En pleno acto escolar. Una balacera dejó en shock a alumnos y padres en una escuela en Rosario
Dos sicarios dispararon contra una casa vecina al colegio en el momento en el que los chicos del colegio Fuente de Vida participaban del acto de homenaje a José de San Martín
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ROSARIO. Los chicos estaban arriba del escenario; ellos, con sus uniformes de granaderos, y ellas, con sus vestidos de época. A las 16, todos estaban preparados para el acto de homenaje al Padre de la Patria, José de San Martín, en la escuela Fuente de Vida. De repente, los disparos dejaron a todos en silencio, estupefactos. Docentes, padres y alumnos. Un ataque a tiros contra una casa situada lado del colegio a la hora del evento sembró terror en esta ciudad: los padres retiraron a los alumnos y los directivos llamaron a la policía ante la tensa situación.
A las 16, dos jóvenes, que estaban vestidos de negro, según los testigos, detuvieron la moto en la que se trasladaban en Bolivia y La Paz. Uno se bajó con una pistola 9 mm e inmediatamente comenzó a disparar contra una casa que está al lado del colegio evangélico Fuente de Vida. El otro hombre filmó el ataque con un celular, una metodología que usan los llamados “tiratiros” cuando realizan una balacera, porque las imágenes que registran sirven para reclamar el pago a quienes los contratan para realizar ese trabajo violento, como se advirtió en decenas de investigaciones judiciales.
En la casa que fue blanco de los balazos vive una pareja de jubilados, que quedaron perplejos y desconcertados por el ataque. Miriam, de 66 años, contó que dormía la siesta cuando las detonaciones la despertaron. Subió a la terraza y pudo ver la escena: “Había un joven que disparaba y otro filmaba. En mi casa pegaron siete tiros, pero dispararon más. La policía encontró 12 vainas”, apuntó la mujer.
“No puedo vivir con miedo por los sicarios que andan en la calle. Pedí a la policía que me proteja porque estamos desconcertados. Mi marido tiene 74 años y fue operado del corazón hace dos meses. Todavía está convaleciente”, agregó Mirian.
Unos minutos después de que se produjera este ataque llegó la policía al lugar. No lograron detener a los sicarios que huyeron hacia el oeste en la moto. Diego Santamaría, jefe del Comando Radioeléctrico, detalló que, según los testigos, los dos jóvenes que dispararon “tenían los cascos puestos” para evitar ser identificados.
Discurso interrumpido
Al lado de la casa de Miriam, que fue blanco de los balazos, funciona el colegio Fuente de Vida, donde en el momento en el que se produjo el ataque había un acto del turno tarde de la primaria. En un video que registraron familiares de los alumnos se ve a una niña, vestida de dama antigua, arriba del escenario que se queda inmóvil por unos segundos al escuchar las detonaciones, pero después sigue con su rol en el acto.
Los maestros contaron que al principio no se dieron cuenta de que se trataba de tiros. Pensaron que podría ser alguna deficiencia del sonido. Pero con el correr de los segundos percibieron que se trataba del ruido de las balas. “San Martín, el Padre de la Patria, nos dejó estas enseñanzas”, recitó la niña, en cuanto se acallaron los ecos de los disparos.
“Primero nos miramos, porque pensamos que era una moto o parte del sonido de la canción, pero después dijimos: “No, son disparos”, indicó Mónica, madre de un alumno. La mujer reclamó que se disponga una custodia policial en la escuela, algo que no ocurrió: “Nadie nos da garantías de que esto no vaya a pasar de nuevo mañana o pasado”.
Este tipo de ataques, que tuvo eco en el colegio Fuente de Vida, se producen de manera cotidiana en Rosario, donde las bandas narco crearon otros emprendimientos criminales paralelos que actualmente son muy redituables, como las extorsiones o los pedidos de dinero a cambio de protección, métodos que se acercan a las actividades mafiosas más tradicionales. Como lo advirtieron decenas de causas judiciales este tipo de ataques se ordenan desde las cárceles, desde donde los jefes criminales dominan este negocio, que solo necesita dos jóvenes en moto que siembren terror para después pasar a cobrar bajo la amenaza de muerte.
La ley de las balas
En lo que va de este año en Rosario se produjeron 180 homicidios. Es un número elevado de muertes violentas, porque podría romper el récord de asesinatos que se produjo el año pasado, cuando se contabilizaron 288 crímenes. Más allá de los decesos lo que preocupa también es la cantidad de heridos con armas de fuego. En el primer semestre del año se registraron en Rosario 524 lesionados por arma de fuego, de acuerdo a cifras oficiales del Observatorio de Seguridad Pública provincial.
La dinámica de los ataques a balazos para cobrar dinero en concepto de protección se cristalizó en un juicio que se desarrolla por estos días en el Centro de Justicia Penal de Rosario, donde uno de los principales acusados es el jefe de Los Monos Ariel Máximo Cantero, detenido actualmente en el penal de Marcos. Los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery imputaron a varios integrantes de la banda narco por un ataque contra el casino City Center donde Enrique Encino, gerente de la sucursal Las Parejas del Banco Nación fue asesinado el 8 de enero de 2020.
El atentado al casino fue una bisagra en el entramado que Los Monos tejían con el nuevo negocio de las extorsiones. Maximiliano “Cachete” Díaz, lugarteniente de Guille Cantero, se comunicaba por WhatsApp con las potenciales víctimas, a las que investigaban previamente. Por ejemplo, el 8 de agosto de 2019 llamó a Rodrigo Fabiani y le exigió que le entregara una camioneta Toyota Hilux y 30.000 dólares a cambio de no atentar contra su vida.
En las comunicaciones previas quedó en evidencia que Los Monos sabían que Fabiani se había quedado con dinero de Maximiliano Rodríguez, alias Diente de Lata, que fue asesinado en la autopista Rosario-Córdoba en agosto de 2014. Había una inteligencia previa, en ese submundo, donde es muy fino el límite entre la legalidad y el delito.
Este esquema de extorsiones ya lo hacían con los gremios. Díaz era quien se ocupaba de cobrarle en persona al gremio de los taxistas para no perturbar su actividad. Esto ocurrió a partir de octubre de 2019, cuando Horacio Yanotti quedó al frente del gremio tras la expulsión de Horacio Boix, tras protagonizar un choque con un Audi del gremio, que terminó en escándalo.
Boix les pagaba a Los Monos por seguridad y Cachete pretendía que Yanotti hiciera lo mismo. La trama se puso más densa cuando empezaron a balear la casa de los integrantes de la comisión directiva del sindicato. Algo similar ocurrió con el gremio de estibadores del puerto de Rosario.
El 8 de enero de 2020 Díaz envió a su hermano Fabián y a dos menores a extorsionar a Pablo Fortuny, dueño de una financiera ubicada en Entre Ríos al 700, pleno centro de Rosario. A este hombre, vinculado a las finanzas, con quien se reunieron en un bar en Río de Janeiro y Montevideo, le exigieron que pagara 5000 dólares por mes a cambio de no atentar a balazos contra su local, algo que lo iba a llevar a la bancarrota. Después bajaron a 3000 dólares. “El loco no hace un esfuerzo ni nada. Y sabemos que esa gente maneja plata en negro, lava guita negra del campo”, señaló en una escucha uno de los miembros de la banda. “Ya hay un revuelo bárbaro en el centro, porque todo se sabe rápido por los mensajes de WhatsApp”, agrega. En el ambiente de las financieras se corrió de manera vertiginosa el rumor que Los Monos estaban extorsionando.
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