El crimen de Fernando Báez Sosa: de la cacería humana al trofeo de torero, los alegatos para pedir la prisión perpetua de los acusados
La fiscalía y la querella coincidieron en el reclamo de una condena por homicidio doblemente agravado
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DOLORES.- Habían pasado casi once horas de audiencia cuando Fernando Burlando presentó el cierre del alegato del particular damnificado. Las imágenes del ataque en la madrugada del 18 de enero de 2020 volvieron a ser reproducidas en la pantalla de la sala de audiencia del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 1 de Dolores. Pero, esta vez, había un cambio. Las escenas eran más nítidas que aquellas que se observaron antes de esas mismas filmaciones. Habían sido mejoradas con un software de inteligencia artificial y cada imputado tenía un color único que facilitaba el seguimiento de sus acciones. El defensor Hugo Tomei intentó evitar que se visualizase esa filmación con el argumento de que podría tratarse de una prueba nueva. Los jueces no validaron su protesta. Algo similar había pasado en el comienzo de la jornada, cuando la fiscalía apoyó su alegato con imágenes. Pasadas las 20, las escenas preparadas por la querella impactaron en la sala. Especialmente, a los acusados. Dejaron de mirar el video. Pocos minutos después, los ocho imputados escucharon el segundo pedido de prisión perpetua en su contra por el homicidio de Fernando Báez Sosa.
“Nos han mentido descaradamente a todos. Esto acredita que estaban en el lugar todo juntos, que operaron en manada. Todos participaron, todos pegaron, todos mataron. Esa es la maniobra: como chacales y al unísono, así castigaban a Fernando Báez Sosa”, dijo Burlando cuando exponía las imágenes. Y definió: “Fue una cacería humana”.
Así, la querella llegó al final de su argumentación para sostener la acusación de homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas contra Blas Cinalli, de 21 años; Luciano Pertossi, de 21; Ciro Pertossi, de 22; Lucas Pertossi, de 23; Ayrton Viollaz, de 23; Enzo Comelli, de 22; Matías Benicelli, de 23, y Máximo Thomsen, de 23.
El Ministerio Público Fiscal, representado por Gustavo García y Juan Manuel Dávila, habían sustentado también la acusación con la que los ocho imputados llegaron a este juicio oral luego de ser detenidos en la mañana del 18 de enero de 2020, pocas horas después del crimen en Villa Gesell.
La fiscalía no solo mantuvo la imputación de homicidio doblemente agravado sobre los ocho jóvenes de Zárate, sino que también anticipó que acusará por falso testimonio a Juan Pedro Guarino y Tomás Colazo, dos amigos de los acusados que estuvieron con ellos en el momento del ataque, aunque no participaron de esa agresión, y en las horas posteriores al asesinato de Báez Sosa.
“Quiero que paguen porque son unos asesinos. Que no le tiemble la mano a los jueces cuando den la sentencia porque se lo merecen. Confío plenamente que se va a hacer justicia por Fernando”, dijo Graciela Sosa tras concluir la larga jornada de alegatos de la fiscalía y la querella. Hoy será el turno de la defensa de Tomei, que representa a los ocho imputados.
La descripción del caso de la fiscalía
La audiencia había comenzado con la descripción del hecho que realizó el Ministerio Público. “Durante siete minutos acordaron matar a Fernando del modo que lo hicieron. Prepararon la estrategia para hacerlo. Fernando y sus amigos no tuvieron posibilidad de advertir que venían, no tuvieron la posibilidad de reacción. Y si faltaba algo para decir que esto fue orquestado, organizado, es que hayan decidido filmar el inicio de la agresión, es como poner la frutillita del postre. Filmaron el inicio porque después guarda el teléfono y continúa con a la agresión. Estoy hablando de Lucas Pertossi”, dijo entonces el fiscal García.
Y agregó: “No hubo roles, todos hicieron todo. Todos se pusieron de acuerdo para matar a Fernando, de esta manera, todos lo golpearon. No hay posibilidad de la figura de riña. Para que haya riña tiene que haber dos grupos peleándose. No hubo pelea, no hubo dos grupos, hubo un solo grupo que le pegó a Baez Sosa”.
El fiscal García manifestó que nunca había visto que un cuerpo tuviese la marca de una patada tal como quedó la huella de una suela marcada en la piel de Báez Sosa. “Los toreros se llevan la oreja del toro, eso fue dejarle el sello a Fernando”, definió al referirse a la marca provocada por una zapatilla de Thomsen, según quedó expuesto en los peritajes.
Su colega Dávila detalló luego las acciones que la fiscalía le adjudica a cada imputado. Explicó que los ocho imputados son “coautores con condominio del hecho”. Y señaló, por ejemplo, que de los testimonios puede desprenderse que Thomsen actuaba como el líder del grupo. También apuntó a que ese acusado fue señalado en las declaraciones como el atacante que “le daba puntapiés en la cara con bronca” a Báez Sosa. Y se apoyó en el relato de los patovicas del boliche Le Brique que contaron en el tribunal que Thomsen “fue la persona que más le pegó en el piso a Fernando”.
Descartó la versión que ese imputado dio al pedir la palabra, al asegurar que mintió como lo hicieron también, a su criterio, los otros acusados que hablaron frente a los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lazzari. Comentó el fiscal que si se consideran los dichos de Thomsen sobre el supuesto consumo de alcohol, podría calcularse que “bebió tres litros de vodka” al tomar en cuenta cada vez que dijo que había tomado alcohol ese día.
Dávila sustentó así el pedido de una pena de prisión perpetua contra los ocho imputados por homicidio doblemente agravado.
Esa opinión fue compartida por Facundo Améndola, que habló luego de que Burlando hiciese la presentación del caso por parte de la querella.
“Thomsen intentó dar una versión exculpatoria, que no se coincide con ningún elemento de prueba. Todo lo que dijo es falso. No se condice ni con el horario en el que cruzó, ni con la ubicación en la que ocurrió el hecho. De lo único que sirvió la declaración de Máximo Thomsen es para ubicarse en la escena del hecho”, dijo Facundo Améndola, hijo de Fabián, otro de los abogados querellantes.
Al finalizar su exposición, Facundo Améndola se quebró por la emoción. Cuestionó a los padres de los acusados que hablaron ante el tribunal: “Ninguno pidió perdón ni mostró empatía con los padres de Fernando. Tampoco ninguno dijo que sus hijos eran inocentes. Se limitaron a contar los padecimientos que este hecho les había traído. Uno de ellos dijo algo que nos llamó la atención: ‘acá están tratando de curar el dolor con más dolor’. Y la verdad que no venimos a curar el dolor de ellos dos [se dio vuelta para señalar a Silvino Báez y Graciela Sosa] con más dolor. Acá venimos a curar dolor con justicia por Fernando Báez Sosa al que le arrebataron la vida a la salida de un boliche donde había ido a divertirse estando de vacaciones”.
Tras esas palabras, lloró abrazado a los padres de Báez Sosa que escucharon toda la audiencia sentados detrás de sus abogados.
Luego de escuchar la vibrante argumentación de su hijo, Fabián Améndola tomó la posta en la querella para cuestionar el posible uso de la figura de homicidio en riña como opción para la defensa de los acusados: “En el caso que nos ocupa debe ser descartada [la hipótesis] del homicidio en riña o agresión. Eso no tiene que venir de un acuerdo, tienen que ser espontáneo. En cambio, los ocho imputados se pusieron de acuerdo en matar a Fernando Báez Sosa, entre todos, entre los ocho. Ni uno solo estuvo fuera de ese acuerdo”.
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