El crimen en Palermo. Reforzaron el patrullaje en la zona donde mataron al ingeniero, pero los vecinos se sienten desprotegidos
Aseguran que era común ver ladrones y motochorros antes del mortal robo de un celular
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Los vecinos de Palermo definieron a la zona de la Plaza Sicilia como una verdadera “boca de lobo”. Allí fue donde en la noche del pasado miércoles fue asesinado el ingeniero Mariano Barbieri. Tenía 42 años y fue víctima de un robo. Ayer se reforzó la seguridad en esa zona atravesada por la Avenida del Libertador. Se pudo observar a varios grupos de policías que custodiaban el lugar cercano a la escena del crimen.
Allí se vieron, incluso, cuatriciclos policiales con los que se mejoró, al menos en esos momentos, la seguridad en la zona del parque, en lo que sería uno de los extremos de los Bosques de Palermo. Por ese lugar pasan miles de personas cada día. Un lugar que los vecinos consideran riesgoso, pese a lo que podría pensar la mayoría de aquellos que solo están de paso por la zona.
“Faltan patrulleros, falta iluminación. Esto es tierra de nadie. No se puede andar con el celular. La vida no vale nada. Uno pasea con nietos y es un peligro”, contó Ana, de 60 años y vecina de ese sector de Palermo. Ella, como muchos otros, siguen horrorizados por el asesinato del ingeniero.
“Hasta que no cambie la ley y las familias puedan internar a gente arruinada por el alcohol o la droga, nada de esto va a cambiar. Y no es que esta zona este mal en la seguridad, sino que es una lotería que puede tocarle a una en cualquier lado”, expresó María Cecilia, de 67 años, mientras miraba el desplazamientos de policías por esa zona.
La reacción de los vecinos fue similar en los diálogos con LA NACION. La primera mención apuntó a la sensación de inseguridad que se tiene en un barrio que no conocía ese temor, al menos no como en otros lugares.
“Falta seguridad, siempre roban algo por acá. Motochorros se ven a cada rato. No se puede andar con reloj”, sostuvo Patricio, de 80 años. Su amigo Roberto, de la misma edad, coincidió con esa mirada y agregó: “Tienen que alumbrar el parque y poner cámaras, es una zona muy concurrida y tiene que estar vigilada”.
“Hace más de 30 años que vivo acá, pero ahora se ven más robos, buscan celulares. ¿Cómo no se investiga la venta de teléfonos robados? Antes no se mataba por eso, no era tan violento”, comentó Teresa, de 89 años.
“Estamos apenados, venimos mucho de noche acá y presentíamos que algo podía pasar. Nos vamos avisando como está todo en el parque mediante un grupo de WhatsApp de quienes paseamos a nuestros perros. Yo voy con un rottweiler, así que me siento más seguro”, dijo Nicolás, de 42 años.
Preocupada por la situación también se mostró Florencia, de 42 años: “Es tremendo lo que pasó. Falta luz en el parque”.
En una recorrida de LA NACION por la zona donde fue asesinado Barbieri se pudo observar a cuatro uniformados en bicicletas, cinco en cuatriciclos y dos en patrulleros. Además de sumaron 15 agentes de orden público, que colaboran con la vigilancia de los sectores. Aseguran las autoridades que el despliegue se mantendrá en las noches. A las 23 del jueves, casi un día después del crimen, dos patrulleros estaban con balizas prendidas frente a la heladería Cremolatti.
El crimen ocurrió en la noche del pasado miércoles, cerca de las 22.45. La víctima entró en una heladería de la avenida del Libertador y Lafinur, para pedir ayuda y se desplomó. “No quiero morir”, le había llegado a decir a un testigo. Murió poco después en el hospital Fernández.
Por las pruebas reunidas hasta el momento, los investigadores tienen como hipótesis que el móvil del homicidio fue el robo. “El sentido común indica que a la víctima la mataron para robarle. Llegó a la heladería sin el teléfono celular. Tampoco tenía la billetera, pero no sabemos si había salido con la billetera”, dijo un investigador consultado.
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