El homicidio dentro de una comisaría que conmovió al Papa Francisco
Antes que el tribunal dictara la sentencia en el juicio oral por el crimen de Emilio Blanco, el Papa Francisco, conmovido por el homicidio del adolescente, le mandó una carta de puño y letra a los padre del joven, de 16 años, asesinado el 28 de septiembre de 1997, en Chascomús.
"Me conmueve vuestra fortaleza; solo el amor por un hijo es capaz de sostenerla", expresó el Sumo Pontífice en la misiva que recibió Elías, el padre del joven, en agosto de 2014. Tanto Elías como su esposa, Mónica, lucharon durante 17 años hasta que lograron que la Justicia condenase al responsable del homicidio de su hijo. Un mes después de la carta papal, la Cámara Penal de Dolores, integrada por los jueces Luis Nitti, Diego Olivera Zapiola y Juan Pablo Curi, sentenció a prisión perpetua al sargento de la policía bonaerense Fermín Basualdo por el asesinato de Emilio que, en el momento del homicidio, cursaba el cuarto año del secundario en el colegio Corazón de María, de Chascomús.
Hasta llegar a la condena contra el policía, que se desempeñaba como jefe de calle de la comisaría de Chascomús, hubo marchas de silencio encabezadas por Elías y Mónica. En las primeras manifestaciones participaron más de 10.000 personas.
Sin embargo, la versión de que Emilio había sido golpeado por el tren de la 1.15 a Mar del Plata que había instalado un grupo de policías de Chascomús, comenzó a derrumbarse cuando el fiscal Diego Escoda se hizo cargo del expediente.
Para instalar la hipótesis del accidente, los policías llevaron el cuerpo de Emilio desde el lugar del crimen hasta el costado de las vías del ex Ferrocarril Roca, entre Hipólito Yrigoyen y Machado. Allí lo encontró un vecino, el 28 de septiembre de 1997, minutos después de las 8.
Torturado por un policía
Once años después, el representante del Ministerio Público pidió las capturas de seis efectivos, que en 1997 se desempeñaban en la seccional local, al considerarlos supuestos responsables, con distintos grados de participación, de imposición de torturas seguida de muerte contra el adolescente.
Entre los imputados figuraba el mencionado Basualdo y el jefe de la seccional, comisario Tomás Freites. Basualdo fue condenado a prisión perpetua por el homicidio agravado del adolescente. El próximo año se realizará el segundo juicio oral por el caso que conmocionó a Chascomús. En el nuevo debate estará como acusado el comisario Freites, a quien le imputaron no haber hecho nada para evitar las torturas a las que fue sometido Emilio en la seccional.
"Se encuentra acreditado que Emilio Blanco fue torturado antes de su muerte, que el homicidio debió producirse entre las 2 y las 3, en un lugar que no fue el del hallazgo del cadáver. La comisaría de Chascomús operaba como una agencia del Estado que practicaba sistemáticamente el delito", expresó el fiscal en el dictamen en el que solicitó las capturas de los seis policías.
Antes de ir a bailar, la noche del 27 de septiembre de 1997, Emilio cenó con su padres. Comió milanesas con ensaladas de arroz y zanahorias. A las 0.10 salió de su casa. Ocho horas después, su cuerpo fue hallado a un costado de la vía, a pocos metros de la barrera de Hipólito Yrigoyen.
"El médico policial Arcadio Motschakow fue el primero en revisarlo; lo levantó y en su informe describió que el cadáver tenía dos heridas en la cabeza", manifestó a este cronista, en noviembre de 1997, Elías Blanco, el padre del muchacho.
Para sorpresa de los padres de la víctima, el juez Héctor Mussumano, el primer magistrado del caso, le inició un sumario al médico Motschakow por ese informe. "Los peritajes hicieron presumir que el joven murió atropellado por el tren", señalaron a este cronista, por entonces, desde el juzgado. El tiempo y las pruebas demostraron que el magistrado seguía una pista equivocada y que el médico Motschakow tenía razón.
"No había signos de pelea ni de arrastre, ni de pasto aplastado. Tenía los pies cruzados, con las manos sobre el pecho; las zapatillas estaban limpias, como si hubiera salido de casa. Lo levantaron y lo tiraron", replicó el padre de Emilio.
El primer informe de la autopsia determinó que, en el estómago de la víctima, había restos de lo que había comido Emilio. Este elemento avaló la presunción de que fue asesinado durante a madrugada.
Un arresto al azar
En principio, la policía dijo que el chico, había sido golpeado por la formación del tren que partió desde Chascomús, a la 1.15, hacía Mar del Plata. Según la familia de la víctima, la noche del homicidio, casi a la misma hora que el muchacho salió de su casa, un grupo de ladrones robó una moto cerca del lugar por donde caminaba el adolescente. De acuerdo con la hipótesis de la familia de la víctima, Basualdo, que salió a buscar al ladrón, se cruzó con Emilio y, como no tenía documentos, lo llevó detenido a la comisaría.
La investigación judicial determinó que el policía torturó a Emilio para que confesara su participación en el robo. El adolescente, que no tenía ninguna responsabilidad en el hecho, no soportó el castigo y murió.
"Al chico lo mataron en otro lugar y después lo pusieron en la vía. La muerte no fue producto de un accidente con el tren. Es muy improbable que haya sido chocado por el tren por la distancia en que quedó el cuerpo. Si el deceso se hubiera producido en el mismo lugar, la cantidad de sangre debiera haber sido mayor", concluyó el forense Motschakow.
Al describir el hecho, el fiscal sostuvo que Blanco murió a las 3. Además, expresó que existió un plan previamente acordado, que incluyó la división de tareas entre los acusados. "Fue un homicidio cometido por funcionarios policiales corrompidos que formaban parte de una estructura organizativa productora y reproductora de hechos ilegales en el interior de la fuerza de seguridad", sostuvo el fiscal.
Nicolás Alonso Macrinos, otro médico, declaró en la causa que "las lesiones en la frente y en la nuca estaban dirigidas a producir la muerte de la víctima".
Al fundar los pedidos de capturas, el fiscal se refirió a una maniobra conocida el ámbito policial como "parar los libros", que consiste en demorar la confección de los registros de guardia de la comisaría. En el caso de la seccional de Chascomús no se dejaron constancias de movimientos desde la 1.50 del 28 de setiembre de 1997 hasta las 4 de ese mismo día. Así, el ingreso de Emilio en la comisaría nunca quedó registrado. A los policías la mentira les duró 17 años.
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