El crimen de la calle Ravignani: condenaron a prisión perpetua al asesino que mató al sereno de una obra en construcción
Porfidio Huaynoca Aranibar fue encontrado culpable de homicidio doblemente agravado por haber sido cometido con ensañamiento y para facilitar y consumar otro delito, en concurso real con los delitos de privación ilegítima de la libertad y robo; el homicidio ocurrió en junio de 2019 en Palermo
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En horas de la madrugada del 10 de junio de 2019, Porfidio Huaynoca Aranibar, un ciudadano boliviano de 45 años, mató a golpes a Juan Ramón Rivas, el sereno de una obra en construcción situada en Ravignani 2069, en Palermo. De la escena del crimen se robó dos máquinas para cortar cerámicos y un tacho de pintura donde había herramientas, teléfonos celulares y dinero. Caminó un par de cuadras, se subió a un taxi que lo llevó a la villa de Retiro, donde vivía. Estuvo prófugo más de dos años, hasta que lo detuvieron en La Quiaca, en Jujuy. Cinco años después fue condenado a la pena de prisión perpetua.
El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) porteño N° 22, integrado por los jueces Gabriel Nardiello, Sergio Paduczak y Patricia Cusmanich, encontró culpable a Huaynoca Aranibar de homicidio doblemente agravado por haber sido cometido con ensañamiento y para facilitar y consumar otro delito, en concurso real con privación ilegítima de la libertad y robo.
Durante su alegato, la auxiliar fiscal Gabriela Ferreiro sostuvo que “las pruebas analizadas constituían indicios precisos y concordantes que permitían tener por acreditado el episodio que atribuyó a Porfidio Huaynoca Aranibar”.
En el juicio, el acusado pidió que se lo condenase solo por lo que había hecho y reiteró que había robado, pero que no había matado, según se desprende de la sentencia, a la que tuvo acceso LA NACION.
Rivas, la víctima, trabajaba como sereno de una obra en construcción situada en Ravignani 2069, en Palermo.
El cadáver deRivas fue hallado en una cama en el segundo subsuelo de la obra en construcción. El cuerpo, descubierto por los albañiles que llegaban a trabajar, estaba boca arriba. Tenía los pies y las manos atados con un cable tipo alargue y estaba sujetado con un cinturón marrón con una hebilla metálica. Lo habían matado a golpes. En la escena del crimen se encontró una varilla de hierro con manchas de sangre.
El móvil del asesinato habría sido el robo de herramientas, teléfonos celulares, cortadoras de porcelanato, una caja de revestimiento cerámico y 9000 pesos.
Para avanzar en la identificación del sospechoso fueron claves las imágenes captadas por las cámaras y domos instalados en la zona que registraron el ir y venir del homicida antes y después del crimen. El juez Martín Yadarola, a cargo de la investigación, tuvo la colaboración de detectives de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad, quienes estuvieron a cargo de las tareas investigativas.
Las grabaciones
Lo realmente fructífero resultaron ser los domos y cámaras emplazadas en las inmediaciones de la zona (apostadas en Ravignani 2085, Ravignani 2015, Ravignani y Guatemala, Santa Fe 5176 y Santa Fe 5172), por cuanto permitieron divisar a un hombre que, por lo menos, a partir de las 00.08 horas del 10 de junio de 2019, comenzó a merodear la obra en cuestión para luego, violentando la seguridad del portón de acceso, ingresar en la misma”, explicó el juez Yadarola en el expediente judicial.
Según las filmaciones, a las 0.24 de ese 10 junio, el sospechoso, “después de varias aproximaciones al portón y manipular lo que podría tratarse del candado”, ingresó en la obra en construcción.
Dos horas después, las grabaciones registraron la salida del presunto asesino. “Se lo vio caminar en dirección a la calle Soler con una carretilla que contenía varios objetos”, según se desprende de la causa.
A las 2.37, sin la carretilla, volvió a ingresar en la escena del crimen. Estuvo cinco minutos en la obra en construcción. Se retiró con otra carretilla y más elementos robados. No volvió más.
Para avanzar en la identificación del sospechoso, fueron clave las imágenes que registraron el momento en que se subió a un taxi con el botín.
“En palabras del taxista que lo trasladó, durante el viaje entablaron conversación, comentándole el pasajero que había tenido problemas con un muchacho que trabajaba en una obra cercana y que por eso la hora tan tarde. Que si bien se mostraba algo nervioso, no estaba alcoholizado ni fuera de sí, ´estaba en estado normal´, y que durante todo el viaje hablaron de albañilería, construcción y temas asociados, demostrando tener conocimientos en dicho rubro. Luego puede afirmarse que bajó del taxi y actuó sin ningún tipo de desesperación, miedo o angustia por el hecho que había cometido”, según se desprende de la resolución donde el juez Yadarola procesó al sospechoso.
Después del homicidio, el sospechoso se fugó a Bolivia, según pudieron determinar el juez Yaradola y su equipo de colaboradores.
“Claro está, el procedimiento que permitió su detención da cuentas claras de que, tras el hecho cometido, el imputado se recluyó en la zona fronteriza del país, entre Villazón, en Bolivia, y la ciudad de La Quiaca, desde donde contaba con accesos a cruces clandestinos permanentes, y domicilios alternativos en uno y otro país”, afirmó el juez Yadarola en el procesamiento.
El acusado fue detenido por la personal de la Policía de Jujuy en La Quiaca después de que detectives de la Policía de la Ciudad descubrieran, por tareas investigativas, que el sospechoso se dedicaba al “bagayeo” de distintos tipos de mercadería entre Villazón y La Quiaca. Cuando fue apresado se le secuestraron 80 kilos de hojas de coca.
“La prueba producida en autos no exhibe que hubiese existido otra finalidad distinta por parte del causante, sino la de acceder a la obra en construcción con el objetivo de sustraer elementos de valor, tomando entonces, deliberadamente, la decisión allí de matar a una de las personas que se encontraban cumpliendo el rol de sereno o cuidador de los bienes existentes en el sitio”, afirmó el magistrado.
Los fundamentos
Al fundamentar la sentencia, el juez Nardiello sostuvo: “En todo momento, Huaynoca Aranibar supo con certeza cuáles eran las circunstancias de los hechos materia de análisis, cuáles eran las pruebas en su contra y cuál era la significación jurídica, desde la declaración indagatoria hasta el alegato fiscal”.
El magistrado explicó que “el cúmulo probatorio producido durante la audiencia de debate oral y público, me conduce a tener por cierto el siguiente hecho: el día 10 de junio de 2019, en horas de la madrugada, Huaynoca Aranibar ingresó en la obra en construcción sita en la calle Ravignani 2069 de esta ciudad, con el fin de apoderarse ilegítimamente de elementos de valor de ese lugar y para ello, provocó daños sobre la cadena con candado que aseguraba el acceso al predio. Una vez dentro del sitio, maniató y agredió físicamente a Rivas, quien se encontraba en el sitio oficiando como sereno y se hallaba durmiendo sobre una cama improvisada ubicada en el segundo subsuelo de la obra en cuestión, pegada a la puerta de ingreso al sector, a través de múltiples golpes, focalizados principalmente en la parte superior de su cuerpo, que le provocaron la muerte”.
El juez Nardiello agregó: “Para tener por corroborado el hecho, lo primero que advierto es que la confesión del acusado Huaynoca Aranibar, lo coloca indudablemente en las circunstancias de tiempo y lugar indicadas y permite afirmar, con toda certeza, que se trata de la persona ilustrada en las filmaciones recolectadas por personal policial”.
También enumeró como pruebas las filmaciones de las cámaras de seguridad y las declaraciones de los testigos, como la del empleado de un quiosco donde el homicida hizo una compra después de cometer el crimen y la del taxista que llevó hasta Retiro al sospechoso.
“La prueba producida en el debate se encuentra dirigida en un solo sentido y despeja cualquier duda al respecto, por lo que habrá de descartarse de plano la hipótesis formulada por la defensa y, en contraposición, tener por acreditada la hipótesis afirmada por la acusación”, afirmó el magistrado en la sentencia.
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