El crimen de Lucas González. La madre de la víctima dijo que a su hijo, en el hospital, lo custodiaban como si fuese un delincuente
Cintia González declaró que, cuando vio al chico en el Penna, “estaba irreconocible” y los policías le decían que “le habían volado el frasco”, por el tiro en la cabeza; uno de los acusados pidió declarar y dijo que no vio ningún arma en el auto de los jóvenes
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La madre de Lucas González, el futbolista de 17 años asesinado de un disparo policial cuando se trasladaba en un auto con tres amigos con los que había salido de entrenar en el club Barracas Central en noviembre de 2021, dijo hoy que su hijo “estaba irreconocible” cuando lo vio internado en el hospital Penna, donde “cinco policías lo custodiaban como si fuera un delincuente”.
Cintia López prestó testimonio después de que uno de los 14 oficiales de la Ciudad sentados en el banquillo de los acusados pidió declarar para afirmar que él no había visto ningún arma en el Volkswagen Suran en el que la víctima iba con tres amigos, que al llegar a la escena sus colegas le informaron que se había registrado un tiroteo y que, cuando llegó la ambulancia, y a pesar del pedido urgente de la médica del SAME, ninguno de los policías presentes en el lugar atinó a ayudarla a sacar del habitáculo el cuerpo de Lucas, que se moría.
”En el Penna siempre estuvo como delincuente, nunca dejó de tener custodia, ni dentro de la sala ni fuera. Siempre que quería verlo tenía que haber un Policía de la Ciudad”, aseguró Cintia López.
En un testimonio de un poco más de 40 minutos ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°25, la madre de Lucas, acompañada en todo momento por una psicóloga –ya que era la primera vez que estaba frente a los acusados y desde que ocurrió el hecho requiere permanente atención de salud mental–, recordó el día que balearon a su hijo y, puntualmente cuando llegó al hospital Penna, del barrio porteño de Parque Patricios, donde el joven fue internado con un balazo en la cabeza y con custodia policial.
”Cuando llegué no me dejaban verlo. Un policía de la Ciudad nos dijo que no sabía nada. ‘Viste que los chicos de ahora, no le dicen nada a los padres y andan en cosas raras’, nos dijo otro policía; pero yo sé lo que crie, mi hijo era incapaz, siempre le decía que si le querían robar que acuda a la policía”, recordó la mujer.
”Me dijeron que mi hijo estaba detenido acusado supuestamente de robo”, recordó López visiblemente conmocionada en uno de los tramos de su exposición, en la que varias veces rompió en llanto.
Frente a unos 15 familiares que la acompañaron y a los 14 efectivos de la Policía de la Ciudad imputados –tres por el crimen de Lucas y 11 por el encubrimiento del hecho–, la mujer continuó: “Tuve que destapar a mi hijo y verle los tatuajes porque estaba irreconocible, le tiraron en la cabeza, le ‘volaron el frasco’ como dijeron, era su cabecita… me dolió en el alma que hayan dicho eso porque era la cabeza de mi hijo, no era ningún frasco”.
Tras la declaración de Cintia, declaró Mario “Peca” González, padre de Lucas, uno de los testigos propuestos por la querella y la fiscalía para el debate oral.
”A Lucas lo siguieron, lo encerraron y lo acribillaron. También pudieron haber acribillado a los demás chicos”, sostuvo González, quien recordó al igual que su esposa lo que vivió durante la internación de su hijo en el Hospital Penna.
”Llegamos al lugar y no nos dieron nada, no podría creer lo que estábamos viviendo. Le pedí a un policía que si era papá me ayudara y averigüe cómo estaba mi hijo. ‘Ya a tu hijo le hicieron el luminol por el arma que disparó’, me dijo, a lo que le contesté que no podía ser, que mi hijo no sabía ni parar el colectivo”, sostuvo.
Luego, el hombre les habló a los jueces e hizo referencia a la declaración de los tres policías imputados como coautores del crimen de su hijo, quienes aseguraron que actuaron en legítima defensa y que no cometieron ningún delito.
”Escuché que fue legítima defensa, ¿cómo puede ser si mi hijo tenía canilleras y un jugo? ¿Era porque tenía una viserita o porque era negro? Me lo quitaron de la peor manera los que me lo tenían que cuidar, en vez de salvarle la vida me lo quemaron con cigarrillo”, dijo, indignado.
Al finalizar su relato, que duró poco más de 15 minutos, el hombre miró a los jueces Ana Dieta de Herrero, Daniel Navarro y Marcelo Bartumeu Romero y con voz firme pronunció: “¡Justicia por Lucas!”.
Antes del ingreso de Cintia a la sala de audiencias, declaró como imputado el oficial Daniel Rubén Espinosa, uno de los 11 policías detenidos como acusado de encubrimiento, quien aseguró que no vio “ningún tipo de arma” en poder de los jóvenes, ya que solo los vio “a distancia”.
El policía se refirió así al arma que, de acuerdo a la pesquisa, fue “plantada” por efectivos de la fuerza porteña en el auto que iban Lucas y sus amigos con el fin de hacerlos pasar por delincuentes.
También para la audiencia de hoy, se prevé que declaren ante el TOC 25 los tres jóvenes amigos de Lucas que estaban con él cuando el auto Volkswagen Suran en el que se movilizaban luego de salir de entrenar del club Barracas Central fue atacado a tiros por la policías de la División Brigadas y Sumarios de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad a las 9.45 del 17 de noviembre de 2021 en el cruce de las avenidas Iriarte y Vélez Sarsfield, de Barracas.
Se trata Julián Salas, Joaquín Zuñiga y Niven Huanca, quienes además de testigos del crimen de Lucas fueron víctimas de torturas policiales en el mismo hecho. Durante la declaración de Huanca, y cuando el joven mencionó que les habían disparado seis tiros, Cintia López se levantó, visiblemente angustiada, para salir de la sala. Pero no advirtió que la puerta de vidrio estaba cerrada y se golpeó fuertemente la cabeza y cayó al piso, lo que obligó a realizar un cuarto intermedio.
Por el crimen de Lucas se encuentran detenidos y son sometidos a juicio desde el 16 de este mes el inspector Gabriel Alejandro Issasi, de 41 años; el oficial mayor Fabián Andrés López, de 48, y el oficial Juan José Nieva, de 37, quienes además están acusados de someter a torturas a los otros tres chicos, a quienes amenazaron, les dijeron “villeros” y “negritos” y los mantuvieron esposados y tirados en el piso mientras su amigo agonizaba.
La declaración del policía
El oficial Daniel Rubén Espinosa, de 33 años, que se desempeñaba en la Comisaría Vecinal 4D y pidió declarar esta mañana en el inicio de la segunda audiencia del juicio, dijo ante el tribunal: “No vi ningún tipo de arma. A los chicos los vi a la distancia, no podía reconocerlos y menos saber si tenían un arma”; se refería al hallazgo de una réplica de pistola que, según se comprobó en la investigación, fue “plantada” en el auto de los adolescentes.
Espinosa recordó que se enteró por los medios de comunicación de que habían encontrado una pistola de juguete, pero dijo que no se preguntó a sí mismo por qué apareció dicho elemento en el lugar.
En su relato de los hechos, el policía recordó que se encontraba en la comisaría cuando su superior, el inspector José Tévez, le ordenó que lo llevara hasta las avenidas Iriarte y Vélez Sarsfield, donde habían modulado por handy que hubo “un enfrentamiento armado de cuatro masculinos armados y por eso solicitaban apoyo”.
Al llegar al lugar, agregó, su superior le pidió parar en las calles Alvarado y Pedriel, donde le comunicaron que se encontraba el vehículo Volkswagen Suran en el que viajaban los cuatro adolescentes.
Según Espinosa, a él le ordenaron cortar la calle y, en ese momento, escuchó una modulación en la que se solicitaba una ambulancia con prioridad por un herido.
“Fue una situación llamativa, muy fea porque había un chico con un disparo en la cabeza”, dijo.
Sobre la llegada de la ambulancia, el oficial dijo que la doctora pidió que saquen al adolescente herido para poder atenderlo, aunque “ninguno de los policías atinó a hacer nada, sinceramente”.
“La doctora volvió a decir ‘ayúdenme a bajar del auto que se va a morir’… ahí mi jefe me dice que los ayude a sacarlo”, relató el policía, quien tras ello fue como consigna en la ambulancia hasta el hospital Penna, donde Lucas fue llevado para su primera atención.
”Un médico me dice que se cayó una bala de la cabeza del pibe, ahí me entero del nombre del chico, que era Lucas González. Cuando entro a la sala de shock room me señalan el piso y me doy cuenta de que no era una bala, sino un encamisado, entonces aviso que el plomo estaba dentro de la cabeza”, agregó.
El oficial relató que se colocó los guantes, agarró dos servilletas y tomó el encamisado para su resguardo y posterior entrega a la Policía Federal, designada para las pericias.
Espinosa dijo que tras ello regresó al lugar del hecho, donde habían quedado los tres adolescentes amigos de Lucas.
”No sé por qué estoy sentado acá, no sé por qué estoy hace un año y pico en una cárcel. Lo único que hice fue ayudar a una persona que estaba herida y un 18 de diciembre fui a tomar servicio y me detienen”, concluyó
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