En febrero fijarán la fecha del juicio por doble homicidio contra el “hombre gato” de Mendoza
Gilad Pereg, acusado de asesinar a su madre y a su tía, ambas israelíes, y de enterrar ambos cadáveres en un predio en la localidad mendocina de Guaymallén, respondió "en buenas condiciones" a su tratamiento psiquiátrico y regresará a un penal en los primeros días de febrero, por lo que a dos años del hecho la Justicia está en condiciones de poner fecha de inicio del juicio por jurados que resolverá el caso y definirá la responsabilidad de quien, durante buena parte de su encierro, actuaba como si fuera un "hombre-gato".
La fiscal de Homicidios, Claudia Ríos, que tiene a su cargo la investigación por el doble crimen de las turistas israelíes Pyrhia Saroussy, de 63 años, y Lily Pereg, de 54, afirmó que, en virtud de los resultados de los peritajes, Gilad Pereg, de 39, podrá regresar al penal de San Felipe en pocos días y se podrá fijar la fecha del comienzo del juicio con jurado popular.
"En diciembre nos mandaron un oficio del instituto El Sauce y dijeron que él ya estaba con un buen tratamiento al cual había respondido y a la brevedad estaría en condiciones de volver al penal", dijo a Télam la fiscal Ríos acerca de Pereg, quien mientras estaba en prisión maullaba cuando le hablaban y siempre se mostró agresivo hacia los investigadores y los guardias.
La funcionaria del Ministerio Público dijo que posiblemente en febrero le "darán aviso si ya está en condiciones" y que "si una vez que lo trasladen al penal ya puede entender todo lo que se le dice, se puede elevar a juicio la causa y se fijará fecha para el juicio por jurado".
El hombre llegará al debate acusado del delito de "homicidio agravado por el vínculo", con relación a Saroussy –su madre–, y "homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego" contra su tía Lily, por lo que en caso de que el jurado lo encuentre culpable, la única pena posible es la de prisión perpetua.
La hora del horror
El 26 de enero de 2019 se produjo el hallazgo de los cuerpos de las hermanas en un predio propiedad de la mayor de ellas, en el que vivía el único imputado, en Roca 6079 de Guaymallén.
El caso comenzó a investigarse el 12 de enero de ese año, cuando Pereg, un hombre de 1,90 de altura, barba tupida y andar cansino que se hacía llamar "Nicolás" Pereg o "Floda Reltih" (Adolf Hitler, al revés), denunció la desaparición de su madre y de su tía.
El hombre dijo que las había visto por última vez el 12 de enero cuando se marcharon de su predio de Guaymallén y las acompañó a tomar un ómnibus para que fueran al departamento que habían alquilado en la calle España, en la capital mendocina, adonde habían llegado un día antes.
Desde ese momento se montó una intensa búsqueda de las dos israelíes en varias localidades de la provincia. Incluso se barajó la posibilidad de que pudiesen estar en Chile, dado que el propio Pereg les había dado el "dato" de que ambas querían visitar el país trasandino.
La Justicia avanzó y descartó varias hipótesis de búsqueda y se centró en Pereg, con varios allanamientos –al menos tres– en el predio de la calle Roca, frente al cementerio municipal de Guaymallén.
En uno de esos operativos, uno de los perros especializados de la Escuela de Adiestramiento Canino de Mendoza (Escam) encontró manchas de sangre en la remera del principal sospechoso.
Este hallazgo fue clave para determinar que la sangre encontrada en la remera tenía el mismo ADN de uno de los cepillos de dientes hallado en el departamento alquilado por las hermanas israelíes en el centro mendocino.
Horas después, y con estas pruebas, Pereg fue detenido como sospechoso de la desaparición de su madre y de su tía.
Los cadáveres fueron hallados finalmente el 26 de enero en el fondo del terreno casi abandonado donde residía Pereg, cubiertos con piedras y tierra en un lugar donde se erigía una obra en construcción.
Con el hallazgo de los cuerpos, el hombre fue imputado formalmente por la fiscal de Homicidios y trasladado al penal San Felipe.
Los peritajes determinaron que la tía del acusado había recibido tres disparos y que la madre había sido asesinada a golpes aplicados en distintas zonas del cuerpo.
Quejas de la defensa
El abogado del acusado, Maximiliano Legrand, denunció en más de una ocasión el trato que recibió Pereg en la cárcel. En 2019, incluso, presentó un hábeas corpus cuando el personal penitenciario intentó bañar a Gilad –se negaba violentamente a ello– y en esa acción le quebraron una mano.
Además, por el comportamiento de Pereg (que cree que es un gato), el letrado solicitó su traslado a un hospital neuropsiquiátrico, ya que entiende que su cliente es inimputable, a pesar de que los distintos peritajes certificaron que comprendía la criminalidad de sus actos.ß
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