“El descuartizador de la amoladora”. Empieza el juicio al hombre que mató a su pareja y cortó el cadáver en 25 partes
Waldo Servian Riquelme está acusado de haber asesinado a Mirtha González Ayala entre el 15 y el 16 de marzo de 2019; para el fiscal, actuó con “odio y total desprecio” en un contexto de celos enfermizos, constantes agresiones hacia ella y un conflicto por la venta de la vivienda que compartían en la villa 31 bis
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El acusado de haber asesinado y mutilado en marzo de 2019 a su mujer, Mirtha Liliana González Ayala, en la villa 31 bis, será juzgado desde hoy. Por este macabro femicidio, Waldo Servian Riquelme fue bautizado como “el descuartizador de la amoladora”: con una herramienta de ese tipo, el cadáver de la víctima fue seccionado en 25 partes, antes de ser parcialmente quemado y depositado en distintos lugares de la casa en la que, aun estando separados de hecho, convivían y era foco de un conflicto irreconciliable entre ellos.
El acusado estará sentado en el banquillo ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°14, integrado por los jueces Hugo Norberto Cataldi, Domingo Luis Altieri y Silvia Estela Mora. Servian Riquelme, de 35 años, está alojado en el penal de Ezeiza desde el 31 de octubre de 2019, cuando fue extraditado desde Paraguay, donde había permanecido como fugitivo durante 50 días, después de haber huido en ómnibus a Misiones y, desde allí, cruzar la frontera hacia Encarnación, su ciudad natal.
Asistido por el abogado José Vera, Servian Riquelme insistirá con negar el hecho, como dijo al ser indagado, cuando agregó que se había entregado por sus hijos y por su familia. En cambio, el fiscal de juicio Fernando Klappenbach intentará sostener la acusación de su colega Andrés Madrea, que al elevar el caso a juicio afirmó que el acusado había mostrado un “odio y total menosprecio” por la víctima, que tenía 37 años y dos hijos.
“El aquí acusado la mató, la descuartizó, la afeó, la desechó en una cloaca pretendiendo eliminar hasta la más mínima imagen femenina”, recalcó el fiscal en el dictamen, al que tuvo acceso la agencia de noticias Télam.
La querella por parte de la madre de la víctima, María Lucía Ayala Insfrán, estará a cargo de los abogados Pablo Rovatti y Victoria Hernández Lehmann, del Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico a Víctimas de Delito de la Defensoría General de la Nación. Ellos impulsarán el pedido de pena máxima para Servian Riquelme, acusado de “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por mediar violencia de género”.
La propia Ayala Insfrán trazó, al declarar en el marco de la investigación, el contexto en el que se produjo el crimen: los celos enfermizos de Servian, la violencia sistemática a la que sometía a Mirtha y el conflicto suscitado por el destino de la casa en la que ambos convivían, aunque ya separados, junto a sus hijos: él quería venderla en un millón de pesos e irse a vivir a Paraguay, y ella se negaba porque no quería quedarse en la calle con los chicos.
El crimen
El hecho ocurrió entre el 15 y el 16 de marzo de 2019 en la vivienda que ambos compartían, entre las casas 108 y 112 de la Manzana 110 de la villa del barrio de Retiro.
El fiscal Madrea afirmó que Servian Riquelme planificó dejar a sus hijos al cuidado de su familia la tarde previa al crimen para “estar a solas con la víctima antes, durante y después de darle muerte”.
Como posible móvil, el fiscal mencionó que la relación de pareja estaba terminada y que mantenían una disputa por la venta de la casa en la que aún convivían, que el imputado pretendía vender, a lo que la víctima se negaba.
Según la hipótesis de Madrea, Servian Riquelme atacó a González en el baño, mientras ella se duchaba, y allí descuartizó el cadáver, tarea que le demandó “de dos a tres horas”, según los peritos.
Para ello, dice el fiscal, Servian Riquelme se tomó incluso el trabajo de desmontar el inodoro y el vanitory, que fueron hallados en una habitación contigua con sus huellas dactilares. “En el interior de la bañera —relató el fiscal—, se hallaron partes de un cuerpo humano descuartizado”, entre ellos la cabeza de González, que estaba “rapada, con signos de ahumamiento en cuero cabelludo” y con las orejas amputadas.
En su requerimiento, el fiscal dio detalles de la macabra escena del crimen con la que se encontró la Policía de la Ciudad el 17 de marzo de ese año.
El acusador detalló, en su dictamen, algunos de los macabros hallazgos del caso, como ser una olla con “restos humanos seccionados que habían sido sometidos a un proceso de cocción”, un horno eléctrico y un cuchillo de cocina con rastros de sangre, la amoladora angular —herramienta utilizada para despedazar el cadáver— con sus discos de corte dentro de un balde, en la cocina.
El fiscal también enunció que “la autopsia concluyó que como producto del descuartizamiento se contabilizaron 25 fragmentos corporales individualizados”.
Los forenses pudieron concluir que González presentaba un golpe en el rostro, que tenía en su mano izquierda tres cortes que catalogaron como “lesiones defensivas” y que la probable causa de su muerte fueron dos puñaladas que la víctima tenía en la “región submentoniana”.
“El descuartizamiento, rapado, extracción de los pabellones auriculares, cocción y entrega de los restos (…) no solo dan cuenta de la aparente intención de deshacerse de todo ello en pos de su impunidad, sino que ponen en relieve el odio y total menosprecio de quien fuera su concubina, con una destacada y singular, pero calculada y sádica manifestación de ira”, opinó el fiscal Madrea.
Celos, conflictos y la venta de la casa, móviles confluyentes
Los celos, una denuncia por violencia de género, una relación que estaba terminada pese a que aún convivían bajo el mismo techo y la venta de la casa, son, para el fiscal de la causa, los posibles móviles que tuvo Servian Riquelme para asesinar y descuartizar a Mirtha González.
Madrea señaló que tanto los familiares como los vecinos y allegados que declararon en la causa “dieron cuenta de la conflictiva relación que llevaban por entonces” víctima y victimario.
“En efecto, fueron contestes al señalar que con frecuencia tenían discusiones tanto en virtud de los celos excesivos del nombrado como por cuestiones de dinero, incluida la venta de la casa en la que vivía el grupo familiar, hoy escena del hecho, operación pretendida por el acusado, pero a la que se oponía la víctima”, escribió el fiscal.
El fiscal destacó que la madre de la víctima declaró en la causa: “Yo estaba preocupada porque mi hija Liliana me había contado que Waldo le había dicho que él quería vender la casa en donde ellos vivían con los chicos, de la Villa 31, por un millón de pesos, y que ella no quería que venda porque se iba a quedar en la calle con los chicos, y él se iba a ir a vivir a Paraguay con la plata”.
“Ella me decía que ella no iba a salir de ahí y fue por eso que ella hizo una denuncia en la Comisaría de la Mujer. Por esa denuncia le habían dado un papel para que él se fuera de la casa. Y por eso yo creo que él se enojó con ella e hizo lo que hizo, que la mató”, aseguró la mujer.
Por su parte, la hermana de Liliana, Mariela González, declaró que la víctima le había contado que “se quería ir a alquilar porque el fin de semana [anterior al crimen] Waldo la había ahorcado mientras dormía y casi la mata”, y que fue por ese motivo que lo denunció en la Comisaría de la Mujer.
Otro testimonio volcado por el fiscal en la acusación fue el de Dora Herrera, amiga de la víctima, quien contó que Liliana le había confesado que hacía “tres meses” estaba separada de Waldo, que “compartían la casa, pero no llevaban vida de pareja, que dormían separados y que estaba cansada de él porque casi no trabajaba, siendo ella quien aportaba dinero para la manutención del hogar”.
Esta testigo también dijo que la víctima le había contado que “Servian Riquelme era muy celoso, que no la dejaba tener amigas y que permanentemente pretendía revisarle el teléfono”.
“Ha quedado constatado que, lejos de atravesar una simple crisis amorosa, el vínculo del acusado y la víctima estaba signado por hechos de violencia y sometimientos variopintos por parte del primero hacia la joven, que conforme surge de las declaraciones obrantes en autos, habrían ido en aumento”, sostuvo el fiscal.
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