de Cargas Aéreas del aeropuerto internacional de Ezeiza puso al descubierto el objetivo real del envío: traficar 1162 gramos de cocaína a ese país de Oceanía, donde el kilo de esa droga puede llegar a valer 250.000 dólares.
El hallazgo de la cocaína en el aeropuerto internacional de Ezeiza fue el 20 de julio pasoo. Ese día comenzó una investigación que, un mes y medio después, permitió desbaratar una organización narco, integrada por ciudadanos chinos, dedicada a enviar estupefacientes a Australia por medio de encomiendas.
Así lo informaron a LA NACION fuentes judiciales y de la PSA. El viernes pasado, por orden del juez en lo penal económico Pablo Yadarola, la fuerza federal de seguridad hizo 16 allanamientos donde detuvo a cuatro sospechosos y secuestró 23.034.500 pesos y 268.514 dólares. El operativo fue bautizado como “Canguro blanco”
“La ruta de la cocaína hacia Australia se puede comprender, primero, por una razón económica. El valor del kilo de esta sustancia en la Argentina promedia los 7000 dólares, en España los US$40.000 y en Australia puede ascender hasta los 250.000 dólares. El nivel de consumidores en Australia es menor que, por ejemplo, en el mercado europeo, sin embargo el valor económico que adquiere la mercancía una vez introducida es sensiblemente superior. Ningún bien de consumo adquiere este nivel de valorización económica”, sostuvo el director nacional de la PSA, José Glinski, en un comunicado de prensa.
En la investigación se sumó la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), conducida por el fiscal federal Diego Iglesias, la División Investigaciones del Narcotráfico de la Dirección General de Aduanas (DGA) la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y personal la Policía Federal de Australia.
Según el expediente judicial, el 22 de julio pasado, dos días después del hallazgo de la cocaína, un oficial de la Policía Federal de Australia envió un correo electrónico a la Procunar donde explicó que habían tomado conocimiento del secuestro de la droga y que las autoridades de su país estaban interesadas en hacer una “operación conjunta y concretar una entregada vigilada”.
El juez Yadarola autorizó la entrega vigilada y ordenó una serie de tareas investigativas de las que participaron personal de la Procunar y detectives de la PSA.
“Mediante diversas tareas investigativas, la PSA pudo identificar a los integrantes de la organización delictiva y sus domicilios en la Argentina, como así también visualizar el despacho de dos envíos a domicilios australianos en sucursales de un correo privado. Autorizados judicialmente, los efectivos requisaron ambas cajas: en una hallaron 358 gramos de cocaína dentro de un radiador automotor, y en otra 343 gramos de esa sustancia distribuidos en el interior de dos termos”, explicaron fuentes con acceso a la investigación.
Tres de los cuatro detenidos son ciudadanos chinos de 26, 34 y 40 años. El cuarto sospechoso es un argentino de 28.
En los allanamientos hechos en Ezpeleta, Lomas del Mirador, Bella Vista y José C. Paz se incautaron de 97 pastillas de anfetaminas, nueve gramos de cocaína; 4,2 gramos de ketamina; 69,5 gramos de metanfetamina; cuatro armas y 119 municiones de distintos calibres.
“El modo de intervención del Estado por medio de la PSA sobre estos delitos tiene que concretarse sobre la base de la cooperación internacional, en este caso entre la Argentina y Australia. No solo a los fines de neutralizar los envíos de drogas, sino para conocer en profundidad cómo se articula este tráfico, en rigor, cómo se concreta la oferta y demanda y si obedece a mercados virtuales o físicos. La detección es un primer paso, es la punta del iceberg, pero; después hay que afectar qué o cómo se genera esa circulación ilícita y para eso son necesarios los acuerdos operativos y el intercambio de información criminal entre los países”, explicó el director nacional de la PSA, fuerza que depende del Ministerio de Seguridad de la Nación.
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