Empieza mañana en Barcelona el juicio por el narcojet de los Juliá
El fiscal pidió 13 años de prisión para los hermanos y para Miret, por el tráfico en avión de casi una tonelada de cocaína
Se acerca el final. El caso del narcojet , la historia del lujoso jet privado que partió de Ezeiza con casi una tonelada de cocaína, tráfico descubierto no bien la aeronave tocó tierra en el aeropuerto de El Prat, en Barcelona, entra en su etapa decisiva: mañana comienza en los tribunales catalanes el juicio contra los tres argentinos que viajaban en el avión.
Serán dos jornadas, sendas audiencias en las que, se estima, declararán los acusados y varios testigos.
Los hermanos Gustavo y Eduardo Juliá y el piloto Matías Miret están acusados de traficar 944,5 kilos de cocaína en el Bombardier Challenger 604 que llegó a Barcelona el 2 de enero de 2011. El fiscal del caso, David Benages, pidió una pena de 13 años de prisión para los tres, y una multa de 100 millones de euros, tres veces el valor de la droga.
Según el dictamen del fiscal, la pureza de la cocaína secuestrada en el avión de Gustavo Juliá era del 83% y "hubiera alcanzado en el mercado clandestino" 32.116.778 euros.
El fiscal acusó a los tres de haber cometido "un delito contra la salud pública, en su modalidad de sustancias que causan grave daño a la salud, con la circunstancia de extrema gravedad por el uso de una aeronave como medio de transporte específico".
La ley española prevé para el tráfico de estupefacientes penas de entre 9 y 12 años, pero se pueden sumar hasta seis años más si hay circunstancias agravantes, entre las cuales justamente se cuenta el uso de una aeronave. También se aplica una multa de hasta tres veces el valor de mercado de la droga decomisada.
Según adelantó a LA NACION el abogado de los hermanos Juliá, Carlos Broitman, Gustavo será el primero de los acusados en pedir declarar ante los jueces de la Audiencia Provincial Sección 8 de Barcelona.
"Vamos a presentar varios planteamientos de nulidad. Trataremos de probar la inocencia de los hermanos Juliá", afirmó Broitman, en diálogo telefónico con LA NACION desde Barcelona.
En la capital catalana, espera el juicio Amelia, la mujer de Gustavo Juliá. Los últimos días también llegó a España la familia de Miret, para acompañarlo durante el debate. Según pudo saber LA NACION, el piloto, de 39 años, está ansioso por el comienzo del debate. "Pero siempre piensa que no hay ninguna prueba en su contra", dijeron en su entorno.
Tiempo atrás el abogado de Miret, Carlos Echavarri, había dicho a LA NACION que la acusación del fiscal no los había sorprendido porque fue hecha conforme a derecho. "Pero Miret es inocente, ya que desconocía la carga oculta que llevaba el avión. Trabajaremos para que durante el juicio sea absuelto", sostuvo.
La defensa de Miret intentará probar que el piloto contratado por Gustavo Juliá para ese viaje no sólo desconocía la carga oculta, sino que tampoco pudo haberlo advertido durante el pilotaje; tratará de conseguirlo con la declaración de ingenieros aceptados como testigos.
Los tres acusados no comparten abogados ni prisión. Desde el primer día, Miret está detenido en la cárcel modelo de L’Eixample. En cambio, en abril pasado, los hermanos Juliá fueron trasladados a dos prisiones del Centro Penitenciario Brians, centros de alojamiento de máxima seguridad.
Broitman había solicitado que declare como testigo el ex vicepresidente español Alfredo Pérez Rubalcaba, que había dicho públicamente, tras la detención de los Juliá y de Miret, que sabía que se produciría un gran operativo antidrogas porque la policía nacional de España le había informado que estaba al tanto de que arribaría el jet de los argentinos al aeropuerto de El Prat cargado de droga. Pero su solicitud fue rechazada, como ocurrió con otras peticiones de la defensa de los hermanos.
El Bombardier Challenger 604 despegó del aeropuerto internacional de Ezeiza la noche del 1° de enero de 2011 y antes de aterrizar en Barcelona hizo una escala en la Isla de Sal, en Cabo Verde, África.
El piloto del lujoso jet fue Eduardo Juliá, de 52 años; Miret fue el copiloto, y Gustavo Juliá, de 50 años, el único pasajero. La droga fue descubierta por personal de la Guardia Civil española a poco del aterrizaje.
Según la acusación del fiscal, "para conocer directamente las rutas e instalaciones aeroportuarias disponibles, los hermanos Juliá [no nombra a Miret] realizaron dos viajes a España, ambos en la aeronave de alquiler N348 MC. El primero, el 9 de junio de 2010, a San Javier, Murcia, procedente de Cabo Verde, con salida el 12 de junio; el segundo, entre el 30 de junio y el 9 de julio de ese año, con el itinerario Cabo Verde-Reus, Reus-San Javier, San Javier-Torrejón y Torrejón-Málaga".
La droga secuestrada estaba oculta en dos falsos sofás-cama, que estaban enfrentados, de espaldas a las ventanillas, y en un armario colocado en el fondo del avión.
En una de sus declaraciones indagatorias, Gustavo Juliá sostuvo que alguien subió la droga al avión; habló de tres personas que hicieron modificaciones en los sofás-cama que llevaba el jet, aunque declinó de dar nombres.
Afirmó que él fue contratado para trasladar en el lujoso jet obras de arte, documentación bancaria y personas desde España hacia la Argentina, al regreso del viaje en el que fue detenido con la droga.
La verdad, para la Justicia, saldrá a la luz al cabo de este juicio.
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