El crimen de Palermo. “Mariano era un loco lindo, fue a hacer una meditación de la luna y terminó apuñalado”, explicó la pareja
La familia y amigos del ingeniero asesinado reclamaron justicia frente a la sala donde se realiza el velatorio
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Dolor y angustia. Esas sensaciones eran evidentes entre los Familiares y amigos del ingeniero Mariano Barbieri que se reunieron hoy por la tarde para despedirlo en Cochería Casa Lestrade en 3 de febrero 737, San Fernando, luego del asesinato ocurrido en Palermo, el pasado miércoles por la noche.
“Mariano era un loco lindo que le encantaba la vida, era tan bueno que pensaba que no había maldad, así salió a Palermo a caminar. Fue a hacer una meditación de la luna y terminó apuñalado por un hijo de puta”, afirmó Maricel González Flores, la pareja del ingeniero.
La mujer, que es madre del hijo de dos meses de Barbieri, agregó: “No tenía nada, tenía un celular de mierda todo roto porque había ido en pantalón y remera”.
”Siempre lo escuchamos en la televisión y hoy nos tocó a nosotros. Mariano y yo teníamos un bebé de dos meses. Mi bebé se quedó sin papá. Mariano no se resistió, estoy segura, no llevaba nada. Que no quede impune”, concluyó entre lágrimas.
Junto con familiares y amigos de Barbieri, su pareja exhibieron carteles en los que reclamaron justicia.
“Era una persona excepcional, le gustaba estar afuera, entrenar y meditar” contó Diego, uno de los compañeros del secundario que cursó con Mariano en el Don Orione de Victoria. “Le encantaba la astronomía y el conocimiento”
Giuliana, prima de la víctima, le dijo a LA NACIÓN: “Estamos muy doloridos. Había sido papa hace poco, estaba muy contento por ello. Era un ser de luz, una muy buena persona. Amaba la vida. Le gustaba mucho el deporte y la ingeniería. Lo vamos a extrañar muchísimo”
Mariano, que estaba trabajando en un emprendimiento propio para el desarrollo de estructuras sustentables había nacido el 22 de abril de 1981 y estudiado ingeniería en la Universidad de Buenos Aires. “Le daba laburo a mucha gente” dijo uno de sus amigos del colegio en estado de resignación.
Adriana, la suegra del ingeniero asesinado no encontraba consuelo. “No hay palabras, es aberrante. Era un señor con todas las letras. Maravillosa persona, es una pérdida enorme para la familia”.
Carlos Cristal, de 71 años, compañero de colegio del padre de Mariano, también acompañó a la familia en el momento más duro. “Fue una tragedia. Queda una criatura de dos meses y medio sin padres. En este país no es inesperado que suceda algo así, lamentablemente”, dijo.
En la ceremonia estaban también sus compañeros de handball de la Sociedad Alemana de Polvorines, sumergidos en el dolor de haber perdido a alguien con quien compartían entrenamientos y sueños deportivos.
La pasión deportiva de Barbieri había sido recordada en las redes sociales por el club Platense, en el que jugó entre 2018 y 2021. “Su dedicación y pasión con el deporte fueron su marca desde el primer día. En los últimos días, tras su pase a SAG Polvorines continuamos como amigos y encontrándonos en el 20x40 (en referencia a las dimensiones de una cancha de handball). Estamos shockeados, sin palabras, Toda la fuerza del mundo para su familia. Una nueva víctima de la locura y la inseguridad”.
Mariano recibió una puñalada mortal en la plaza Sicilia, efectuada por un ladrón que le quitó su celular a las 22.45 del pasado miércoles. Con ese teléfono se había comunicado momentos antes con su pareja, hablaron sobre el llanto del bebé, de que Luca no podía dormir. Fue lo último que hizo Barbieri antes de ser apuñalado.
“Homicidio en ocasión de robo de 10 a 25 años. Cuando Luca tenga 10 años el hijo de puta que nos arruinó la vida estaría libre de culpa y cargo. Quién me devuelve al amor de mi vida”, escribió en las redes sociales su pareja algunas horas antes de participar de la despedida.
“¿Quién le dará un papá a mi hijo? ¿Qué hago yo de acá a 25 años, qué hago yo en dos minutos cuando el llanto me vuelva a retorcer?”, agregó la mujer de 37 años.
“No se puede creer que una persona haga seis cuadras para ver la luna y la acuchillen para robarle el celular, es una locura”, exclamó Fernando Barbieri, hermano de la víctima mortal.
Y agregó: “Mi hermano era un pan de Dios, un buenazo, un chico muy estudioso, muy capaz, que se mató estudiando para recibirse de ingeniero civil, un pibe con una capacidad increíble que siempre ha ayudado a todos”.
En cada palabra se mantenía esa sensación de dolor y angustia. Barbieri había cumplido su sueño de ser padre. No pudo saber lo que significa ver crecer a un hijo. La artera puñalada fue al corazón del ingeniero. Y al de la sociedad, también.
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