El homicidio del taxista en Ensenada. “Escuché el ruido de cómo pegaba la cabeza contra el piso”
Un testigo que presenció el asesinato de Jorge Gómez describió la golpiza que le propinó el agresor a la víctima; dijo que el condenado le pegaba mazazos repetidamente con la mano, hasta que una vecina gritó y dejó de pegar
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Cuando lo mataron, Jorge Alberto Gómez tenía 52 años y manejaba un taxi marca Chevrolet Corsa modelo 2012. Trabajaba 12 horas por día en una agencia situada en 125 y 50, en Ensenada. El 10 de julio de 2019 se dirigía a la central para realizar el primer viaje de la mañana. Allí lo esperaba un pasajero. Nunca llegó. A una cuadra de la agencia, en 126 y 50, fue interceptado por el conductor de una camioneta Volkswagen Amarok blanca que lo increpaba por una supuesta mala maniobra cuando circulaban por la calle 50.
Al cruzar la esquina, el semáforo todavía estaba en rojo. Según un testigo, el conductor de la camioneta no tenía habilitado el paso, por eso había logrado adelantarse al taxi. Jorge cruzó con su Chevrolet Corsa cuando el semáforo se puso en verde. No pudo avanzar mucho porque la Amarok le impedía el paso.
En ese momento, el conductor de la camioneta descendió del vehículo y, entre gritos e insultos, le exigió a Jorge que saliera del taxi.
“La persona que descendió de la Amarok blanca agredió a Jorge. Mi amigo se cayó y el conductor de la camioneta le empezó a pegar mazazos en la cabeza mientras estaba en el piso. Lo golpeaba con la mano, repetidamente. Hasta llegué a escuchar el ruido de la cabeza cuando se sacudía y golpeaba contra el piso. Tanto me afectó que quedé en shock”, expresó el testigo Héctor Centurión.
Para los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 1 de La Plata, Esteban González Zablocki fue responsable del homicidio agravado del taxista Gómez.
Los magistrados Ramiro Fernández Lorenzo, Cecilia Sanucci y Hernán Decastelli concluyeron que el agresor actuó sobre seguro, debido a que, según los relatos de los testigos y las grabaciones de las cámaras de seguridad, propinó una andanada de golpes cuando la víctima estaba en el piso, sin posibilidad de defenderse. A mediados de esta semana, los magistrados dictaron el veredicto condenatorio contra González Zablocki y le aplicaron la pena de prisión perpetua.
González Zablocki dejó de pegarle a Gómez cuando una vecina le gritó desde su casa. “Aproximadamente a las 6.15, observé que una persona descendió de una camioneta y le hizo señas a un taxi para que se detuviera. Me asomé por el paredón y, en ese momento, se bajaba el taxista. Entonces, comenzaron a discutir hasta que el conductor de la camioneta comenzó a pegar. En lugar de detenerse, el agresor continuó con la golpiza. Era evidente que iba a matarlo. Entonces grité: ‘Dejalo hijo de puta, lo vas a matar. Así fue que el hombre que estaba encima de la persona que estaba en el piso se levantó, giró la cabeza, miró hacia donde estaba y dejó de pegar. No le pude ver la cara específicamente. Pero no tendría problemas en reconocerlo”, expresó la vecina.
Cuatro años después, la mujer fue convocada al juicio oral. El fiscal solicitó que se hiciera una rueda de reconocimiento con el imputado y otras tres personas con el objetivo de comprobar si la testigo podía confirmar que el conductor de la camioneta Amarok blanca que agredió al taxista era el acusado.
A pesar de que los defensores del imputado se opusieron a que se realice la rueda de reconocimiento, con el argumento de que la testigo hubiera visto alguna foto del acusado, los magistrados decidieron que la medida de prueba se concretara. La testigo identificó al imputado, ubicado en la fila con el número “2″ como la persona que el 10 de julio de 2019 agredió a golpes a Gómez.
Se trató de una medida de prueba similar a la que se concretó con los ocho acusados de asesinar a golpes a Fernando Báez Sosa, durante el juicio oral que se realizó a principios de este año, en Dolores. En esa oportunidad, el TOC N° 1 de Dolores permitió que los testigos participen de los reconocimientos de cada uno de los acusados, a pesar de la oposición del defensor. Dichos reconocimientos se tomaron en cuenta y no se declararon nulos.
“Cuando la vecina gritó, el conductor de la camioneta blanca dejó de golpear a mi amigo. No obstante, lejos estuvo de calmarse. Comenzó a buscar a la mujer que le había gritado. Estaba desaforado, levantó la cabeza y comenzó a buscar. En ese momento se paró todo. Abordó la Amarok y huyó. Mientras que el resto de la gente que estaba en la esquina comenzó a asistir a Jorge y lo llevaron para el hospital”, recordó el testigo Centurión.
Gómez agonizó durante dos días. Primero lo llevaron al Hospital Cestino, de Ensenada. Debido a la falta de un neurocirujano de guardia en dicho nosocomio, fue trasladado al Hospital Cuenca Alta, en Cañuelas, donde falleció el 12 de julio.
“Rancho ¿qué pasó?”
“Yo lo miraba. Tenía los ojos abiertos. Entonces le pregunté para sacarlo del estado de shock: ‘Rancho ¿que pasó?, ¿te pegaron?’. Me miró serio. Exhalaba, sin hablar y con la mano izquierda se frotaba la cara. Estaba sentando en el asiento del conductor, con la vista fija o perdida y los ojos abiertos. Ante la falta de respuestas le toqué la cabeza y noté que tenía un bulto, un chichón muy grande. Llamé a la ambulancia, Jorge nunca habló. Estaba sentado, miraba al frente, movía los ojos, pero sin girar la cabeza. El médico lo interrogó y tampoco le contestó. Le abrió la puerta. Cuando lo quiso bajar no respondía. Me pidió ayuda el camillero. Entonces, lo bajamos, lo pusimos en la camilla. Lo tomé de los hombros, cerró los ojos y nunca más los abrió”, recordó el testigo al describir en el juicio cómo encontró a la víctima después de la golpiza.
Además de los testigos y de las grabaciones de las cámaras de seguridad, otra de las claves para poder identificar al autor de la golpiza contra el taxista Gómez fue el testimonio de Gabriel Coronel, excompañero del colegio del acusado.
“Sentí los golpes de González Zablocki a Gómez en carne propia. Conmigo también se le salió la cadena”, aseguró Coronel.
Ante la difusión de las imágenes de la agresión, Coronel advirtió que el atacante del taxista Gómez era su viejo compañero del secundario que, una madrugada, lo despertó a golpes y le fracturó el maxilar en el departamento que compartieron durante unas vacaciones en Mar del Plata.
“Le gustaba pelear. Una vez estábamos en Mar del Plata, de vacaciones, habíamos salido a cenar. Yo volví con una chica. Esteban regresó con otra. No sé por qué, se enojó. Estaba acostado y empezó a golpearme. Me pegó en el maxilar derecho. Después, dejó de pegarme y se fue a un rincón del departamento. Echó al resto de los chicos. Me tuve que ir porque no veía nada. Me atendieron en uno de los puestos sanitarios y me dijeron que no tenía nada, que era solo un golpe. Cuando llegué a La Plata, debido a que tenía la cara hinchada fui a un hospital y me revisaron. Me había fracturado el maxilar y el orbital. Por la actitud sí puedo pensar que fue él. Cómo le pegó al taxista cuando estaba en el piso. Hizo lo mismo conmigo. A mí también me golpeó cuando estaba en piso, sin ningún tipo de defensa”, expresó el testigo Coronel, según quedó consignado en los fundamentos de la sentencia.
González Zablocki nunca estuvo preso por el ataque contra Coronel, ocurrido en 2013. A raíz de la denuncia realizada por el muchacho golpeado, en una fiscalía de La Plata, se inició el sumario N° 06-00-5358-13. Debido a que el ataque ocurrió en Mar del Plata, un juez de Garantías declinó la competencia en una dependencia del Ministerio Público de esa ciudad.
Pero como ni el acusado ni la víctima vivían en Mar del Plata, el expediente se cerró. Esta irregularidad provocada por la burocracia judicial y la circunstancia de que la fiscalía calificara como lesiones leves el ataque que sufrió Coronel, permitieron que González Zablocki siguiera su vida en libertad. Hasta que seis años después se cruzó con el taxista Gómez y lo golpeó de la misma forma que agredió a su amigo Coronel, en Mar del Plata. El sumario contra González Zablocki había sido archivado el 14 de junio de 2014.
“Este hombre que se bajó de la camioneta le empezó a pegar salvajemente al otro, le pegaba piñas en el suelo, piñas en la cabeza y vi que lo pateó. La agresión era de tal importancia que le pegaba como si fuera una bolsa, un trapo, con saña, con mucha fuerza como para matar a alguien. Ya tirado en el piso, sin poder defenderse”, expresó una de las testigos que declaró en el juicio oral.
Según los forenses, Gómez falleció por los múltiples golpes que le provocaron un “hematoma intraparenquimatoso izquierdo; fractura del hueso temporal izquierdo y fractura de base del cráneo grave”.
La defensa del imputado había presentado dos peritos que intentaron poner en duda que la causa de la muerte del taxista fue la golpiza que le asestó González Zablocki
“Se concluyó que las lesiones producidas en la víctima fueron provocadas por los golpes que le propinó el imputado ferozmente en su cabeza, fueron las que determinaron su muerte y no otras. Los dichos de los peritos de parte no fueron contundentes porque tampoco pudieron establecer a ciencia cierta que la causa del deceso por ellos esbozada sea la concluyente, sino más bien lo asentaron como una posibilidad”, sostuvieron los magistrados al detallar los fundamentos de la condena a prisión perpetua contra el agresor.
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