El femicida de la amoladora. Los peritos juran que “nunca olvidarán” el horror de la escena del crimen
Tres técnicos que trabajaron en el levantamiento de rastros declararon en el juicio contra Waldo Servian Riquelme, acusado de haber asesinado y mutilado a su esposa, Mirtha González Ayala, en la villa 31 bis
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Tres peritos describieron la impactante escena con la que se encontraron en la casa del llamado “descuartizador de la amoladora”, que hoy comenzó a ser juzgado por el femicidio de Mirtha Liliana González Ayala, ocurrido en marzo de 2019 en el Barrio 31, en Retiro. Coincidieron en que “nunca olvidarán” los detalles del hallazgo de los restos de la víctima, que fue seccionada en al menos 25 partes tras ser asesinada en el baño de su propia casa.
El juicio a Waldo Servian Riquelme, de 35 años, comenzó de manera virtual y por la plataforma Zoom ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°14, presidido por la jueza Silvia Estela Mora, e integrado por sus colegas Norberto Cataldi y Domingo Altieri.
El imputado, de nacionalidad paraguaya, llegó acusado del “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por mediar violencia de género” de su pareja, González Ayala, también paraguaya, con quien tuvo dos hijos que ahora tienen 10 y 14 años.
Según la acusación fiscal, descripta en el requerimiento de elevación a juicio leído al inicio de la audiencia, el femicidio de González Ayala ocurrió entre el 15 —último día en que fue vista por testigos— y el 16 de marzo de 2019 en la vivienda que ambos compartían, situada entre las casas 108 y 112 de la manzana 110 del Barrio San Martín, de la denominada villa 31 bis, en Retiro.
Según la investigación y lo relatado por la familia de la víctima, quedó demostrado que González Ayala era víctima de violencia de género y estaba intentando excluir del hogar a Servian Riquelme, de quien ya se había separado de hecho, aunque aún vivían bajo el mismo techo, según informó la agencia de noticias Télam. También constaba un conflicto por la casa, que él quería vender, a lo que ella se oponía.
La autopsia concluyó que, además de tener lesiones defensivas en las manos y un fuerte golpe en la cara, la víctima recibió con un arma blanca al menos dos puntazos en la región submentoniana que le ocasionaron una asfixia aspirativa. Luego, el asesino seccionó el cadáver en 25 fragmentos con una amoladora y un cuchillo.
Servian Riquelme, desde el Complejo Penitenciario Federal II de Marcos Paz, presenció la audiencia de forma virtual y se negó a declarar ante el tribunal.
Solo se limitó a dar algunos datos personales, como su nombre completo, su fecha de nacimiento —el “8 de noviembre de 1985 en Domingo Robledo, República del Paraguay”— y que “trabajaba en la parte de equipajes de la terminal de Retiro”. Cuando le preguntaron por su estado civil, respondió sin inmutarse: “Ahora, soltero”, según Télam.
Como no quiso declarar en el juicio, se leyó la única manifestación que Servian Riquelme hizo cuando fue indagado al ser detenido el 6 de mayo de 2019 en Paraguay, donde estuvo 50 días prófugo. Esa vez, solo dijo: “Yo no la maté. Me entregué por mis hijos y mi familia”.
El debate, en el que participan el fiscal de juicio Fernando Klappenbach, el abogado José María Vera —defensor de Servian Riquelme— y como representantes de la querella de la madre de la víctima los letrados Pablo Rovatti y Victoria Hernández Lehmann, ambos del Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico a Víctimas de Delito de la Defensoría General de la Nación, continuó con la declaración de tres peritos que trabajaron en la escena del crimen el domingo 17 de marzo de 2019.
Escenas pavorosas
El primero fue Hugo Magnani, médico legista de la Policía de la Ciudad, quien explicó que al principio “no se sabía cuántos cuerpos había”. El médico señaló que primero recorrieron la cocina de la planta baja, donde hallaron un “horno eléctrico que estaba prendido” y sobre un anafe “una olla con material que impresionaba elementos de cocción un tanto atípicos”.
Recordó que en una de las habitaciones había un “inodoro y un vanitory”, lo que les llamó la atención, y luego determinaron que habían sido desmontados del baño, donde encontraron en la bañera “partes de uno o dos cuerpos”.
Por una escalera en caracol subieron a la planta superior de la vivienda, que era una habitación aún no terminada, donde encontraron “partes de un cuerpo desmembrado” en un sector donde había un perro. El legista relató que bajaron esos restos humanos al baño donde estaba el resto y allí trataron de “armar tristemente a la manera de un rompecabezas lo que era un cuerpo”.
También dijo que el descuartizamiento fue post mortem y que desde su punto de vista “se empezó con una amoladora”, que fue hallada dentro de un balde en la escena, y “se terminó con un cuchillo”, también secuestrado en la escena.
“Nos pareció un trabajo hecho por gente que tenía algo de experiencia, como un cirujano o un matarife”, contó Magnani ante el tribunal.
Los otros testigos fueron dos peritos expertos en escenas del crimen pertenecientes a la Unidad Criminalística Móvil (UCM) de la Superintendencia de la Policía Científica de la fuerza de seguridad porteña.
“Es una escena difícil de olvidar”, afirmó la inspectora Sabrina Berga, al recordar lo que vio al ingresar en el lugar. Mencionó también que en principio se pensaba que eran dos víctimas, pero que luego se dieron cuenta de que se trataba solo de una mujer, cuya fisonomía coincidía con la de la foto de González Ayala que encontraron en el lugar.
Su compañero, el licenciado en criminalística Emilio García, fue contundente cuando les dijo a los jueces lo impresionado que había quedado al relevar esa escena, y recordó puntualmente el olor.
“Es un olor que tengo grabado en el cerebro hasta el resto de mis días. Tengo tres mil hechos en mi haber y este olor es único. Los testigos tenían que salir a cambiar el aire porque se descomponían”, recordó García, según informó Télam.
Al ratificar las conclusiones a las que llegó la UCM, García afirmó: “Creemos que el homicidio ocurrió en el baño” y lo fundamentó en “la falta de indicios de pelea o lucha” en otros ambientes de la casa y en las manchas y patrones hemáticos hallados en ese sitio.
El juicio pasó a un cuarto intermedio hasta el próximo lunes a las 9, cuando declararán más testigos.
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