A pesar que se hicieron cuatro allanamientos en la casa de artista callejera, la Justicia no encontró rastros del cuerpo; ante la falta de pruebas del femicidio hubo tres sospechosos que nunca fueron indagados
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Nadie vio a Claudia Ferro, de 52 años, salir de su casa situada en Corvalán 489, en Villa Luro, cargada con lo que se supone que debe llevar alguien que emprenderá una larga travesía. A pesar de que escribió en su perfil de Facebook: “Viajando por el mundo. No quiero saber de nadie”, no existe ningún registro de su salida de la Argentina. Su computadora, el celular y su DNI quedaron en la vivienda. Tampoco se sabe quién y desde dónde hizo aquel posteo, publicado en la red social el 8 de enero de 2017, diez días después que los vecinos radicaron la denuncia por averiguación de paradero.
La principal sospecha apunta a que Claudia no escribió ese texto, sino que fue redactado por los responsables de su desaparición. Los allegados a la artista callejera están convencidos que fue secuestrada y asesinada. Aunque no hay pruebas que indiquen dónde ocurrió el crimen.
La denuncia se realizó el 30 de diciembre de 2016, después de que los vecinos y primos de Claudia advirtieron que un grupo de personas habían ocupado la casa en la que la artista vivía sola. Los padres de la animadora de fiestas infantiles habían fallecido tres años antes y ella quedó a cargo de la vivienda, en la que tenía tres perros.
Cuando los vecinos interrogaron a los ocupantes de la casa sobre dónde estaba Claudia, uno de ellos, que en ese momento se presentó como “Charly”, manifestó que la artista les había dejado las llaves de la vivienda porque decidió emprender un viaje a Brasil. Los amigos de Claudia no creyeron esa versión y los denunciaron.
Ninguna cámara de seguridad grabó el recorrido de la artista callejera y animadora de fiestas infantiles, desde que supuestamente abandonó la casa en la que vivía, entre el 22 y 23 de diciembre de 2016, cuando la vieron con vida por última vez. No se encontró ningún registro que indique que se dirigió a la estación de ómnibus de larga distancia de Liniers para abordar un colectivo rumbo a Chivilcoy, donde tenía familiares.
Aunque efectivos de la Policía Federal y de la Gendarmería realizaron cuatro allanamientos en la vivienda, en los que revisaron con georadares, rompieron paredes que habían sido levantadas después de la desaparición de Claudia, hicieron excavaciones en el jardín y analizaron los restos incinerados hallados en un tambor de 200 litros, no se encontraron indicios de que la dueña de la casa hubiera sido víctima de un femicidio e incineración posterior para desaparecer el cuerpo.
A casi cinco años de desaparición de Claudia no hay ningún sospechoso detenido. Por el momento, el expediente fue calificado como averiguación de ilícito y de paradero. Al mismo tiempo, se inició una causa en la Justicia Civil en la que se designó un curador para que se hiciera cargo de administrar la propiedad de la animadora de fiestas infantiles.
Los sospechosos
Hubo tres sospechosos que fueron indagados por la usurpación de la casa de Claudia. Sin embargo, no quedaron presos ni fueron procesados. Según fuentes judiciales, Carlos Gutiérrez Manrique y Claudia Perdomo Montilla, de nacionalidad venezolana, fueron sometidos a una indagatoria por la jueza Alicia Iermini en el expediente instruido por la usurpación de la vivienda.
El tercer sospechoso, señalado por los vecinos de Claudia como uno de los presuntos usurpadores de la vivienda, e identificado como Ezequiel Tuttolomondo, el hombre que fue filmado por las cámaras de los móviles de diversos canales de televisión cuando salía de la casa de la artista con una máscara de Mickey que la animadora usaba en su trabajo en los cumpleaños de niños, fue detenido, pero por otro caso.
Según fuentes de la policía bonaerense, Tuttolomondo, de 23 años, fue arrestado el 17 de octubre de 2017, en Lanús. La captura fue concretada por efectivos de la comisaría local, que llegaron a una casa situada en Juncal al 1100 luego de que un vecino llamara al 911 para alertar sobre un robo en esa propiedad.
En la llamada el vecino detalló que “un grupo de personas irrumpió en la vivienda y golpeó a un jubilado, dueño de casa”. Cuando los uniformados llegaron a la escena del robo interceptaron a una pareja en el momento en que salía de la vivienda y les secuestraron el celular que le habían robado al jubilado.
El sospechoso y su pareja quedaron detenidos en ese momento. Pero después fueron liberados por un juez de Garantías. Entre las condiciones que el magistrado fijó para concederles la excarcelación figuraba la obligación de presentarse cada 15 días en la seccional de Lanús. El fiscal requirió que Tuttolomondo fuese sometido a juicio oral por el robo del celular al jubilado, pero nunca se presentó al debate y fue declarado en rebeldía.
El hombre de la máscara
Dos meses antes, la figura de Tuttolomondo se había hecho pública porque los vecinos de Claudia Ferro alertaron a la policía y a los medios de comunicación que una persona había salido de la casa de la artista y ocultaba su rostro con la careta de Mickey.
Cuando los periodistas le preguntaron en qué momento se había instalado en la casa, si conocía a Claudia y quién le había facilitado el acceso a la vivienda, el “falso Mickey” respondió: “Estoy hace un mes. Vivo en una pieza. No pago alquiler. Me hago cargo de la luz y del agua. Yo arreglé todo con ‘Charly’. A Claudia no la conozco en persona. Soy seguidor suyo y de su trabajo a través de las redes sociales”.
“Charly” era, en realidad el sobrenombre que utilizaba Gutiérrez Manrique quien, junto con su novia, fueron indagados, pero nunca arrestados por la usurpación de la casa de Claudia.
En su declaración, Gutiérrez Manrique sostuvo que había conocido a Claudia en 2010, cuando la mujer realizaba actividades artísticas en la avenida Corrientes y él vendía artesanías en la calle. El imputado viajó por distintos países de América hasta que en 2016 regresó a la Argentina en compañía de su novia, Perdomo Montilla, de nacionalidad venezolana. En ese momento se comunicó con Claudia y reanudaron la relación de amistad. Esa nueva etapa incluyó un viaje a Chivilcoy, según relató el acusado.
Además, el sospechoso manifestó que el 22 o 23 de diciembre de 2016, Ferro lo llamó y le dijo que se iría de mochilera, probablemente a Brasil, por lo que le pidió que se quedara en su casa, para cuidar la vivienda y a sus tres perros. Así fue que Gutiérrez Manrique y Perdomo Montilla se instalaron en la vivienda de Corvalán 489, donde permanecieron hasta que decidieron abandonar la propiedad, tras reconocer el clima de tensión permanente que había con los vecinos, quienes los acusaban de estar relacionados con la desaparición de Ferro.
Cuatro allanamientos
Ninguno de los sospechosos quedó involucrado por la desaparición de Claudia. Durante los casi cinco años que pasaron desde que la animadora de fiestas infantiles fue vista con vida por última vez, su casa fue allanada en cuatro oportunidades. En la primera revisión, realizada pocos días después de que los vecinos radicaron la denuncia por averiguación de paradero, los policías encontraron el celular, la notebook y el DNI de Claudia.
Todos los operativos fueron concluyentes en cuanto a que los perros nunca pudieron seguir la huella de olor de Claudia más allá de los límites de la casa.
En el último allanamiento realizado con perros que buscan restos cadavéricos “uno de los canes detectó la presencia de un rastro en el fondo del inmueble, por lo que se efectuaron excavaciones al efecto”, se informó oficialmente.
A partir de este indicio, los efectivos de la División Búsqueda de Personas de la Policía Federal realizaron excavaciones y rastrillajes con georadares en la vivienda ante la posibilidad de que hubieran enterrado el cuerpo de Claudia, pero no encontraron ninguna evidencia de la mujer desaparecida.
También rompieron una pared que había sido levantada recientemente y que cubría una antigua chimenea. La búsqueda fue negativa. Lo único que hallaron los investigadores fue un rastro de sangre en una pared que fue sometido a estudios de ADN.
En uno de esos cuatro operativos se revisó la vivienda de un vecino de la mujer a quien le dejaba las llaves de su casa para que cuidara a sus tres perros cuando viajaba a Chivilcoy a visitar a sus primos. También dio negativo.
El último allanamiento en la casa de Claudia se realizó 22 de mayo de 2019, con el objetivo de obtener muestras que pudieran tener ADN de la artista para eventuales cotejos genéticos. El procedimiento estuvo a cargo del Departamento Unidad Federal de Investigaciones de la Policía Federal Argentina, con colaboración del director del Departamento de Genética del Cuerpo Médico Forense y de la Unidad Investigativa de la Escena del Crimen de la PFA. En el operativo se obtuvieron 114 muestras que se enviaron al laboratorio del Cuerpo Médico Forense.
Las hipótesis
A pesar de todos los análisis y peritajes no se pudo determinar qué pasó con Claudia Ferro. Entre los familiares y amigos de la animadora de fiestas infantiles se abonó la sospecha de que hubiera sido asesinada y enterrada en su casa. Pero esta hipótesis perdió fuerza debido a que las muestras obtenidas durante los distintos operativos no permitieron establecer que hubiera sido víctima de un femicidio concretado en su casa.
Otra línea de investigación apuntó a la posibilidad de que Claudia hubiera sido secuestrada por una banda de usurpadores que se dedican a ocupar propiedades de personas que viven solas y no tienen herederos.
Sin embargo, esta hipótesis se daba de bruces con la circunstancia de que los supuestos usurpadores no estaban en la casa de Claudia cuando desapareció. Esto significaba que no se podría ubicar a los sospechosos en la escena del crimen en el momento en que supuestamente se habría concretado el femicidio.
En enero de 2018, el Ministerio de Seguridad de la Nación ofreció una recompensa de $ 250.000 para quien pudiese aportar datos que permitan encontrar a Claudia o a los responsables de su desaparición. NInguna de las comunicaciones recibidas en la línea habilitada por el Ministerio reveló algún detalle que ayudara a resolver el misterio acerca de lo ocurrido con la artista callejera.
Hoy, la casa de Corvalán 489 tiene fajas de clausura. El 20 de febrero pasado se retiró el policía que se asignado para custodiar la casa pera evitar posibles irrupciones para modificar pruebas. Consultados por LA NACION, los vecinos afirmaron que los usurpadores nunca volvieron por la vivienda,. En el frente de la casa los amigos de la artista pintaron un mural para recordar la imagen de Claudia, con su gorra y nariz de payaso cuando animaba fiestas infantiles.
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