El misterio de la marihuana: el sello del gorila se repite en los cargamentos más importantes, pese a la muerte de King Kong
En un año, tres llamados anónimos derivaron en el secuestro de 13 toneladas de cannabis que llevaba el logo de un gran simio
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En un año aparecieron tres llamados anónimos con datos sobre cargamentos de drogas. El primer mensaje, en septiembre de 2021, lo recibió la Policía de la Ciudad; el segundo aviso, en febrero pasado, la policía bonaerense, y la tercera confidencia fue escuchada en los últimos días por la Prefectura. Esas advertencias derivaron en el decomiso -en total- de 13 toneladas de marihuana. Los embarques con cannabis tenían logos de gorilas, rojo y negro. Ese sello señala que la misma organización criminal perdió en doce meses mercadería valuada en US$5.000.000.
El narco al que se señalaba como jefe de la banda que mueve la mayor cantidad de marihuana en la Argentina era conocido como King Kong, por su intimidante “carrocería” física. Se pensaba por eso que era suya la droga marcada con el gorila. Pero a Oscar Román Cardozo lo acribillaron en Paraguay en julio pasado. Entonces, queda el misterio: ¿de quién es la marihuana cuyo logo se encuentra en las villas porteñas y en asentamientos del conurbano?
El operativo realizado en los últimos días por la Prefectura no solo permitió la interceptación en la localidad misionera de Apóstoles de un camión que transportaba algo más de cinco toneladas de marihuana, sino que llevó la línea de investigación a Moreno, donde se acopiaría la droga para su distribución mayorista a diferentes bandas de la región metropolitana y, también, impuso presión sobre la red minorista instalada en la villa Zavaleta. Sin embargo, la causa que lleva adelante el juez federal de Morón Jorge Rodríguez merodea solo en un sector de esa red narco, ya que el expediente y la Prefectura avanzan sobre los eslabones descubiertos en este específico caso.
Otros nombres aparecen en las otras dos causas que fueron iniciadas por llamados anónimos. Y trabajan diferentes juzgados y fuerzas de seguridad, por lo que unir los indicios parciales para llegar al dueño del logo del gorila será poco factible. King Kong Cardozo no aparecía en esos casos, pero sus antecedentes y su alias lo posicionaban como el supuesto jefe. Los tiros en su cuerpo y la continuidad de los envíos de marihuana con ese particular sello permiten, al menos, poder en duda esa creencia que se transmitía por las fuerzas de seguridad.
Resulta por lo menos llamativo que la misma banda fuese delatada tres veces en un año para perder cargamentos importantes, no un movimiento menor de drogas. Y esas infidencias llegaron a tres fuerzas de seguridad que no tienen contacto entre sí ni comparten informaciones, esos datos que posiblemente hubiesen sido descartados en un expediente, pero que puede servir para cerrar una pista en otro caso. El real alcance de esa banda transnacional queda entonces difuso.
En septiembre del año pasado el mensaje le había llegado a la Policía de la Ciudad. Al igual que en el caso que trata ahora la Prefectura, la línea minorista estaba establecida en la villa Zavaleta. En esa investigación se decidió enviar una comisión de policías porteños, bajo órdenes del juez federal de Campana, Adrián González Charvay, de a seguir al vehículo marcado que bajaba por la ruta 14. Al pasar por Gualeguaychú, el camionero fue advertido -quizá por autos que a modo de custodia circulaban antes y detrás del cargamento de drogas-, se detuvo y buscó escaparse a pie. Fue detenido allí y los agentes porteños decomisaron más de dos toneladas de cannabis.
Cinco meses después el aviso llegó a la dependencia de lucha contra el narcotráfico que la policía bonaerense tiene en el distrito de Ezeiza. El dato hizo referencia al supuesto acopio de drogas en una casa situada en Monte Grande, en Esteban Echeverría. Allí se encontraron 200 kilos de marihuana, pero también la pista adicional que llevó a la investigación supervisada por el juez federal Federico Villena hasta un maizal de San Andrés de Giles, donde aparecieron otros 4500 kilos de cannabis. En los dos casos los paquetes con droga tenían impreso el sello del gorila. O de King Kong, que en la mirada policial era la droga de Cardozo, un narco con espesa historia criminal aquí y en Paraguay.
La fuga de 2006
A King Kong Cardozo lo tenía presente la Justicia. No todos los presos se escapan como él por la puerta principal de una alcaldía. Eso hizo en 2006, cuando estaba acusado de regentear una red de avionetas narco. Diez años después su nombre reapareció cuando la Policía de Seguridad Aeroportuaria decomisó -llamado anónimo mediante- cuatro toneladas de marihuana que estaban acopiadas en La Matanza. Esa fuerza de seguridad -la cuarta mencionada en la búsqueda de la misma banda- y el juez federal Ariel Lijo -el cuarto magistrado nombrado entre los que llevan expedientes de drogas con el sello del gorila- atraparon a King Kong Cardozo en febrero de 2017, en la localidad de Catriel, en Río Negro. Recibió una condena de nueve años de prisión. Y Paraguay pidió su extradición. Se lo acusaba de, al menos, tres homicidios.
El 25 de junio pasado aterrizó en Asunción. Enseguida se le otorgó la prisión domiciliaria. Había dejado de cumplir la pena en la Argentina a pedido de la justicia paraguaya, bajo el argumento que le esperaba una pena mayor por los delitos en ese país. El 4 de julio, King Kong Cardozo fue acribillado, supuestamente por un sicario del Primer Comando Capital (PCC). Sin embargo, el logo del gorila se sigue moviendo.
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