El homicidio del kiosquero: el sospechoso se puso a llorar y dijo que se quiere morir
Leandro Súarez, de 30 años, se negó a declarar al ser indagado por el fiscal Federico Medone, a cargo de la investigación del asesinato de Roberto Sabo, ocurrido en Ramos Mejía, en La Matanza, y continuará detenido
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Leandro Suárez, acusado de haber matado al kiosquero Roberto Sabo, crimen ocurrido en Ramos Mejía, La Matanza, se negó a declarar en su indagatoria, pero antes de terminar la audiencia se puso a llorar y le dijo al fiscal Federico Medone, a cargo de la investigación: “Por favor señor fiscal no me pida la [prisión] perpetua, me quiero morir”.
Así lo pudo reconstruir LA NACION de fuentes judiciales. Súarez, que fue imputado de los delitos de homicidio criminis causae, robo calificado, hurto de vehículo, portación ilegal de arma de fuego de uso civil agravados por la participación de un menor [en este caso una adolescente de 15 años], continuará detenido.
La decisión de que Suárez continúe detenido mientras se resuelve su situación procesal fue tomada por el juez de Garantías de La Matanza Gustavo Banco, tras un pedido del fiscal Medone. Todavía no se determinó la dependencia en donde será alojado.
“Su lugar de detención, por el momento, es un problema. Es un detenido que corre riesgo porque puede ser blanco de un ataque de otros presos molestos con él porque un crimen de esta magnitud puede hacer que el sistema judicial y político quiera poner límites a las excarcelaciones”, explicó una fuente de la investigación.
El sospechoso había recuperado la libertad en agosto del año pasado tras haber cumplido una pena de prisión de cinco años y diez meses por haber sido encontrado culpable del delito de hurto agravado por haberse cometido con escalamiento en grado de tentativa y robo agravado por el uso de arma.
La pena por la que Suárez estuvo en prisión y que dio por cumplida el 13 de agosto del año pasado había sido impuesta por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) porteño N° 8. El delincuente había quedado a disposición del Juzgado de Ejecución Penal N° 1 de la ciudad de Buenos Aires, según documentación a la que accedió LA NACION.
Además, el de 4 octubre pasado fue detenido en Ciudadela, en Tres de Febrero, cuando se investigaba un intento de robo al conductor de una camioneta. Ese día recuperó la libertad desde una seccional policial después de que se certificara su identidad, su domicilio y de la inexistencia de una orden de captura en su contra.
Ese día, a las 18, los ocupantes de un móvil del Comando de Patrullas de Tres de Febrero que recorría la zona fue alertado por el conductor de una camioneta Chery Tiggo. El conductor les dijo a los uniformados que habían querido robarle.
La víctima del intento de robo les comentó a los policías para donde se había ido el delincuente y describió cómo estaba vestido. Uno de los policías siguió al sospechoso y lo interceptó a unas 20 cuadras.
“Después de una requisa y determinar que el sospechoso no tenía armas fue esposado y trasladado a una seccional policial. La víctima se retiró del lugar sin ratificar la denuncia y sin dejar sus datos personales. Tampoco hubo testigos del intento de robo”, explicaron fuentes oficiales.
Desde la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N° 3 de San Martín, a cargo del fiscal Carlos Insaurralde, se dispuso que “se labren actuaciones por robo en grado de tentativa” y después de certificar la edad, la identidad y el domicilio del sospechoso y de determinar si tenía orden de captura se ordenó se lo libere desde la seccional policial.
El homicidio
Sabo, que tenía 48 años y era padre de dos varones, fue atacado durante un asalto en su comercio de avenida de Mayo y Alvarado, en la zona comercial de Ramos Mejía. Tras el crimen, el sospechoso y la adolescente de 15 años que lo acompañaba escaparon en un auto que instantes antes habían robado.
Un testigo fue quien alertó a la policía cuando el sindicado asesino salió del quiosco de la víctima y se fugó con su cómplice en un Ford Focus negro, que le robaron al remisero que los había trasladado.
Voceros de la investigación consultados por la agencia de noticias Télam explicaron que durante el intento de escape, los dos delincuentes chocaron contra un árbol en Saavedra y Alvear, tras lo cual ingresaron en un supermercado con la intención de simular estar de compras y cambiarse la ropa para no ser reconocidos.
De allí, ambos huyeron en una moto robada a un repartidor, aunque fueron alcanzados por personal de la comisaría 2a. de Ramos Mejía en avenida de Mayo y Rivadavia.
En poder de los sospechosos se hallaron cinco teléfonos celulares, dinero en efectivo, un revólver calibre 22 con cuatro vainas intactas y una servida.
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