El Jardín del horror: un cura, un portero y una preceptora en el banquillo de los acusados por una serie de abusos a niños

En el jardín de infantes Belén, en la ciudad de San Pedro, en 2017, se vivió un horror. Un sacerdote, un portero y una preceptora están acusados de haber abusado sexualmente de al menos cinco niños de entre 3 y 4 años y hoy comenzaron a ser juzgados por un tribunal.

Los sospechosos están acusados de “abuso sexual simple agravado por la calidad de sus autores”, por tener a su cargo la guarda de los menores que fueron víctimas de los graves delitos y, en el caso del sacerdote, por ser un ministro de culto.

El juicio comenzó está mañana y está a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 2 de San Nicolás, presidido por la jueza María Elena Baquedano, y los tres acusados son el sacerdote Tulio Matiussi, de 48 años; el exportero Anselmo Ojeda, de 60, –único de los imputados que llegó al debate detenido con prisión domiciliaria– y la preceptora María Luján Rubíes, de 53.

“Estamos convencidos de que los tres imputados son culpables, porque nuestros hijos no mienten y porque en la causa sobran pruebas que los incriminan”, aseguraron en un comunicado los padres de las víctimas.

Además, sostuvieron que el caso “tocó los intereses del Obispado de San Nicolás, especialmente del obispo Hugo Santiago, y el rector del Santuario. Hugo Prieto”, a quienes calificaron como “protectores de Matiussi” por haber “solicitado su libertad” y alojarlo en una sede de la diócesis para que cumpla su libertad condicional. “Se hicieron cargo de los honorarios de su defensa”, afirmaron en el comunicado.

Durante el debate, que tendrá audiencias entre hoy y el viernes próximo, unos 60 testigos declararán ante el tribunal. La investigación concluyó en junio pasado, cuando el titular de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio (UFIyJ) de Baradero, Hernán Granda, pidió la elevación a juicio por considerar acreditado que “durante el curso lectivo 2017″ los imputados sometieron a abusos a los niños en horario de clases, delito que cometían tanto de manera “colectiva” como “individual”, con o sin la presencia de otros chicos como testigos.

“Producto de estas prácticas por parte de los imputados se verificaron signos de abuso sexual infantil en todos los menores”, afirmó el fiscal.

Tras haber permanecido cinco meses detenido, el sacerdote esperó el juicio en libertad desde mayo de 2019.

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