El crimen del colectivero. Un infierno de balas tras el tiro que segó la vida del chofer al que le faltaba solo un mes para jubilarse
Tras el ataque mortal a la víctima, un oficial de la Policía de la Ciudad que viajaba como pasajero se enfrentó con dos de los delincuentes; hubo por lo menos 15 disparos; hay un delincuente detenido; tiene 19 años y será indagado mañana
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A Daniel Barrientos, el colectivero de 55 años asesinado en La Matanza, lo ejecutaron. Sin mediar palabra, y sin que él se resistiera o hiciera ademán alguno, un asaltante le disparó a la altura del pecho después de robarle el teléfono celular y una mochila a una pasajera que estaba con su hija en el primer asiento del interno 87 de la línea 620, en el barrio Vernazza, de la localidad de Virrey del Pino. Cuando el homicida y un cómplice escapaban, un oficial de la Policía de la Ciudad que viajaba en el colectivo hacia su casa intentó impedir la fuga. Hubo un impactante enfrentamiento: al menos 14 disparos, además del tiro que segó la vida de la víctima, a la que le faltaba un mes para jubilarse.
Así lo pudo reconstruir LA NACION de fuentes judiciales y policiales. Por el homicidio de Barrientos hay un sospechoso detenido. Se trata de un joven de 19 años que tiene antecedentes por robo y encubrimiento. Esta tarde, familiares y amigos suyos protestaron en Virrey del Pino: juran que es inocente y que dormía en su casa, con su novia, cuando ocurrió el crimen.
“Para mí era todo. Me arrancaron la mitad de la vida. Me sacaron las ganas de vivir”, sostuvo Andrea, la esposa de Barrientos, al canal de noticias C5N.
Tras el homicidio, el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, fue agredido por colectiveros que se manifestaban en la avenida General Paz, a la altura del límite entre La Matanza y el barrio porteño de Mataderos.
“Mentiroso, mentiroso”, le gritaban a Berni, mientras el ministro se limpiaba la sangre del rostro, producto de los golpes. El funcionario provincial intentaba hablar en medio de los gritos. ”Entiendo el problema que están pasando. Sé lo que pasa. No salgo corriendo como los demás, pero no hay una solución mágica, es trabajar, trabajar, trabajar”, llegó a decir, antes de ser rescatado del lugar por personal de la Policía de la Ciudad.
El ministro bonaerense, debido a la profundidad de los cortes que sufrió, fue atendido en el Hospital Médico Policial Churruca Visca, de la Policía Federal Argentina. Tras ser dado de alta afirmó: “Sabemos que fue un asesinato a sangre fría, sin ningún motivo. La víctima no se resistió.
El arma que se habría utilizado para matar al colectivo estaba denunciada como robada. Fue sustraída en Morón, en enero pasado. Se trata de una pistola marca Beretta calibre 40 que fue descartada por los delincuentes a unos 30 metros de la escena del crimen.
El sospechoso detenido, identificado como Alex Gabriel Barone, de 19 años, fue arrestado por la policía bonaerense en Autopista Perón y Guanabara, cuando iba en un Chevrolet Corsa gris. Según informaron fuentes policiales, ese auto había sido visto saliendo de Guanabara y Fortín Yunca, donde apareció incendiado en Fiat Siena, vehículo que habrían usado los asaltantes para cortar el paso del interno 87 de la línea 620 que conducía Barrientos, en Bernardino Escribano y Cullen, del barrio Vernazza.
El sospechoso detenido, que será indagado este martes, vive a 14 cuadras de la escena del crimen, al otro lado de la ruta 3, en Virrey del Pino. Ahora el fiscal de La Matanza Gastón Duplaá y detectives de la policía bonaerense buscan a otros dos delincuentes que participaron del homicidio.
A la tarde, familiares de Barone se manifestaron en Virrey del Pino y aseguraban que el joven detenido es inocente, que había pasado toda la noche en su casa, junto a su novia, y que salió a las 7 de la mañana para ir a trabajar.
De madrugada
El homicidio de Barrientos ocurrió a las 5.01. Dos delincuentes subieron cuando el colectivo de la línea 620 que conducía la víctima pasaba por el barrio Vernazza.
“Los dos ladrones subieron con la intención de robarle a todos los pasajeros”, explicó a LA NACION una calificada fuente de la investigación.
Unas cuadras antes del asalto habían subido Yanina C. y su hija menor. Ambas se sentaron en el asiento ubicado detrás del chofer.
“Mientras un ladrón le robaba a una pasajera, el otro delincuente le apuntaba con un arma de fuego al chofer”, declaró Carlos Bellido, un oficial de la Policía de la Ciudad que viajaba como pasajero en el colectivo. Se dirigía a su puesto de trabajo en el Departamento Operaciones Urbanas de Contención (DUOC) de la fuerza de seguridad porteña.
A la pasajera le robaron una mochila y un teléfono celular. Después, escuchó una detonación. Era el tiro mortal que segó la vida de Barrientos. “El asesino disparó sin mediar palabra”, sostuvo a LA NACION una fuente judicial.
“Mi hija estaba en el primer asiento con mi nieta. Subió uno de los delincuentes, que le apuntó a ella, y el otro, al chofer. A ella le sacaron la mochila y el celular y al chofer le tiraron un tiro y se escaparon”, dijo a la agencia Télam Virginia, la madre de la pasajera.
Tras el disparo mortal, y mientras los delincuentes descendían del colectivo, el oficial Bellido se acercó a la puerta delantera y se identificó como policía.
“Según declaró, tras identificarse como policía, Bellido extrajo su arma reglamentaria. Hubo un enfrentamiento entre el oficial y los delincuentes. Fueron muchos disparos”, dijo un investigador.
En noviembre del año pasado, el hermano del oficial porteño, Esteban Bellido, fue asesinado por policías provinciales en un operativo antidrogas en el barrio Vernazza. Según sus vecinos, era inocente y los bonaerenses se equivocaron de objetivo. Hubo 11 efectivos detenidos por ese conmocionante caso.
Si bien falta el resultado del peritaje balístico, un primer informe hecho por los peritos determinó que, por lo menos, hubo 15 disparos: una vaina servida fue levantada del panel del lado del chofer –junto a un plomo deformado– y se secuestraron ocho vainas calibre 9 milímetros en el suelo del colectivo (disparadas por el policía) y seis vainas abajo de la unidad a la altura de la puerta, sostuvieron fuentes policiales.
El fiscal Duplaá incorporó en el expediente un video de una cámara de seguridad privada donde quedó registrado el sonido de los tiros y las imágenes de la fuga de los ladrones. “Los delincuentes, tras el enfrentamiento, corrieron 100 metros hasta donde los esperaba un cómplice en un auto”, sostuvo un detective judicial.
“Se estaba por jubilar el mes que viene, era una persona excelente, un tipazo. Le decíamos ‘musculito’”, dijo Leandro, un compañero de la víctima, en declaraciones a Radio con Vos.
El colectivero, angustiado, sostuvo: “El barrio es como todos los barrios de acá de La Matanza, no podés salir a ningún lado. Estamos cansados de las mismas promesas, de garantías de seguridad que nunca tenemos. No sabemos, cuando salimos de nuestras casas, si volvemos”.
Andrea, la esposa de Barrientos, sostuvo que su marido se quería jubilar y solo le faltaba la respuesta de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses).
“Queríamos viajar, comprar nuestra casa. Vivir lo que nos quedaba, poner un negocio. Teníamos el proyecto de irnos de Buenos Aires. Está muy complicado todo. No pudimos”, cerró la mujer.
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