El crimen de Juan Carlos Cruz. “Expuso su vida a muchos delincuentes y los salvó”, recordaron amigos del médico asesinado
Familiares, amigos, colegas, alumnos y vecinos velaron los restos del reconocido cirujano del Hospital Carrillo. Reclamos a la justicia tras su brutal asesinato
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Familiares, amigos, colegas, alumnos y vecinos de Juan Carlos Cruz se congregaron hoy para despedir al cirujano que fue víctima de la inseguridad en Morón. El jefe de Emergencias y Quirófano del Hospital Carrillo, de Ciudadela, fue velado en la Cochería Pache de Morón, en la avenida Eva Perón al 1100. El profesor de Medicina en la Universidad de Buenos Aires (UBA) murió baleado por delincuentes que lo sorprendieron ayer mientras estacionaba su auto a las 16.56, en Gregoria Pérez y Lanús, frente a la casa de su madre. Conmovidos por el homicidio, los allegados a la víctima contaron que era un médico muy querido como persona y reconocido por su profesionalismo. Recordaron, incluso, que había atendido y salvado la vida de decenas de delincuentes heridos con armas durante sus más de treinta años de labor. El exfutbolista Fernando Cáceres se encuentra entre esas personas que evitaron la muerte gracias a la intervención de Cruz.
Fue un profesional que supo del crecimiento individual desde su origen humilde, apoyándose en el esfuerzo y el estudio. Tenía 52 años.
Victoria, hermana del asesinado médico, se mostró conmovida, llena bronca e impotencia: “Era un ejemplo de persona, solidario. Amaba su profesión, vivía para los demás. Es una mierda lo que pasó. Si no cambian las leyes no va a haber justicia. Los derechos humanos tienen que ser para personas íntegras como mi hermano. Pero no, a los que se protege son los que delinquen, que entran por una puerta y salen por atrás. ¿Quién avala esto? No hay ley para estas lacras. Están sueltos y todas y se cagan en los laburantes y en los derechos humanos. A mi hermano le arrebataron la vida”.
Y agregó: “Espero que su muerte no haya sido en vano, que marque un antes y un después en la Justicia. Quiero justicia. Pero, aunque se consiga algo así, nadie me devuelve a mi hermano”.
Juan Carlos no tenía hijos, pero sus sobrinas cubrían sus afectos. Melina Hoyos, una de ellas, estaba desconsolada. Entre sollozos, pronunció “Es una muerte injusta. Era un amor de persona, nos criamos con él, era como un hermano mayor, nos cuidaba mucho, siempre estaba presente. Su sueño era ser papá”.
Ella vive en el mismo barrio donde vivía su tío. Sabe que la inseguridad golpea esa zona. “No se puede beneficiar a los chorros, ojalá se tomen medidas. Dios quiera que se haga justicia. A nosotros solo nos queda el dolor y la pérdida. Que en paz descanse”, dijo.
Juan Cruz era deportista, jugaba pádel, tenis, fútbol, pero por sobre todo era un trabajador incansable. “Se lo pasaba trabajando. Dormía poco. Era un médico con todas las letras. A veces volvía golpeado por familiares de delincuentes heridos que él y su equipo no habían podido salvar” contó Melina.
Sus colegas también estaban desolados. Susana Ropola, subdirectora del Hospital Carrillo, enfatizó el enorme esfuerzo que hizo el cirujano durante toda su vida: “Era un excelente profesional. Muy preparado y trabajador. Un gran compañero. Expuso su vida frente a muchos delincuentes y los salvó”. Sobre la inseguridad fue clara y contundente: “Está a la vista y quedó plasmado con este caso. Lo resumo en el concepto de miedo”.
María Carla Bollo tiene 37 años, es residente y colega de guardias de Cruz; lo conocía muy bien y lo describió de la siguiente manera: “Un gran ser humano. Un profesional que se cargó la pandemia del COVID de un hospital entero al hombro. Vivía para su trabajo. Trabajaba todos los santos días”. Respecto a lo sucedido, opinó: “Es parte de la Argentina que vivimos. Una persona de trabajo que vienen dos hijos de su madre y lo matan así nomás. Necesitamos un cambio urgente. Que lo que pasó se visibilice y no quede en la nada como ha sucedido con tantos otros”.
Marcelo Seijo, médico cirujano, Pablo Bolischky, jefe del Servicio de Ambulancias y Damián Sulahian, parte del equipo del SAME, trabajaron más de dos décadas con Cruz, “El Negro”, como lo llamaban sus amigos. Coincidieron en que “era un muy buen tipo. Muy tranquilo. Un médico por vocación. Muy generoso, atento y laburador, se hizo de abajo”. Con humor recordaron: “Era un pésimo jugador de fútbol, te daba fuerte, pero siempre quería jugar”. La despedida final también tiene espacio para recordar los buenos momentos compartidos que pueden ayudar a soportar el dolor de una inesperada partida.
Sobre la pasión del médico ampliaron: “Lo importante es destacar su vocación por la emergencia. Podía trabajar en el ámbito privado por un sueldo tres veces mayor y, sin embargo, elegía lo público donde estamos muy expuestos al peligro”.
El Carrillo es un hospital “caliente”, que tiene “muchas villas cerca”, así los definieron los profesionales que se acercaron a despedir a Cruz y juntarse en un abrazo colectivo frente a la pérdida. “Si íbamos en ambulancia nos teníamos que meter con un móvil de la policía que nos escoltara. Pero la mayoría de las veces nos tiraban cuerpos baleados en la puerta del hospital, como ves en las películas. Salvamos a cientos de esos y Juan Cruz era el primero en salir a ayudarlos”.
Sobre la inseguridad en la zona, también coincidieron: “Todavía no entendemos qué pasó, cómo de repente no tenemos más a nuestro amigo. Hay mucho crecimiento de la inseguridad. Es una gran impotencia la poca actividad de la Justicia. Los que delinquen lo saben y por eso salen a robar igual. Por otro lado, la policía que no tiene respaldo”.
Adela Duarte, enfermera del Hospital Carrillo, trabajó con la víctima 28 de sus 54 años. Con otros profesionales de ese centro de salud y amigos de Cruz hicieron un simbólico corte en el cruce de las avenidas Eva Perón e Hipólito Yrigoyen con carteles cuya consigna leía Justicia por Juan Carlos. “Lo hicimos para reclamar por visibilidad y justicia. No puede quedar impune”, comentó.
Vianela Higueras cursa la materia de Cirugía Torácica en el sexto año de la carrera de Medicina en la UBA y también conocía bien a Cruz. “Era un tipazo. Tenía una templanza increíble. Era la alegría caminando. Muy apasionado, dedicado, le encantaba enseñar. Muy querido y muy respetado en el hospital”, aseguró.
Al igual que otros de los asistentes a la despedida de Cruz, Vianela recordó el esfuerzo que el médico asesinado hizo siempre para salvar las vidas de tantos delincuentes que llegaban al quirófano con serias heridas de bala. dijo “Todo el tiempo salvaba delincuentes que entraban heridos al hospital. Es injusto porque ellos a él no le dieron la posibilidad de nada”, aseveró.
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