“Terminó este calvario”. La familia de Roberto Sabo, “en paz” tras la prisión perpetua al asesino del kiosquero de Ramos Mejía
El fallo contra Leandro Suárez fue dictado por el Tribunal Oral N°2 de La Matanza; la familia de la víctima, que siguió el veredicto a través de Zoom, consideró que “se hizo justicia”; la defensa había pedido 15 años de prisión; en el raid delictivo que terminó con la muerte del comerciante participó una chica de 15 años, que no fue imputada por ser menor
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El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°2 de La Matanza condenó a Leandro Suárez, de 29 años. a prisión perpetua por el homicidio del kiosquero Roberto Sabo, asesinado a balazos durante un robo en Ramos Mejía el 7 de noviembre del 2021.
Los jueces coincidieron con la valoración del fiscal de juicio, Sergio Alejandro Antin, que en su alegato había pedido que Suárez sea condenado a prisión perpetua por los delitos de “homicidio criminis causae agravado por la participación de una menor de edad, robo calificado por el uso de arma de fuego y portación ilegal de arma de fuego de uso civil y de guerra”.
Apenas escucharon el veredicto, Nicolás y Tomás, los hijos de Sabo, se fundieron en un abrazo con el abogado Fernando Burlando. “Por fin terminó este calvario. Vamos a poder estar un poco en paz”, dijo Nicolás en declaraciones al canal TN. En tanto, Burlando sostuvo: “La Justicia nos dio una respuesta”. Los tres siguieron las alternativas de la sentencia –que se realizó de manera virtual, a través de la aplicación Zoom– desde las oficinas del letrado, en Puerto Madero.
A la misma hora en que se leía el veredicto, Magdalena, la madre de la víctima, atendía el kiosco donde el 7 de noviembre pasado Suárez asesinó a su hijo. “Se hizo Justicia. Me consuela un poco, porque la herida la tengo en el corazón. Un hijo muy bueno, una persona trabajadora”.
Pedro Sabo, el padre del kiosquero asesinado, sí estuvo en la sala de audiencias donde se leyó el veredicto. Por la mañana, en cambio, estuvo en el mostrador del Drugstore Pato, donde ocurrió el crimen hace nueve meses.
”Después del juicio yo quedé bastante mal, porque escuché todo lo que dijo el asesino, cómo me lo mató, ni a un perro lo matan de esa manera, cuatro tiros”, expresó el padre de Roberto Sabo, acongojado. ”Y encima pide disculpas... No puede pedir disculpas esa persona. Como dijo un abogado: esa persona no puede estar entre la sociedad”, agregó. Y concluyó: “Si a esta gente la dejás, la largan y vuelve a hacer lo mismo. Suárez ya había estado seis años preso y salió peor, lo mató como un perro a mi hijo, pobrecito”.
El fiscal Antin y los abogados querellantes, Humberto Próspero y Juan Triverio, habían coincidido con esa apreciación: el representante del Ministerio Público aseveró que Suárez “efectuó cuatro disparos contra la víctima, dos que impactaron en el rostro y dos en el tórax. Todos a corta distancia, de forma descendente, casi a modo de ejecución”, y los abogados de la familia Sabo recordaron que la víctima no se resistió al robo y, no obstante, el homicida actuó con un “desprecio total y absoluto por la vida humana”.
La defensa, finalmente, no tuvo éxito en su intento de probar que, como había dicho Suárez en su indagatoria durante el juicio –que se le había escapado un tiro durante un forcejeo con la víctima–, el acusado no había tenido intención de matar. Dado que resultaba materialmente imposible desligarlo de la autoría del crimen, habían solicitado que se lo condenara a 15 años de prisión por “homicidio en ocasión de robo”.
Raid criminal
Según determinó el fiscal Federico Medone durante la instrucción, el homicidio de Sabo fue cometido durante un raid criminal que comenzó la mañana del domingo 7 de noviembre pasado, cuando el acusado y una chica de 15 años -que no fue juzgada por ser inimputable debido a su edad- fueron hasta una agencia de remises de Ciudadela y pidieron viajar hasta Ramos Mejía.
El conductor del remís, un Ford Focus negro, los llevó hasta la zona comercial de esa localidad. Suárez le pidió que se detuviera en avenida de Mayo y Alvarado; bajó e ingresó al kiosco Drugstore Pato armado con “una pistola semiautomática 7,65 mm con numeración suprimida y cargada con al menos un cartucho, y con un revólver calibre .22″, de acuerdo a la pesquisa. Allí intimidó a Sabo, le robó $10.000 y le disparó cuatro tiros. Dos impactos lo alcanzaron en la cara y los otros dos, en el tórax. Murió ahí, en su local.
Al salir del kiosco, y una vez consumado el crimen, el asaltante intimidó con armas al remisero que lo había llevado hasta el lugar y le robó 6000 pesos de la recaudación, el teléfono celular y el auto, en el que huyó con la adolescente.
En la huida, el Focus chocó contra un árbol, momento en que los dos tripulantes se bajaron e ingresaron a un supermercado con la intención de simular ser clientes, y aprovecharon para cambiarse las ropas y así tratar de evitar ser identificados.
Luego, y siempre bajo amenazas con armas, robaron la moto y pertenencias a un repartidor, hasta que finalmente fueron detenidos en Ramos Mejía, durante un operativo policial.
Suárez había recuperado la libertad en agosto del año pasado luego de cumplir una condena de cinco años y 10 meses de prisión por hurto agravado por escalamiento en grado de tentativa y robo agravado por el uso de arma. El ahora condenado por el asesinato de Sabo ya había sido detenido a principios de octubre del año pasado en Ciudadela, en el partido de Tres de Febrero, por intentar robarle a un automovilista. En esa ocasión se le certificó su identidad y ante la inexistencia de una orden de captura recuperó la libertad.
El homicidio del kiosquero y el hecho de que el asesino fuese un hombre que había sido beneficiado por medidas judiciales, en el sistema que algunos políticos denominan “puerta giratoria”, provocó una fuerte indignación social en La Matanza, cuyos vecinos se movilizaron en ese momento en un masivo apoyo a la familia de la víctima. Esa marcha derivó en incidentes con la policía bonaerense, frente a la comisaría ubicada sobre avenida de Mayo, a pocas cuadras del kiosco que fue escenario del crimen.
Las muestras de apoyo de vecinos a la familia Sabo se reiteraron en estos meses. “Los que estamos condenados a perpetua somos nosotros porque hasta el resto de nuestros días vamos a estar sufriendo y esta gente debería cumplir la misma condena que vamos a cumplir nosotros”, había comentado la semana pasada Nicolás, uno de los hijos de la víctima. Finalmente, el tribunal decidió la pena de prisión perpetua.
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