El pizzero del local de Boedo contó detalles del robo que sufrieron en menos de 60 segundos
El empleado de Jaimitos reveló cómo fue el momento en que cuatro hombres ingresaron armados y de manera violenta se llevaron la caja, y celulares y billeteras de los clientes
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El robo de la pizzería Jaimitos, en el barrio porteño de Boedo, el miércoles por la noche, causó conmoción. Es que las imágenes de las cámaras de seguridad mostraron el momento en que los cuatro ladrones ingresaron armados y separados en grupos de dos, amedrentaron a los clientes, a algunos los golpearon y se fueron. Todo en menos de 60 segundos. Este viernes, en tanto, habló el pizzero del local, Hugo, quien dio más precisiones sobre el instante de terror que pasaron.
“Estábamos trabajando. Había un cumpleaños para 20 personas y gente comiendo”, reveló en Radio Mitre el comerciante sobre lo que pasaba dentro del lugar ubicado en la calle México al 3402, entre Virrey Liniers y Maza, cuando llegaron los delincuentes armados e irrumpieron en el lugar a cara descubierta, pero con capuchas y gorras.
“Ahí empezaron a apurar a la gente, que el celular, que plata... Golpearon a los clientes, a tres. Al cumpleañero uno le rompió la cabeza, porque no sé si no quería entregar la billetera o el celular”, explicó Hugo.
Las escenas se pueden ver en los registros de la videovigilancia, mientras que también quedaron grabados comensales que agacharon la cabeza, otros que permanecieron quietos en sus asientos o que se escondieron debajo de las mesas, y los demás que lograron escapar por una tercera puerta que estaba muy cerca de donde cenaban.
“Estaban como locos [los ladrones]. Lo que querían era plata y celulares, nada más”, aseguró el empleado.
Segundos antes de irse, además de los golpes que les dieron a los clientes, los hombres armados robaron la caja registradora y huyeron con lo recaudado.
Cerca de las 22, efectivos de la Comisaría Vecinal 5B de la Policía de la Ciudad recibieron una denuncia que alertaba por la presencia de cuatro delincuentes que habían asaltado a los comensales de la pizzería.
El testimonio de un cliente
Christian Banett, director periodístico de la revista Pronto, estaba en el local. “Fue un momento horrible que pasamos con unos amigos. Éramos un grupo de más o menos ocho o nueve padres que jugamos un torneo de fútbol en un colegio que está a cuatro cuadras. Terminamos de jugar y nos fuimos a comer ahí, vamos siempre. Ni habíamos empezado pero habíamos pedido las bebidas y las teníamos sobre la mesa cuando de pronto entraron los delincuentes”, relató a LA NACION.
Dijo también que todos los hombres que ingresaron estaban armados y que llegaron a los gritos. “De alguna manera decían: ‘Dale, dale, dennos los celulares, la plata’. En un momento sentí cómo atrás mío algunos se habían tirado abajo de las mesas. Después me quedé mirando de frente porque tenía a un metro y medio a uno de estos pibes, que estaban armados. Me concentré en mirar que no disparara, que no pegara o que hiciera algo”, dijo el hombre, que también contó que entregó su celular y su billetera.
“Cuando ya se habían ido y me levanté para irme vi que había algunas personas con sangre en la frente, habían recibido culatazos”, marcó y detalló que la Policía llegó tres minutos después, cuando los delincuentes habían escapado del lugar. “Por suerte no llegaron antes porque, salvo que los hubieran esperado afuera, si ahí se producía un tiroteo, hubiera sido una masacre. Había mucha gente y es un lugar bastante chico”, analizó.
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