El crimen del colectivero: “¡Están robados, están robados!”, el grito de los asaltantes antes de matar al chofer por un celular
Sebastián, testigo del homicidio de Daniel Barrientos, sostuvo que los ladrones se hicieron pasar como pasajeros; sostuvo que cuando vio las armas, se tiró al piso y después escuchó dos detonaciones
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Sebastián llegó a la parada de la línea 620 cinco minutos antes de que llegara el interno conducido por Daniel Barrientos. Tenía que ir desde Virrey del Pino, en La Matanza, hacia la ciudad de Buenos Aires. Trabaja para una empresa que limpia tanques de agua. No era el único. A su lado estaba su vecino y oficial de la Policía de la Ciudad Carlos Bellido. Ambos subieron al colectivo y se sentaron en los asientos de la parte trasera. A las pocas cuadras, dos jóvenes que estaban parados en una esquina hicieron señas y también subieron al micro. Pero no eran pasajeros. Eran ladrones y gritaron: “¡Están robados, están robados!, ¡Entreguen los celulares y los bolsos!”. Pocos segundos después, uno de ellos ejecutaría de un tiro en el pecho al chofer de la unidad.
Así lo reconstruyó LA NACION a partir del testimonio de Sebastián, de 43 años y padres de tres hijos. No se quiere dar a conocer. Tiene miedo. Convive día a día con la inseguridad en el barrio Vernazza, en Virrey del Pino. Él y Bellido subieron en Escribano y Corvalán.
“Después de que subimos con Bellido, el colectivo hizo dos o tres paradas y, en una esquina, dos jóvenes hicieron señas. Estaban encapuchados. Nosotros pensábamos que eran trabajadores como nosotros. Gente que se iba a ganar el mango. Pero apenas subieron, gritaron ´'¡Están robados, están robados!, ¡los bolsos y los celulares’!. Vi las armas y me tiré al piso”, recordó el testigo. Los dos ladrones, según Sebastián, estaban armados.
Enseguida, Sebastián oyó dos detonaciones. “Escuché dos disparos. No sé si le dispararon o se les escapó el tiro. El chofer no hizo nada para resistirse. Solo atinó a entregar el celular”, dijo el testigo. No sabe si ese ademán fue interpretado por los delincuentes como que iba a sacar un arma. En ese momento había 12 personas en el colectivo. Eran las 5.01 de anteayer. En el momento de los tiros, él se puso a rezarle a “todos los santos”. Tenía miedo de morir.
Antes de dispararle a Barrientos, de 55 años, los ladrones le habían sacado una mochila y un teléfono celular a una joven que estaba con su pequeña hija, de 8 años.
“Después de disparar, se bajaron por la misma puerta por donde habían subido y comenzaron a correr sentido a una calle de tierra. En ese momento reaccionó mi vecino. Bellido comenzó a dispararles a los ladrones cuando escapaban. Creo que hirió a uno”, contó Sebastián.
El testigo afirmó que vive con miedo. Que la inseguridad que hay en el barrio no es un problema nuevo. “Viene desde hace años y se acentuó cuando abrieron los búnkeres de venta de droga”, aseguró.
Está indignado. Sostuvo que recién hoy, 48 horas después del homicidio de Barrientos, vio dos patrulleros de la policía bonaerense recorriendo el barrio Vernazza.
“Nosotros necesitamos que la policía camine la calle. Que no circule en autos y camionetas. Que caminen la calle para que la gente se sienta más segura. Solo así nos vamos a sentir más seguros, que caminen, que pidan documentos; si no, de otra manera, vamos a seguir siendo carne de cañón de los delincuentes”, afirmó.
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