En qué caso de corrupción es testigo clave el guardiacárcel apuñalado frente a Tribunales
El herido de una puñalada tiene que declarar en un inminente juicio oral
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El agente del Servicio Penitenciario Federal (SPF) apuñalado ayer, cuando salía de trabajar de la cárcel que funciona en la sede de los tribunales de Plaza Lavalle, había sido uno de los denunciantes en un caso de corrupción contra el exdirector de la Unidad 28, instalada en el Palacio de Justicia.
Según fuentes judiciales, en diciembre de 2016, el oficial herido declaró en un sumario que se instruyó en la División Asuntos Internos del SPF, que el subprefecto Carlos Sosa, jefe de la alcaidía de Tribunales, mandaba a los guardiacárceles que debían custodiar a los detenidos alojados en la mencionada a unidad, a realizar trabajos de herrería, pintura y albañilería a su casa de Monte Grande.
Por esa alcaidía pasan todos los detenidos que deben declarar en los juzgados que funcionan en el Palacio de Justicia. Según la denuncia que se instruyó en un tribunal, el director del penal, desviaba los recursos humanos destinados a la custodia de presos, para realizar reparaciones en su casa de Monte Grande y para desempeñarse chofer de su familia en vehículos oficiales del SPF.
Además, el herido indicó en su declaración testimonial que, el director de dicha cárcel, lo mandaba a buscar a su hija al colegio y a la esposa del oficial superior cuando esta realizaba compras. Su declaración fue ratificada por otros cinco compañeros del denunciante que, en ese momento, tenían el cargo de ayudantes y subayudantes.
En todos los casos que Sosa, según consta en la denuncia, ordenaba a sus subordinados que concurrieran a su casa para realizar tareas del ámbito privado, los obligaba a consignar en el libro de guardia que habían salido de Unidad 28 por cuestiones vinculadas a las tareas propias de la alcaldía. Esto significa que los efectivos eran supuestamente obligados a falsificar un documento oficial, como el libro de guardia.
“Según los papeles, teníamos que estar en la unidad, haciendo mantenimiento o de comisión en una ferretería que queda en Ezeiza, porque allá se compraban todos los insumos. Aprovechaba que iba de comisión a la ferretería y nos decía que vayamos a su casa. El acusado salteaba al jefe de cargo y me decía que vaya a su casa y punto. De ahí, a la escuela particular, supermercado o al frigorífico. Ibas a la casa y estabas a disposición de la esposa para ir a un cumpleaños, a jugar al tenis o las clases de guitarra”, relató otros de los testigos.
Las declaraciones de los ocho efectivos que se desempeñaban en la Unidad 28 y las copias de los libros de guardia, figuran en la denuncia presentada por el director de Asuntos Internos, Miguel Ángel Perrotta, en diciembre de 2016.
Dicho sumario se incorporó a una causa penal que se instruyó por presunto peculado contra el subprefecto Sosa que tiene un Tribunal Oral designado para ser juzgado y solamente falta fijar la fecha de la primera audiencia del debate.
El denunciante atacado ayer, de quien solo se consignarán sus iniciales, M.J.M, de 41 años, debía declarar como testigo en dicho juicio oral. Ayer, minutos después de las 17 fue agredido cuando salía de la misma cárcel en la que se desempeñaba cuando acusó a su jefe, en los Tribunales de Plaza de Lavalle.
Según fuentes policiales, antes de la agresión, el atacante comenzó a insultar a la víctima y a un compañero. Luego de los gritos, el agresor sacó un cuchillo de caza, con empuñadura especial y apuñaló en el abdomen al guardiacárcel.
Después de acuchillar al agente del SPF, el agresor arrojó el cuchillo de caza y huyó, en medio una importante cantidad de transeúntes que recorrían la zona. Uno de los efectivos de la Policía de la Ciudad asignado a la custodia en la esquina de Lavalle y Uruguay escuchó el pedido de auxilio del guardiacárcel herido y solicitó una ambulancia del SAME.
Al mismo tiempo, un grupo de efectivos comenzó a perseguir al agresor, que fue detenido a pocos metros del lugar del ataque.
Fuentes de la investigación indicaron que el atacante tiene 60 años y quedó preso. Aunque los responsables de la pesquisa no pudieron establecer el móvil del ataque. Ni el compañero del herido ni el guardiacárcel agredido aportaron elementos que pudieran abonar alguna presunción sobre el motivo del ataque.
Pero, a partir que tomó estado público el hecho de que el herido era uno de los testigos contra su exjefe, los investigadores policiales y judiciales comenzaron a tratar de establecer si existen elementos que abonen la sospecha sobre vínculos entre la agresión y el caso denunciado.
Con respecto al guardicárcel herido, fuentes policiales indicaron que, en principio, no corría riesgo de vida, aunque tuvo que ser sometido a una intervención quirúrgica en el Hospital Fernández, como consecuencia de una hemorragia interna.
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