El homicidio del kiosquero: al comerciante le dispararon a corta distancia y le perforaron el corazón
Así lo determinó el resultado preliminar de la autopsia que recibió el fiscal de la investigación Federico Medone
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A Roberto Sabo, el kiosquero de Ramos Mejía asesinado anteayer, lo ejecutaron. Le dispararon a corta distancia, a menos de 30 centímetros. Uno de los balazos le perforó el corazón y otro los pulmones.
Así se desprende del informe preliminar de la autopsia que ya le fue entregado al fiscal de La Matanza, Federico Medone, funcionario a cargo de la investigación.
Del cuerpo de la víctima, según informaron fuentes judiciales a LA NACION, extrajeron tres proyectiles calibre 22. “Uno de los plomos fue extraído del hombro derecho, otro del tórax y el último de la zona de los intestinos. Las heridas fueron múltiples y la trayectoria de los disparos fue desde adelante hacia atrás”, explicaron los voceros consultados.
En las consideraciones del informe preliminar de la autopsia practicada sobre el cuerpo de la víctima y que lleva la firma de la médica legista Karina Paredes, jefa de la Delegación Departamental de Policía Científica de La Matanza, se explicó: “Estamos en presencia del cadáver de un hombre de aproximadamente 45 años [Sabo tenía 48], en buen estado de desarrollo y nutrición, que presenta heridas contuso-erosivas múltiples en región torácica [sic] de carácter vital con ingreso a cavidad torácica lesionando a su paso pulmones y corazón estas lesiones le provocaron a la víctima una abundante pérdida de la volemia lo que le ocasionó el óbito por shock hipovolémico”.
Y se detallaron las heridas:
- Herida contuso-erosiva compatible con el ingreso de proyectil de arma de fuego en lóbulo izquierdo oreja izquierda con entrada y salida de forma redondeada, con halo de contusión sin quemadura en derredor, con bordes netos e invertidos, producto de disparo efectuado a corta distancia, (menos de 30 cm)
- Herida contuso-erosiva compatible con orificio de salida de arma de fuego en cara posterior de mismo lóbulo con trayectoria descendente que ingresa a cuello lateral izquierdo y sale con nuevo reingreso en zona supraclavicular izquierda alojándose proyectil en articulación de hombro izquierdo de donde se recupera.
- Herida contuso-erosiva compatible con orificio de entrada de arma de fuego con halo de contusión con una distancia aproximada inferior a los 30 centímetros a corroborar por pericia anátomo patológica (se saca taco de piel) que ingresa a cavidad torácica perforando ambos pulmones y corazón se recupera proyectil libre en cavidad producto de disparo efectuado a corta distancia, (menos de 30 centímetros) con telón de interposición.
- Herida contuso-erosiva compatible con el ingreso de proyectil de arma de fuego en tórax en región cuadrante mamario interno derecho que ingresa a cavidad con una trayectoria descendente perforando diafragma y alojándose en víscera hueca de donde se recupera proyectil.
- Herida contuso erosiva no perforante secundaria a rebote en zona cuadrante mamario lateral interno izquierdo sin ingreso a cavidad torácica.
- -Herida contuso erosiva compatible con el ingreso de proyectil de arma de fuego en labio superior con salida por mucosa yugal contralateral.
Por el homicidio de Sabo está detenido Leandro Suárez, de 30 años. Ayer fue indagado por los delitos de los delitos de homicidio criminis causae, robo calificado, hurto de vehículo, portación ilegal de arma de fuego de uso civil agravados por la participación de un menor (en este caso una adolescente de 15 años que fue su cómplice).
El imputado se negó a declarar, pero llegó a pedirle clemencia al representante del Ministerio Público. Se puso a llorar y pidió: “Por favor señor fiscal no me pida la [prisión] perpetua, me quiero morir”.
Cuando Suárez y su cómplice de 15 años fueron detenidos, la policía bonaerense secuestró un revólver calibre 22, cinco teléfonos celulares y dinero en efectivo.
El sindicado homicida había recuperado la libertad en agosto del año pasado tras haber cumplido una pena de prisión de cinco años y diez meses por haber sido encontrado culpable del delito de hurto agravado por haberse cometido con escalamiento en grado de tentativa y robo agravado por el uso de arma.
La pena por la que Suárez estuvo en prisión y que dio por cumplida el 13 de agosto del año pasado había sido impuesta por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) porteño N° 8. El delincuente había quedado a disposición del Juzgado de Ejecución Penal N° 1 de la ciudad de Buenos Aires, según documentación a la que accedió LA NACION.
El crimen
Sabo, que tenía 48 años y era padre de dos varones, fue asesinado anteayer cerca de las 14 en su drugstore Pato, situado en la avenida de Mayo y Alvarado, en el centro comercial de Ramos Mejía.
Tras ejecutar a Sabo, Suárez y su cómplice escaparon en un auto que instantes antes habían robado.
Un testigo fue quien alertó a la policía cuando el sindicado asesino salió del quiosco de la víctima y se fugó con su cómplice en un Ford Focus negro, que había sido robado pocos minutos a un remisero que se encontraba por la zona.
Voceros de la investigación consultados por la agencia de noticias Télam explicaron que durante el intento de escape, los dos delincuentes que iban en el auto chocaron contra un árbol en Saavedra y Alvear, tras lo cual ingresaron en un supermercado con la intención de simular estar de compras y cambiarse la ropa para no ser reconocidos.
De allí, ambos huyeron en una moto robada a un repartidor, aunque fueron alcanzados por personal de la comisaría 2a. de Ramos Mejía en avenida de Mayo y Rivadavia.
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