El crimen del kiosquero: en el comienzo del juicio, el acusado de matar a Roberto Sabo dijo que se le escapó el tiro

En el comienzo del debate oral en el cual es juzgado por el homicidio del kiosquero Roberto Sabo, crimen ocurrido en noviembre pasado en Ramos Mejía, en La Matanza, Leandro Suárez, de 29 años, sostuvo que no tuvo intención de matar y que se le “escapó” el tiro al forcejear con la víctima.

Fuentes judiciales citadas por la agencia de noticias Télam informaron que declaró en la jornada inaugural del debate ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 2 de La Matanza, ante el cual dijo que ingresó al kiosco atendido por Sabo, que tenía 45 años, “con intenciones de robo pero no de matar” y que tras un forcejeo con el comerciante se le “escapó un disparo”.

El imputado también reconoció que le pertenecían las dos armas de fuego secuestradas, una en el kiosco de Sabo y otra cuando fue detenido.

”Me parece muy débil e inconsistente este relato, además no pudo contestar ante la pregunta que se le hicieron respecto de la mecánica de este hecho”, sostuvo a Télam Humberto Próspero, uno de los abogados que representa a la familia del kiosquero como particular damnificada y que pertenece al equipo de Fernando Burlando.

Además del testimonio de Suárez, los jueces Arturo Gavier, Lucila Pacheco y Diego Burgueño escucharon la declaración de Paula, viuda de Sabo, quien constató el faltante de dinero y de algunas de las pertenencias de su esposo sustraídas tras el crimen.

La jornada continuó con el testimonio del remisero que trasladó hasta el kiosco a Suárez y a una menor de edad que lo acompañaba -declarada inimputable por tener 15 años- , que en un primero momento fue señalado como presunto cómplice por los investigadores, situación que se descartó.

El juicio comenzó pasadas las 10 en la sede del TOC N° 2 de La Matanza, situado en Mendoza 2417, en San Justo. Si bien se estipuló que el debate tenga una extensión de tres audiencias, fuentes judiciales indicaron que no se descarta que hoy mismo pueda escucharse a todos los testigos y darse a conocer un veredicto.

Suárez es juzgado por el delito de “robo agravado por el uso de arma de fuego y por la participación de un menor de edad, homicidio criminis causae, portación y tenencia ilegal de arma, robo agravado y hurto agravado, todos en concurso real entre sí”, que prevé una pena de prisión perpetua.

El acusado, quien tiene antecedentes penales y había terminado de purgar una condena en agosto de 2020, permanece actualmente detenido a disposición judicial.

”Espero que le den cadena perpetua, que se quede adentro y que se pudra ahí. Es un hijo de puta, me arruinó la vida a mí y a mi familia y está acá como sin nada”, dijo a Télam Tomás Sabo, uno de los hijos de la víctima, durante el cuarto intermedio.

Sergio Sabo, padre de Roberto, resaltó la celeridad de la justicia para el inicio del debate oral y lamentó no haber llegado a horario para ingresar a la sala y escuchar él mismo a Suárez.

“Dijo que estaba arrepentido y le pidió disculpas a la familia. Estaba borracho y drogado, y así y todo le tiró seis tiros a mi hijo. No le importó nada, si mata, mata”, expresó.

Según la elevación a juicio presentada por el fiscal de primera instancia, Federico Medone, el crimen de Sabo fue cometido en el marco de un raid criminal que se inició el 7 de noviembre de 2021, cuando el acusado y la adolescente que lo acompañaba fueron hasta una agencia de remises de Ciudadela y pidieron viajar hasta Ramos Mejía.

Ambos fueron llevados por el conductor de un remís Ford Focus negro hacia esa zona, donde Suárez pidió detenerse unos minutos en un kiosco situado en avenida de Mayo y Alvarado, en la zona comercial de Ramos Mejía.

Allí se bajó solo e ingresó en el Drugstore Pato. Estaba armado con “una pistola semiautomática 7,65 mm con numeración suprimida y cargada con al menos un cartucho, y con un revólver calibre 22″, de acuerdo al expediente.

Intimidó con esas armas a Sabo, se apoderó de 10.000 pesos producto de las ventas y disparó seis balazos al kiosquero, quien murió casi en el acto, según la acusación.

Al salir del kiosco, el asaltante intimidó con armas al remisero que lo había llevado hasta el lugar y le robó 6000 pesos de la recaudación, el teléfono celular y el auto, en el que huyó con la menor.

En la huida, chocó contra un árbol, momento en que los dos tripulantes se bajaron e ingresaron en un supermercado con intenciones de simular ser clientes y aprovechar para cambiarse las ropas y evitar ser identificados.

Tras ello, y siempre bajo amenazas con armas, robaron la moto y pertenencias a un delivery, hasta que finalmente fueron detenidos en avenida de Mayo y Rivadavia, de Ramos Mejía, durante un operativo policial.

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