El uso de inhibidores de señales provoca 1500 robos mensuales en todo el país
Crece una modalidad del delito que acecha en estacionamientos de shoppings, estaciones de servicio y alrededores de los colegios
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Aplican la tecnología para vaciar los contenidos de los automóviles. Acechan en los estacionamientos de shoppings, estaciones de servicio y en las puertas de los colegios. En el último caso, los asaltantes se aprovechan de las demoras de los chicos para entrar en los establecimientos por las medidas de prevención impuestas para evitar contagios en tiempos de pandemia. Son los ladrones silenciosos que utilizan inhibidores de cierres de puertas a distancia para apoderarse de los objetos de valor que la gente deja en sus vehículos.
Según un relevamiento de las agencias de seguridad agrupadas en la Asociación Latinoamericana de Seguridad (ALAS), en la Argentina se denuncian 1500 robos mensuales con inhibidores de cierres de puertas a distancia.
“Cualquier equipo transmisor sirve para inhibir la señal de mando a distancia del cierre de puertas. Conociendo las dos frecuencias por las que transmiten las llaves de los automóviles al control centralizado, el delincuente ocupa el canal e inhibe la frecuencia con mayor potencia que la del llavero. Así, el control centralizado del auto no se cierra, por más que el propietario hubiera accionado el botón”, explicó Daniel Banda, de la Asociación Latinoamericana de Seguridad.
Esta modalidad de robos se observa en todo el país. Por ejemplo, entre el 14 de febrero y el lunes pasado, la Policía de la Ciudad apresó a ocho asaltantes que se dedicaban a robar los contenidos de los vehículos con los inhibidores de señal.
Con este dispositivo, que se compra por no más de US$100 y tiene la forma de un handy, los asaltantes se ubican cerca de un automovilista que estacionó su vehículo. Mientras esperan que el conductor descienda, encienden el dispositivo que emite una señal de radio. Cuando el propietario del automóvil, a medida que se aleja del rodado y acciona el cierre a distancia de las puertas y la activación de la alarma, no advertirá que, en realidad, el vehículo quedó abierto, porque los ladrones con ese dispositivo de transmisión crearon una barrera invisible que bloqueó la señal enviada a su vehículo con el botón que porta como llavero.
Luego, los asaltantes esperan unos minutos, para asegurarse de que el dueño del automóvil se encuentre suficientemente lejos y se dirigen al vehículo. Saben que no necesitan forzar una puerta, ni romper un vidrio, el rodado quedó abierto porque ellos bloquearon la señal emitida por el comando de cierre de puertas a distancia.
Entonces, se apoderan de todos los objetos de valor que encuentran en el vehículo: tablets, notebooks, ropa y dinero en efectivo. Cualquier elemento que el dueño del automóvil hubiera dejado constituye un botín preciado para los ladrones.
Después de recolectar todos los objetos de valor, los asaltantes se retiran y comienzan a buscar a otro automovilista descuidado.
El área de operaciones de los ladrones que aplican esta modalidad delictiva era, habitualmente, el estacionamiento de centros comerciales o estaciones de servicio, donde encontraban muchos automóviles. Pero en los últimos meses ampliaron su radio de acción a las zonas de bancos para robar el dinero que la gente dejó en los automóviles después de retirarlo de alguna sucursal. Y, recientemente, los asaltantes con inhibidores advirtieron que los padres de los alumnos descuidaban los vehículos cuando dejaban o pasaban a buscar a sus hijos por los colegios.
A partir de la aplicación de burbujas sanitarias para evitar los eventuales contagios del virus Covid -19, el ingreso y la salida de los alumnos se hizo menos dinámico y, entre el movimiento de ayudar a los chicos a descender del rodado y cargar la mochila escolar, los padres se olvidan muchas veces de verificar si el automóvil quedó cerrado. Esta circunstancia comenzó a ser aprovechada por los asaltantes con inhibidores.
A partir de las denuncias por robos de los contenidos de los automóviles sin que se violentaran las puertas o ventanas, las autoridades de la Policía de la Ciudad dispusieron una serie de operativos en las zonas de los colegios y calles comerciales de diversos barrios porteños.
Durante uno de esos operativos, el 14 de febrero pasado, en la esquina de Lidoro Quinteros y Figueroa Alcorta, frente al Club River Plate, los policías detuvieron a los asaltantes que habían robado $30.000, una chequera y una computadora portátil de un Volkswagen Bora blanco, cuyo propietario había ingresado en la mencionada entidad deportiva.
Cuando los policías revisaron a los sospechosos, secuestraron un inhibidor de señal.
En Boedo, el lunes pasado, un grupo de efectivos de la Policía de la Ciudad detuvo a cuatro delincuentes, de entre 30 y 42 años, que circulaban en una camioneta Ford Ecosport.
Según fuentes policiales, los asaltantes, dos de ellos de nacionalidad peruana, se alternaban para descender de la camioneta y abrir las puertas de los vehículos luego de que uno de los malvivientes había impedido que se cerrarán con el inhibidor de señal.
Los asaltantes fueron apresados cuando vaciaron el contenido de un Peugeot 508 que estaba estacionado en Juan de Garay y Boedo.
No pasó inadvertido para los investigadores policiales el hecho de que los ocho detenidos por robar con inhibidores de señal tuvieran importantes prontuarios. Fue el caso de una acusada, de nacionalidad peruana, que desde 2018 hasta la actualidad fue detenida en ocho oportunidades y en todas esas ocasiones fue liberada por la Justicia.
La imputada, de 31 años, detenida en Boedo, formaba parte de una banda que también integraban un argentino que fue detenido en tres oportunidades en dos años y una pareja de nacionalidad peruana.
Mientras que la banda detenida el 22 de marzo pasado, en Rivadavia al 5400, en Caballito, estaba compuesta por tres colombianos.
Fuentes policiales indicaron que los detenidos en esos tres hechos continuaban presos.
“La mejor forma de evitar que roben el contenido de un automóvil con este dispositivo consiste en que cada uno adopte como conducta, cada vez que acciona el botón del llavero, verificar que las puertas quedaron trabadas. Es una forma de convalidar que las puertas quedaron cerradas, porque de esa manera los delincuentes no pueden abrirlas con esta clase de inhibidores. Por eso es importante no confiarse”, concluyó Banda, el especialista que monitorea las denuncias de estas características que llegan a la Asociación Latinoamericana de Seguridad.
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