Embarazadas y bebés se transformaron en las nuevas víctimas de la venta de drogas en Rosario
Detectaron en hospitales santafesinos a varios menores de un año con rastros de cocaína en la sangre
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LA NACION
La microguerra urbana que hace años se desarrolla en Rosario tiene más víctimas que aquellas que aparecen en el recuento oficial de bajas en los tiroteos entre clanes narco. La tasa de homicidio rosarina se encuentra hace más de una década entre las más altas de la Argentina. Y la teatralización de la venganza que realizan los sicarios exponen la situación mucho más que las estadísticas. Pero otras amenazas mortales surgen de esa lucha por los territorios para la comercialización de cocaína. Los narcos rosarinos disputan cada puesto de venta porque el mercado local es atractivo. Y con mayor cantidad de bocas de expendio, el acceso a la droga es más fácil. Aumenta, entonces, el negocio ilegal, repercute eso en nuevos crímenes, y crece el riesgo para los consumidores. Rosario, una vez más, marca el peligro oculto: cada vez más embarazadas y madres recientes quedan envueltas en un proceso de adicción. Eso ocurre en todo Santa Fe, también, donde solo este mes fue rescatada media docena de bebés que tenían en su sangre rastro de cocaína.
“Se detectó fue un consumo problemático de sustancias, por lo que se los separó de las progenitoras para iniciar un plan de acción que busca preservar la integridad física de los bebés y la rehabilitación de las madres”, explicó Patricia Chialvo, a cargo de la secretaria de los Derechos de la Niñez, Adolescencia y Familia de Santa Fe.
“Es notable el aumento en el consumo de estupefacientes. Las madres siguen consumiendo durante el embarazo y la lactancia”, advirtió la funcionaria santafesina en declaraciones a medios provinciales.
Es un problema que se había detectado antes en otra provincia. En Mendoza fueron más de 60 los bebés que tenían rastros de cocaína en su sangre al ser internados durante 2017 en hospitales provinciales. Sospechan que esos menores quedaron en riesgo tras ser amamantados por sus madres, adictas a esa sustancia ilegal. Varios años después, ese riesgo se repite en Santa Fe, especialmente en Rosario, donde los clanes narco disputan sus territorios y expanden el negocio de la venta de drogas.
El drama del consumo problemático de drogas quedó expuesto el mes pasado, cuando 24 personas murieron y casi un centenar fueron internadas por la venta de cocaína mezclada con un fuerte opiáceo. La mayoría de las víctimas mortales vivía en asentamientos de San Martín, donde fue combinada la cocaína para “estirar” el producto y maximizar la ganancia. Los detectados bebés con rastros de cocaína en Rosario representan, ahora, otro llamado de atención sobre el real impacto del mercado ilegal de drogas en los barrios argentinos.
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