En solo un semestre se registraron 434 ataques a balazos contra comercios y viviendas en Rosario
En la fiscalía especializada en balaceras se recibieron 796 denuncias por extorsiones
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ROSARIO.– “Con la mafia no se jode”. “Plata o plomo”. Los mensajes mafiosos siempre terminan con esas frases. Era un sello de Los Monos, que se popularizó a partir de 2018 entre los narcos y ahora se usa para sembrar miedo. Esas consignas y los disparos obligan a las víctimas a pagar sumas que varían según quiénes sean los protagonistas. Los Cantero cobran en dólares o con propiedades; el resto exige valores que van desde $100.000 hasta $500.000.
Ante ese escenario, en el que se conjugan los aprietes mafiosos a empresarios y comerciantes con un incremento de los homicidios con sicarios -161 en lo que va del año en Rosario-, se creó hace dos años una fiscalía especializada en “balaceras”. Esta unidad, que está a cargo de Valeria Haurigot y posee tres fiscales, no da abasto. En el primer semestre ingresaron 796 denuncias por extorsiones, que casi en su totalidad se ejecutan con “soldaditos” que reciben órdenes desde las cárceles donde están alojados los líderes de los grupos narco, que siguen con el manejo de la droga y la violencia desde la prisión con los smartphones como si fuera una especie de home office.
En 434 de estas denuncias se confirmó que se registraron disparos para intimidar y reclamar dinero.
La mecánica que se usa más asiduamente es rústica y simple: un joven en moto dispara contra el frente de un negocio. El hecho genera terror, porque no se sabe quién está detrás. Los atacantes dejan una nota o escriben a la víctima al celular. Le dicen que debe pagar una suma de dinero, que si no lo hace va a morir su familia. “De cinco denuncias que se hicieron esta semana, en dos pagaron. La gente tiene mucho miedo”, contó la fiscal Haurigot, y agregó que la mano de obra para este tipo de hechos violentos parece inagotable. En la mayoría de los casos las extorsiones se ordenan desde las cárceles”. En los últimos tres meses quedaron detenidas 94 personas por delitos vinculados a este tipo de hechos violentos que pertenecen a Los Monos y los clanes Funes, Caminos y Jerez.
“Plata o plomo”
El dueño del supermercado Corazón, que está ubicado en la zona sur de Rosario, decidió publicitar en un canal de noticias de Buenos Aires un grupo musical que integra desde hace años. Para las contrataciones aparecía sobre un fondo rojo un número de celular. Luego de que el anunció comenzó a aparecer en la pantalla de TV le llegó el 7 de julio pasado un mensaje muy puntual: “No llames a la yuta, tenés que pagar o si no te zarpamos la familia”. Le exigían en una carta que le dejaron en el negocio una suma en dólares. En el papel figuraba un número de celular al que tenía que contactarse para coordinar el pago. El dueño del supermercado Corazón decidió romper el papel.
Esa misma tarde, cerca de las 16.30, recibió la respuesta: su casa fue baleada. Tres tiros en la pared y en una ventana le advertían que el tema iba en serio. Dos días después apareció una nueva nota en el supermercado. Decía: “Gordo Corazón, pagá o te zarpamos la familia. Comunicate solo por wsp”. A la par de los mensajes en papel le llegaban a su celular nuevas amenazas y también se produjo un nuevo ataque a balazos a su vivienda. El comerciante hizo la denuncia en la fiscalía de Rosario, donde el caso lo tomó el fiscal Federico Rébola, de la unidad de “balaceras”.
El 15 de julio se realizó una entrega controlada con efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), en pleno centro de Rosario, donde se usaron 12.000 dólares falsos. Un joven en moto recolectó el paquete con los billetes y logró huir de la policía. Los narcos continuaron con las amenazas, y además se dieron cuenta de la maniobra de la entrega controlada al notar el dinero apócrifo.
Al otro día, el hijo del dueño del supermercado comenzó a ser el destinatario de los mensajes intimidatorios. “Tu mamá me jugó sucio. Donde salgan de la casa te la voy a matar, y decile a tu papá también. Jugaron sucio. La policía no la va a cuidar toda su vida. Mejor que paguen, porque vamos a seguir insistiendo”, decía el mensaje, según señaló La Capital. Unos minutos después de que llegara esa nueva amenaza impactaron ocho disparos en el frente del supermercado.
Uno de los supuestos autores de la extorsión, Brian M, de 25 años, fue detenido por otro hecho intimidatorio y en el allanamiento en su casa apareció una evidencia clave en su celular. Le había mandado una foto del frente del supermercado a su novia y le había escrito que había disparo ahí “por bronca”. Luego, fue detenido Juan Cruz T., de 20 años, quien había sido identificado en la entrega controlada del 15 de julio. Este joven fue arrestados a pocos metros del lugar donde la policía realizaba diez allanamientos por el ataque a Claudia Deldebbio, quien falleció, y su hija Virginia Ferreyra, la profesora de danzas, que fue operada este viernes por tercera vez. El fiscal Rébola imputó a los dos jóvenes por el delito de extorsión.
El origen de los disparos
El origen de esta modalidad nació a partir de fines de mayo de 2018 cuando la banda Los Monos comenzó a disparar contra los domicilios de jueces y funcionarios judiciales, en venganza porque a Guille Cantero lo habían trasladado de la cárcel de Piñero a la Unidad Penal Federal Nº 7 de Resistencia, Chaco. En esa prisión perdió por un tiempo los contactos con los miembros de su banda y por lo tanto mucho dinero. Ahora está alojado en el penal de Marcos Paz, donde se detectó que sigue dando órdenes.
En un año y medio se repitieron unos 20 ataques, que tuvieron como blanco también edificios estatales, como el Centro de Justicia Penal, la Fiscalía de Rosario y el Concejo Municipal. En cada episodio aparecía un cartel que decía: “Con la mafia no se jode”. Ese sello empezaron a usarlo otros grupos criminales, que pretendían mostrar que eran tan poderosos como Los Monos.
Ese sistema de amenazas se usa también para usurpar viviendas. En estos días un joven se presentó en una fiscalía para denunciar que, bajo intimidaciones, estuvo retenido en su casa en Brandaza al 2800 mientras el lugar era utilizado durante varios meses como puesto de venta de drogas.
Otro caso pasó el 22 de mayo del año pasado, un gendarme que presta servicios en Rosario fue blanco de este tipo de extorsiones. Buscaban que ese efectivo dejara su casa a los narcos. Ese día el pasillo de su casa en Garay al 1200 fue atacado a balazos. Al día siguiente una vecina le entregó una nota que habían dejado los atacantes. “Dejen la casa en 24 horas o si no mucho plomo. Atte. la mafia”, decía el mensaje que dejaron en la puerta junto a una bala calibre 45, en el que figuraba un número de teléfono al que el gendarme se debía comunicar para negociar la entrega del dinero al narco.
Ese número pertenece a un celular que tenía hasta esta semana en la cárcel de Piñero -de forma irregular- Luciano Bogado, un hombre que está condenado a 18 años de prisión por un homicidio. Según la investigación judicial, Bogado se dedica a coordinar desde el interior de la cárcel de Piñero balaceras, usurpaciones de casas y hasta homicidios con la ayuda externa de otros cómplices. Bogado sería uno de los extorsionadores que dejan los carteles amenazantes. En las escuchas de la causa el propio preso señala: “Plata o plomo, soy yo, boludo”.
Tras un allanamiento en la cárcel detectaron que Bogado tenía un plan para fugarse durante su casamiento que se iba a concretar el miércoles pasado. Este hombre había pedido permiso a la Justicia y en la cárcel para contraer matrimonio con María del Rosario Castello. El plan era escapar tras la boda. Eso le trajo problemas con su futura esposa, que se negaba a esa maniobra, que finalmente no se concretó porque se aceleraron los allanamientos en la cárcel de Piñero.
Este nuevo escenario criminal, con las extorsiones y balaceras como salida económica de los narcos, provocó un incremento de los heridos de bala. Porque los disparos que se hacen casi siempre desde una moto alcanzan, muchas veces, a personas ajenas a las amenazas.
Esa mecánica mafiosa en expansión, que parece no tener freno por el crecimiento de los casos, derivó en que no solo se creara una unidad especializada en la fiscalía de Rosario, sino también en la policía. En mayo pasado comenzó a funcionar la Unidad Especial de Extorsiones, Amenazas y Balaceras, compuesta por 25 efectivos de la Agencia de Investigación Criminal.
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