En la línea de fuego: aumentan los asesinatos de mujeres a manos de tiradores de las bandas narco
Las muertes de Virginia Ferreyra, profesora de danzas árabes, y su madre Claudia Del Debbio se integran en una lista de 58 casos este año, que representan el 22 por ciento de los homicidios en Rosario
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ROSARIO.– Ya se quebró el récord de 264 asesinatos de 2013, año en que se produjeron hechos emblemáticos en la trama narco, lo que provocó una explosión de venganzas que sigue hasta hoy. Pero en los 275 crímenes de este año –y contando…– hay un rasgo acentuado: el incremento de homicidios de mujeres. Suman 58 en lo que va de este año.
El último informe del Observatorio de Seguridad Pública señala que en 2022 el porcentaje de mujeres asesinadas alcanza el 22,7% del total. ¿A qué responde este incremento de mujeres como víctimas de una violencia cada vez más aguda?
“Con relación al género de las víctimas, el universo se compone mayoritariamente de varones. Aun así, se observa una presencia relativa de mujeres sobre el total de víctimas marcadamente superior a años anteriores; a lo largo del período 2015-2021 este indicador se mantuvo relativamente estable en torno al 10%, mientras que en lo que va del 2022 alcanza a casi la cuarta parte de las víctimas”, señala el organismo oficial.
Este fenómeno se da en Rosario, pero no en la capital de Santa Fe, donde en lo que va de 2022 fueron asesinadas dos mujeres, el 3,4% de las víctimas totales.
A la par surge otro punto distintivo. Se incrementó el número y el porcentaje de mujeres asesinadas, pero según los registros oficiales, bajó la cantidad de crímenes en contextos de violencia de género. A nivel provincial se advierte, según estos datos, que en 18 crímenes en los que la víctima del homicidio fue una mujer se detectaron, en principio, elementos de violencia de género.
“Se trata de un porcentaje comparativamente bajo (25,7%) si se tiene en cuenta que durante 2020 hubo 45 mujeres víctimas de homicidio y que en 26 de estos casos (57,8%) se detectaron elementos de violencia de género. En los casos de 2021, por su parte, de manera preliminar surge de las investigaciones que en el 51,4% de los homicidios de mujeres existieron elementos de violencia de género”, agrega el informe.
En síntesis: hay más mujeres asesinadas, pero un porcentaje menor de casos se dio en situaciones de violencia de género. El encuadramiento de femicidio queda al margen de estas características.
Los crímenes de Virginia Ferreyra, profesora de danzas árabes, y su madre Claudia Del Debbio, que fueron atacadas el 23 de julio, muestra la brutalidad que deriva del narcotráfico. Madre e hija esperaban el colectivo cuando sicarios que disparaban contra un edificio comenzaron a tirarles a ellas, que no tenían nada que ver con la trama criminal: solo esperaban el ómnibus en una plaza en la zona sur de Rosario.
Este ataque demencial contra las dos mujeres que esperaban el colectivo se inscribió, según la fiscalía de Rosario, en que los narcos buscaban irradiar terror en esa zona. Y lo consiguieron matando a dos personas indefensas que nada tenían que ver con esa trama criminal.
¿Qué llevó a que estas dos mujeres indefensas que esperaban un ómnibus fueran blanco de un ataque narco? Solo estar en la calle, el lugar donde se pretendía sembrar terror. El fiscal Patricio Saldutti lo dejó en claro en la audiencia imputativa. Se sospecha que René Ungaro, preso en el penal de Ezeiza y luego trasladado a Rawson, pagó para que Fernando Cortez, de 45 años, y su hijo Lautaro dispararan “con el fin de causar temor en la zona y herir o matar a cualquier persona ajena al conflicto para asegurar el territorio”.
En este caso, Claudia y Virginia fueron atacadas sin razón o con el único objetivo de sembrar terror. Estaban ajenas a la trama criminal que se tejía en ese momento en el barrio Municipal.
Pero hay otros casos en los que las mujeres fueron víctimas de los grupos criminales en planos diferentes, como fue el doble homicidio de Carla Cabaña y Magalí Páez. Este caso se investigó como un femicidio. Estas dos mujeres fueron asesinadas en una casa precaria de Nuevo Alberdi, a metros de donde dormían cuatro niños. Las mataron por una supuesta una deuda por drogas que tenía la pareja de Carla. Eran adictas y se sospecha que también que ejercían la prostitución en las visitas a las cárceles.
El fiscal Patricio Saldutti calificó el doble crimen como femicidio, por el contexto de vulnerabilidad de las víctimas. Este año fueron asesinadas 58 mujeres, y más de la mitad de los crímenes se produjeron en enfrentamientos entre bandas y en ataques a puntos de venta de drogas..
Comienza a verse también que las mujeres ganaron poder dentro de las organizaciones criminales y que ese ascenso en la estructura criminal las expone a una mayor violencia, como víctimas y como victimarias. Este es otro rasgo particular del crecimiento del número de mujeres en la estadística de homicidios.
Uno de los ejemplos más nítidos de este nuevo rol es la historia de una de las mujeres más bravas de la mafia rosarina, como es Tania Rostro, una joven de 26 años, como demuestra con sus acciones, no tiene miramientos a la hora de matar. En julio del año pasado fue detenida en la Zona Cero, en el norte de Rosario.
Se sospecha que Tania ordenó, en octubre de 2018, la ejecución de Emanuel Sandoval, el sicario que atentó en 2013 contra el exgobernador santafesino Antonio Bonfatti.
Rostro no solo está bajo sospecha por el crimen de Sandoval, sino también por el de Agustina Thomson, testigo de otro asesinato narco. Esta mujer está ligada a la banda de Los Monos desde hace tiempo, como una delegada en la zona norte y en Granadero Baigorria.
Los fiscales Miguel Moreno y Valeria Haurigot la investigan por el crimen de Thomson, quien fue acribillada el 10 de febrero de 2020. Esta ejecución que habría ordenado Rostro fue en represalia por otro crimen que se había registrado pocas horas antes.
Daiana Paiva, de 26 años y lugarteniente de Rostro, había sido asesinada en Olivé al 1900, en el barrio Sarmiento, cuando llegaba a su casa. En ese momento dos hombres que se trasladaban en una moto abrieron fuego. La mujer recibió cinco disparos con un arma calibre 9 milímetros, uno de ellos, en la cabeza.
Como venganza, Rostro habría ordenado –según las fuentes judiciales– matar a Agustina Thomson, una joven que tenía una larga historia en el mundo del narcotráfico, a pesar de tener solo 20 años.
Thomson fue asesinada en Massa al 400, en la zona norte de Rosario, un barrio cercano al río Paraná. Según fuentes policiales, fue atacada por dos hombres que pasaron en una moto. La policía encontró en el lugar del homicidio cinco vainas servidas de calibre 9 milímetros.
El nombre de esta joven apareció por primera vez en la escena pública el 12 de marzo de 2019 cuando fue detenida por la PSA en el bar de una estación de servicio del centro de Rosario, donde junto a otras tres personas fueron a buscar a las oficinas del correo una encomienda que ocultaba 10 kilos de cocaína. Al poco tiempo, Thomson fue excarcelada. Dos meses después, su nombre volvió a aparecer en una historia ligada a la violencia y a las drogas. Thomson escuchó, encerrada en el departamento, cómo mataban a su novio, Carlos Señuque.
Los investigadores sospechan que Señuque estaba ligado a la banda de Los Monos y que manejaba parte del negocio de la noche.
En el departamento, los policías se sorprendieron por el cuadro que colgaba de una de las paredes: era la camiseta de Ángel Correa, un jugador que declaró en la causa de Los Monos porque su carrera futbolística estuvo ligada a los Cantero.
Tras la muerte de Paiva, lugarteniente de Tania, su lugar lo habría ocupado Sharon Luna, una joven que se transformó en la jefa operativa de la banda y que fue detenida el año pasado, junto con la madre de Rostro, María Beatriz G., quien maneja varios merenderos en ese barrio de la zona norte de Rosario.
Heridos de armas de fuego
Las tensiones entre los grupos narcos que se expresa en los barrios de Rosario con disparos y asesinatos también tiene su correlato en los heridos por armas de fuego. Personas que son alcanzadas por balazos, pero que logran sobrevivir. En lo que va de este año se registraron 717 casos, una cifra similar a la del año pasado, cuando se produjeron siete lesionados más que hasta octubre de este año.
El 62% de los heridos con balas tiene menos de 30 años, según el informe oficial, lo cual deja en claro que los componentes de las bandas de narcomenudeo son, en su mayoría, personas jóvenes, muchas de ellas, menores. “En los diez meses transcurridos de 2022 hubo 27 personas heridas de armas de fuego menores de 15 años en la ciudad de Rosario”, agrega el documento del Observatorio de Seguridad Pública.
El sicario armado y en moto es el actor principal de las ejecuciones. Quienes ordenan los crímenes –la mayoría, desde la cárcel, donde están alojados los líderes de las bandas narco– pagan entre 30.000 y 100.000 pesos, como señalan decenas de investigaciones judiciales. En los mensajes de los celulares que se secuestran en las investigaciones aparece ese rasgo característico de un mercado de la muerte rústico y degradado a nivel económico.
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