Emotivo mensaje de un hijo del piloto
"Te voy a extrañar, pa, buen vuelo", así se despidió por Facebook
"Pa, no sé dónde estés, pero sé que te fuiste con lo que más querías. Te voy a recordar por los mejores momentos que pasamos. Me enseñaste a navegar, a volar y muchas cosas más aprendí con vos y ahora voy a seguir aprendiendo yo solo. Voy a hacer lo que a vos te gustaría que haga. Te voy a extrañar, pa, buen vuelo."
De esta forma Joaco, menor de edad, despidió por Facebook a su padre, Luis Gustavo Pivida, de 59 años, el piloto del avión Beechcraft King Air B90, que se precipitó anteanoche a poco de despegar en el aeropuerto de Laguna del Sauce.
Conocido en el argot aeronáutico como "el Poncho", Pivida tenía 32 años de piloto y más de 10.000 horas de vuelo. "Podía pilotear un Jumbo 474 sin problemas", dijo ayer un allegado.
Ayer, en el aeropuerto de San Fernando todos hablaban de la tragedia en voz baja. Una mujer, que no quiso identificarse, dijo haber trabajado más de 30 años con Pivida, a quien consideraba su amigo: "Era un tipazo y un piloto con toda la experiencia posible". Santiago, un empleado del aeropuerto, recordó a LA NACION que en mayo de 2014, cuando cayó otro Beechcraft en las costas de Carmelo, también en Uruguay, en el que murieron cinco personas, Pivida recordó emocionado al piloto de aquella aeronave , Leandro Larriera: "Eran muy amigos. En ese momento me dijo: «Yo me voy a morir con el tanque lleno»".
"Estamos llorando con mi mamá la muerte de mi hermano. Mi hermano era un muy buen piloto, siempre voló [Beechcraft] King. Fue el primer día de trabajo que tenía con ese avión, lo que no quiere decir que no tuviera experiencia con ese tipo de aeronave. Era un gran piloto, vivió gran parte de su vida volando", aclaró Marcelo Pivida al canal TN.
Anteayer por la mañana, desde el aeropuerto de San Fernando y minutos antes de abordar el Beechcraft King Air B90 que la llevaría hasta Punta del Este, Marta contó en su cuenta de Facebook que estaba por subir a la nave. Un rato más tarde, desde Portugal, su madre se sorprendió y comentó el posteo. "¿Vas a viajar?". La mujer, una de las 10 víctimas de la tragedia, no llegó a contestar.
Marta Vieira Pires tenía 41 años y vivía en Buenos Aires desde 2002, cuando se radicó en el país como agregada cultural de Portugal. Cuatro años más tarde, ya finalizadas sus tareas en la embajada, comenzó a trabajar de forma independiente, pero nunca se alejó de la sede diplomática, donde todavía conservaba buenas amistades.
"No lo podemos creer. Estamos todos muy dolidos", relató a este diario Marcelo, un funcionario de la embajada que compartió años de oficina con Marta. "Era excelente como profesional y como persona", recordó.
Irma, la mamá de Alfredo Dietrich, de 51 años, otra de las víctimas, se enteró de lo que había ocurrido a través de uno de sus hijos por el noticiero. "Estábamos mirando la TV y vimos que un avión se había caído en Uruguay", dijo la mujer a LA NACION. El miércoles por la noche lo había ido a despedir porque sabía que el hombre tenía que viajar por cuestiones laborales. Totalmente desconsolada, con la voz entrecortada, Irma lo recordó: "Era un hijo excelente. Vivía para nosotros, para su mujer y para el nene, de 19 años".