El que rompe paga. Dictaron un embargo millonario contra un narco que amenazó y provocó destrozos en el penal de Ezeiza
Se trata de Francisco Riquelme, un criminal rosarino que se brotó luego de que le rechazaran una visita; luego, ordenó balear una comisaría y escuelas donde dejaron mensajes contra el gobernador Maximiliano Pullaro
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ROSARIO.-En una medida inédita, la Justicia dictó un embargo de 50.000.000 pesos contra el narco rosarino Francisco Riquelme, procesado por amenazar en diciembre pasado a directivos del Servicio Penitenciario Federal (SPF) en el penal de Ezeiza, donde el recluso rompió un microondas y sillas luego de que rechazaran por una sanción administrativa el ingreso de una visita a la cárcel.
Riquelme, un exladero del líder narco Esteban Alvarado, protagonizó en los últimos dos años batallas sangrientas en los barrios Empalme Graneros y Ludueña, del oeste de Rosario, con engranajes de la banda de Los Monos, con quienes se disputaba el control territorial para la venta de drogas. En esa región de la ciudad subieron de manera vertiginosa los homicidios ligados a estos enfrentamientos dentro del negocio al menudeo de cocaína, que llevó a que Rosario terminara los dos últimos años con 288 asesinatos en 2022 y 259 el año pasado.
El 22 de diciembre pasado, Riquelme debía recibir la visita de Cielo L., pero las autoridades del penal rechazaron el ingreso de la mujer, por una serie de sanciones que había recibido el narco rosarino. Según la causa que investigaron los fiscales Sergio Mola y Patricia Cisnero, funcionaria de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), Riquelme comenzó a amenazar a las autoridades de la cárcel, luego de que le informaran la decisión.
El detenido comenzó a gritar y romper todo lo que encontraba a mano en el Salón de Usos Múltiples (SUM) de Ezeiza. Estaba enfurecido. “Prendan la tele hoy a la noche, porque van a ver lo que voy a hacer. Los voy a cagar a tiros a todos ustedes. Acá afuera los voy a matar, voy a cagar a tiros una comisaría en Rosario hoy”, dijo en medio del desenfreno y mencionó los apellidos de dos Alcaides del penal. “Se van a querer matar, ya van a ver lo que voy a hacer”, agregó.
Riquelme parecía estar fuera de sí. Comenzó a romper todo lo que encontraba a mano en el pabellón “D” de la Unidad Residencial VI de Ezeiza. Destrozó un microondas, dos sillas de plástico y una cámara de vigilancia. Arrojó las sillas, palos de escoba y lo que encontró a mano contra el sector de la celaduría, mientras continuaba profiriendo agresiones y amenazas.
“Yo tengo toda mi familia en cana. Tengo a mi mujer presa, mi hermano, mira qué familia tenemos todos…ustedes se cagan de la risa cuando a la visita la verduguean…no pasa nada… ni Mameluco los va a salvar, sabes cómo les voy a pegar una zarpada bien piola”, gritó.
Siete días después apareció otra amenaza contra las autoridades de la cárcel. Riquelme ordenó que colgaran un trozo de tela de color blanco con dimensiones similares al de una sábana, que estaba instalado en el alambrado externo del penal. El “trapo” contenía una leyenda escrita con aerosol de color negro que mencionaba los nombres de los Alcaides: “Dejen de verdugear a los presos del módulo 6 Atte: Los Narcos”.
El juez federal de Lomas de Zamora Ernesto Kreplak procesó a Riquelme por el delito de “coacción agravada por haberse realizado con el propósito de obtención de alguna medida o concesión por parte de cualquier miembro de los poderes públicos” y también por “daño agravado por tratarse de bienes de uso público”.
El magistrado había dictado antes medidas restrictivas para el detenido, que en Rosario fue imputado por el fiscal Franco Carbone de amenazar al gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro.
Riquelme fue acusado de balear la comisaría 19a. de Rosario y de intentar atentar contra una escuela, donde dos “soldaditos” iban a tirar un mensaje con una amenaza contra el gobernador. Los dos atacantes fueron detenidos por la Policía de Acción Táctica cuando se dirigían a la escuela Paulo VI.
En sus mochilas fueron hallados guantes de látex, una pistola y el mensaje intimidatorio. Se sospecha que fueron los mismos que atentaron el 12 de diciembre contra una sucursal del banco Macro y la guardia del hospital de Emergencias. Allí también se habían dejado amenazas contra Pullaro, que ese día dispuso un reagrupamiento de los presos de alto perfil en las cárceles de Santa Fe, algo que generó represalias permanentes de los detenidos en la calle.
En medio de esa dinámica atravesada por la violencia como respuesta, este viernes fueron baleadas una escuela y un jardín de infantes, donde se secuestraron notas amenazantes que dejaron los atacantes.
La escuela primaria “Jesús obrero” ubicada en Pasco al 7200, en barrio Belgrano, fue blanco de un ataque a tiros en la madrugada por soldaditos que estaban a pie. Los sospechosos dejaron una nota intimidatoria donde se menciona a dos presuntos narcos del barrio 7 de Septiembre como supuestos responsables de las amenazas a la Tropa de Operaciones Especiales y al gobernador Pullaro. Horas después, balearon el jardín de infantes “Arco iris”, situado en Monte Flores y Nicaragua, a once cuadras del otro caso, donde también arrojaron un papel con un texto mafioso.
En la escena del primer hecho, personal de la brigada Motorizada de la Unidad Regional II halló tres vainas servidas y constató tres impactos de bala en la puerta de ingreso. “Hay un caño roto por uno de los impactos. No hubo mayores daños materiales, más allá de la puerta. No hubo desgracias personales. Pedimos a las autoridades que hagan lo que se puede y debe hacer para superar esta situación”, sostuvo una directiva de la escuela.
Mariano Sironi, subsecretario de Gestión Territorial educativa de Santa Fe, opinó: que las bandas criminales “no nos van a amedrentar. Las escuelas van a seguir abiertas y vamos a hacer todo lo necesario para acompañar a las autoridades”. “Queremos dar un mensaje diciendo que las escuelas no son el ámbito para dejar mensajes de esta naturaleza. Queremos transmitir tranquilidad, siempre vamos a estar presentes”, apuntó.
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