El crimen de la periodista. Para la fiscal, “hay indicios de una relación conflictiva” entre la víctima y el empresario detenido
La representante del Ministerio Público no cree que el homicidio esté relacionado con la actividad de prensa de Griselda Blanco, hallada ahorcada y acuchillada en su casa de Curuzú Cuatiá; el nuevo acusado, Darío Holzweissig, se negó a declarar y quedó en prisión preventiva
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La fiscal que investiga el crimen de la periodista Griselda Blanco, asesinada el 20 de mayo pasado en su casa de la ciudad correntina de Curuzú Cuatiá, dijo hoy que “hay indicios de una relación conflictiva” entre la víctima y Darío Alfredo Ricardo Holzweissig, el empresario de la noche detenido por el homicidio.
Lo que aún no fue totalmente dilucidado es qué tipo de relación los unía. El abogado del acusado dice que solo tenían un vínculo comercial. Pero la fiscal María José Barrero Sahagún, que tiene a su cargo la investigación del resonante crimen, afirma que ha recolectado suficientes elementos como para acreditar que entre ellos también había un lazo sentimental.
Eso sí: la representante del Ministerio Público sostuvo que, en función de las evidencias colectadas hasta el momento, no surgen indicios vehementes de que el homicidio tenga relación con la labor periodística de la víctima.
Ese móvil es el que sostuvieron, desde el principio, los hijos de Blanco y su abogada. En las primeras horas después de que la periodista de 44 años fuera hallada en su casa golpeada, con un corte en el cuello y ahorcada con una soga dentro de su casa de la calle Juan Pujol al 800, ellos sostuvieron que la pesquisa debía enfocarse en las investigaciones y denuncias que había hecho su madre: unas, relativas a presuntos abusos deshonestos de parte de un comisario, y otra, por un presunto caso mortal de mala praxis en un hospital de Curuzú Cuatiá.
Eso sostenían, incluso, cuando tras el descubrimiento del cuerpo fue detenido el periodista Armando Jara, ex pareja y compañero de trabajo de Blanco, ante la sospecha de que la mujer podría haber sido víctima de un femicidio y él, el autor de ese abyecto crimen.
Giro inesperado
Pero como las denuncias de Blanco podían poner en tela de juicio la imparcialidad de la fuerza local, la Justicia correntina convocó a la Policía Federal para que se hiciera cargo de la pesquisa. Y los detectives federales, a poco de recorrer el espinel investigativo, fueron juntando evidencias que provocaron un giro en el caso: las nuevas pruebas los alejaron de Jara y los condujeron hacia Holzweissig.
El dueño del local bailable Punto Sur, de Curuzú Cuatiá, fue detenido el jueves a la noche en su casa, donde también estaba su esposa, que fue demorada en el lugar.
Se produjo, entonces, un enroque: así como Holzweissig quedó tras las rejas, Jara fue excarcelado por falta de mérito, por lo que aún continúa ligado al proceso. Tras pasar una semana preso, el ex de Blanco pidió “recuperar su vida”. En un video, agradeció a quienes confiaron en su inocencia. “Estoy cayendo de muchas cosas, me estoy enterando de muchas cosas […] Necesito volver con mi vida, necesito intentar nuevamente tener mi vida cotidiana porque vivo el día a día, no gano fortunas y si no trabajo no tengo sustento”, precisó Jara.
El domingo a la noche, antes de que se venza el plazo procesal, el empresario fue sometido a la audiencia de imputación. Se negó a declarar y, posteriormente, se formalizó el cargo por homicidio simple y el juez de Garantías local, Martín Vega, le dictó la prisión preventiva.
“Hubo mucha recolección de evidencia”, remarcó la fiscal María José Barrero Sahagún ayer, en declaraciones a Radio Sudamericana.
Mensajes suprimidos
Según la representante del Ministerio Público correntino, entre las evidencias recolectadas se determinó que hubo mensajes y audios de WhatsApp del celular de la víctima, que se llevó el asesino y luego fue secuestrado, que “habían sido eliminados”, pero que los recuperaron los peritos del Departamento de Cibercrimen de la Policía Federal Argentina.
“Cada vez son más fuerte los indicios de la relación conflictiva entre ellos, que podría ser el móvil para dar muerte a Griselda Blanco”, dijo Barrero Sahagún, quien confirmó que Blanco y el empresario mantenían una relación comercial y también sentimental, y sostuvo que “hasta el momento, no hay evidencia sólida que tenga relación con su trabajo como periodista”.
También destacó que “las cámaras de seguridad lo sitúan [al imputado] en el horario de la data de la muerte que arrojó la autopsia, saliendo de su casa y en la esquina de la casa de la víctima”.
Luego señaló que en los alrededores de la vivienda del empresario “se recogieron elementos de muchísimo interés para la causa, que están sujetos a peritajes”. La fiscal espera, justamente, los resultados de los análisis de ADN, “que serían el corolario” de las diligencias procesales ordenadas. Esos cotejos genéticos están relacionados con restos orgánicos hallados en la escena del crimen; especialmente, cabellos que tenía la víctima en sus manos, que podrían ser producto de un infructuoso intento por defenderse y salvar su vida.
El abogado de Holzweissig, Alejandro Exequiel Gómez, admitió que a su defendido “se le realizó una extracción [de sangre] sin informarle”, aunque no pudo dar mayores precisiones porque aún no había tenido “acceso al legajo”.
Sobre la investigación, fue muy crítico: “Entendemos que está mal direccionada la investigación”, dijo Gómez ayer a la agencia de noticias Télam. Y añadió que Holzweissig no declaró porque “realizar o planificar una declaración sin haber siquiera examinado el cúmulo de evidencias –y estimo que será un gran cúmulo de evidencias– sería muy imprudente”.
CLAVES DEL CASO
- La periodista Griselda Blanco, de 44 años, fue hallada muerta dentro de su casa, el 20 de mayo pasado; tenía una soga al cuello, presentaba golpes y, también, un corte en el cuello. Horas antes había denunciado al hospital Fernando Irastorza, donde Débora Serrano, una amiga de la trabajadora de prensa murió, según ella, por mala praxis.
- En un principio fue detenido Armado Jara, expareja y compañero de trabajo de Blanco. Los hijos de la víctima lo defendieron.
- Debido a que la víctima también había denunciado públicamente a un comisario provincial por un presunto abuso, la fiscalía convocó a la Policía Federal para que se hiciera cargo de las pesquisas. Los detectives federales recolectaron pruebas y llevaron la investigación hacia un nuevo rumbo que los alejó de Armando Jara.
- Así, el jueves pasado apresaron a Darío Holzweissig, dueño de un boliche bailable con quien la víctima mantenía una relación comercial y sentimental, según la justicia. Por ahora, no hay indicios que vinculen el crimen con las denuncias públicas de la víctima.
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