El padre de Navarro Cádiz había pintado en su casa siluetas para tiro al blanco
El juez Mariano Iturralde analiza los indicios recolectados por los investigadores policiales; el joven extraditado desde Uruguay se negó a declarar
Los investigadores del doble crimen del diputado Héctor Olivares y su asesor Miguel Yadón encontraron en uno de los domicilios del presunto tirador, Juan José Navarro Cádiz, siluetas de figuras humanas con impactos de proyectiles. También establecieron que las víctimas pasaron por primera vez nueve minutos antes del ataque delante del auto desde el que después surgieron los disparos, según revelaron fuentes vinculadas a la pesquisa.
Navarro Cádiz, de 25 años, fue trasladado ayer a nuestro país tras ser extraditado desde Uruguay. Casi de inmediato fue llevado a los tribunales, donde se negó a declarar ante el juez Mariano Iturralde y la fiscal Estela Andrades. De todas maneras, fuentes judiciales y el abogado del imputado informaron a Télam que Navarro Cádiz manifestó su deseo de prestarse a la indagatoria, pero anticipó que lo haría en los próximos días porque estaba "muy cansado" por el viaje.
Los investigadores, en tanto, continúan con la encadenamiento de indicios que comprometen la situación de los imputados por el doble homicidio en la Plaza del Congreso. Los siete detenidos por ese conmocionante caso están unidos por lazos de sangre. Al menos uno de los sospechosos, Juan Jesús Fernández, acusó en su indagatoria a Navarro Cádiz como autor de los disparos, aunque agregó que no se trató de una ataque preparado, sino de una situación anormal generada por el consumo de alcohol. Mientras que los detectives buscan pruebas que vinculen a las víctimas con los atacantes, la posición de la defensa sustenta la teoría de un tirador loco.
En las explicaciones dadas a la Justicia -las personas indagadas no están obligadas a decir la verdad- se expuso como presunto detonante de la reacción de Navarro Cádiz a una supuesta pelea con su pareja, una situación que habría llevado al sospechoso a abusar del consumo de alcohol en los momentos previos al doble crimen. Sin embargo, los investigadores policiales determinaron que diez horas antes de los disparos, Navarro Cádiz preparó un viaje de la mujer e incluso llevó su valija sin que se notasen problemas de pareja en el video de una cámara de seguridad.
Si bien el dato se conoció ayer, el hallazgo de las siluetas se produjo en una serie de allanamientos realizados la semana pasada por la División Homicidios de la Policía Federal Argentina (PFA) en algunas viviendas vinculadas a los acusados. Así como en la casa de Navarro Cádiz, situada en Montevideo 76, Montserrat, fue hallada la pistola Bersa Thunder 40 que las pericias corroboraron que fue el arma homicida, los detectives encontraron esas figuras con impactos en una pared de Virrey Cevallos 215, donde vive el padre del joven extraditado, el imputado Miguel Navarro Fernández, de 50 años.
"Son figuras humanas dibujadas con crayón o marcador sobre una pared y que en su interior tienen impactos redondeados, como si hubieran estado practicando tiro al blanco", dijo a Télam una fuente judicial que precisó que los disparos habrían sido realizados con algún tipo de arma de aire comprimido. El dato llamó la atención del juez y la fiscal, quienes lo incorporaron a la imputación que se le leyó a Navarro Cádiz como un elemento que puede pesar a la hora de intentar probar si hubo premeditación en el ataque del 9 de mayo último.
De allí también surge un dato desconocido hasta ahora: nueve minutos antes del ataque los asesinos pudieron detectar y seguir los movimientos de las víctimas mientras caminaban por la Plaza del Congreso, pues pasaron a las 6.41 frente a su posición y los disparos se produjeron a las 6.50. Al abordar la figura de la alevosía -que convierte este hecho en un doble homicidio agravado con pena de prisión perpetua-, el juez afirmó que "los atacantes se valieron del estado de indefensión de las víctimas", quienes se hallaban en "un espacio público con sus mecanismos de defensa bajos".
Al referirse a los autores del doble crimen, el magistrado señaló que "los agresores, permaneciendo a resguardo, ocultos en un vehículo Volkswagen Vento color gris dominio LYS656, aguardaron con total cautela ocultando su presencia y el arma de fuego con la que luego se perpetraría sorpresivamente la agresión". Sobre esa pistola Bersa Thunder calibre 40 usada en el hecho y secuestrada en la casa de Navarro Cádiz, Iturralde recalca que "además se encontraba acondicionada con un dispositivo de mira láser que aseguraría el éxito del ataque".
Tras conocer el hecho del que se lo acusa, Navarro Cádiz se negó a declarar.
Buscan definir la ubicación del tirador
- Entre los elementos que recolectaron los investigadores del doble crimen en la Plaza del Congreso aparecen algunas situaciones que podrían comprometer la posición defensiva de los imputados. Uno de los elementos más contundentes en la hipótesis oficial sobre una venganza tiene que ver con la presencia de una tercera persona en el Volkswagen Vento utilizado para cometer el mortal ataque. En las declaraciones de los imputados no habría figurado la presencia de un acompañante a Juan Jesús Fernández, dueño del vehículo y la robusta figura que es observada bajar del auto en primer lugar, y Juan José Navarro Cádiz, el acusado como tirador. Fuentes vinculadas con la causa señalan que ese tercer ocupante del vehículo sería Miguel Navarro Fernández, padre del supuesto autor material.
- Los peritos policiales realizarán un intenso barrido electrónico en la cabina del vehículo -en la imputación figura ese auto como una herramienta necesaria, por sus vidrios polarizados, para llevar adelante un doble homicidio con alevosía- para determinar las zonas con mayor concentración de rastros de pólvora y definir así la posición del tirador. Para los investigadores policiales, Navarro Cádiz habría estado sentado detrás del conductor y no a su lado como habría relatado Fernández. Las cámaras captaron también que tres personas estaban en ese vehículo un día antes, estacionados casi en el mismo lugar, entre las 5 y las 7, horario en que Héctor Olivares y Miguel Yadón acostumbraban a caminar por esa plaza.
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