El crimen de Andrés Blaquier: el momento del ataque de los motochorros y otros videos que se exhibieron en el juicio
El debate donde se juzga a dos adolescentes entró en su etapa final; el lunes próximo comenzarán los alegatos del Ministerio Público Fiscal, la defensa de los acusados y del abogado que representa a la familia de la víctima
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Hace casi 11 meses, el empresario Andrés Blaquier fue asesinado de un tiro. Mientras iba en su moto de alta cilindrada con su esposa, dos asaltantes lo interceptaron en plena Panamericana y le dispararon al pecho para hacerlo caer y robarle el rodado de alta gama. Fue en el kilómetro 50 de la autopista. La secuencia del ataque quedó registrada por cámaras de seguridad de la Municipalidad de Pilar y de un bingo de la zona. Las filmaciones fueron exhibidas durante el juicio en el que dos adolescentes están en el banquillo, acusados por el crimen.
Hoy terminó la etapa de testigos e incorporación de pruebas y el lunes próximo comenzarán los alegatos, en el tramo final hacia la sentencia. Para apoyar a la familia de la víctima y para bregar por el derecho a circular seguros, Motociclistas Agrupados convocó a una “motoqueada” frente a la sede del Juzgado de Garantías de Pilar (donde se realiza el juicio, en la Avenida 12 de Octubre 1457, colectora Oeste del Ramal Pilar). Llevan cuatro consignas: “Prevención (para que no nos roben/maten más); Seguridad (Para poder trasladarnos tranquilos); Justicia (para familiares de víctimas de estos hechos) y Condenas Ejemplares (para que robar/matar no sea gratis).
El homicidio ocurrió a las 18.54 del 29 de octubre pasado, cuando Blaquier, y su esposa, Magdalena De Elordy, circulaban sentido norte en una moto BMW GS1200. Volvía a su casa, en el country Martindale, después de haber presenciado la final del Abierto de Polo de Hurlingham. Los acompañaba una pareja amiga que iba en una moto BMW GS800.
En las filmaciones, a las que tuvo acceso LA NACION, se observa el momento en que la moto en la que circulaban los delincuentes, que había sido robada días antes en Ricardo Rojas, partido de Tigre, se puso a la par de la de la víctima y, segundos después, Blaquier y su esposa caen al asfalto. No fue una mala maniobra: uno de los asaltantes le disparó a empresario sin miramientos, a corta distancia. A matar.
“Los delincuentes encerraron a Blaquier y le dispararon en el pecho con una pistola calibre nueve milímetros con la intención y voluntad de causarle la muerte para facilitar y consumar el desapoderamiento de su vehículo. Como consecuencia del disparo, la víctima y su esposa cayeron de la moto. El delincuente que disparó, después de levantar la moto BMW 1200 del empresario ayudado por su cómplice, se dio a la fuga”, reza el expediente judicial.
Como consecuencia de la caída, De Elordy sufrió la fractura de la rótula izquierda. Blaquier, según la autopsia, murió como consecuencia de un “shock hipovolémico a causa de una herida de arma de fuego con orificio de entrada en hemitórax izquierdo y de salida en región dorsal derecha, perforando pleuras, ventrículo izquierdo y derecho, lesionando los aparatos valvulares del corazón, pulmón derecho, entre otros daños, lo que provocó una hemorragia masiva”.
En las filmaciones a las que tuvo acceso LA NACION se observa cómo el delincuente que le disparó a Blaquier se bajó de la moto para apoderarse de la BMW 1200 de la víctima, pero como no podía levantarla solo necesitó de la ayuda de su cómplice. Después, huyeron de la escena del crimen en ambas motos.
Otra cámara de seguridad de la Municipalidad de Pilar capturó a los dos motochorros cuando subieron al puente de la calle Chubut, uno en la moto de la víctima y el otro, en la Kawasaki Z400 negra con “vivos” verdes que había sido robada días en un banco de Ricardo Rojas.
Finalmente, el joven que había disparado a Blaquier abandonó la moto robada después de caer a la calzada, en el kilómetro 40 de la ruta Panamericana, a metros del puente que da a la calle Hipólito Yrigoyen, en la localidad de Manuel Alberti; entonces, subió a la Kawasaki Z400 conducida por su cómplice para escapar. Ambos delincuentes se dirigieron al barrio Cri-Cri, de Garín, partido de Escobar. Hay filmaciones de parte del trayecto en los que se ve al tirador con el rostro ensangrentado, producto de su caída.
Los dos sospechosos, cuyas identidades no se publican porque son menores de edad, comenzaron a ser juzgados el lunes de la semana pasada. Hoy terminó la etapa de presentación de pruebas.
El debate está a cargo de los jueces del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil de San Isidro Alejandro Flori, Silvia Chomiez y Patricia Klentak. En el juicio, el Ministerio Público Fiscal está representado por Paula Romeo. La querella en representación de la familia de la víctima es ejercida por el abogado Ramiro Salaber, en tanto que los imputados son representados por los defensores oficiales María Paz Rodríguez Senese y Santiago Moisés.
La última testigo fue la novia del sospechoso acusado de conducir la moto utilizada para interceptar a la víctima. La chica fue una de las personas que el día del crimen llevó al presunto asesino a una clínica de Garín para que sea atendido por las heridas que tenía el rostro.
“Primero contó que los dos sospechosos le dijeron que se había caído de la moto. Pero con el transcurso de los días, su novio le dijo que había sido el conductor de la moto utilizada para interceptar a la víctima”, sostuvo una fuente que presenció la audiencia.
La testigo, al igual que la novia del supuesto tirador, que declaró ayer y admitió que los dos acusados “salían a robar”, sostuvo que fue golpeada por el personal de la policía bonaerense que estuvo a cargo de los allanamientos en los que fueron detenidos los dos sospechosos.
El debate se desarrolla sin acceso al público general, restringido solo a las partes del proceso, por ser los acusados menores de edad.
Los dos menores sospechosos son juzgados por robo agravado por el uso de arma de fuego y por resultar lesiones graves, en concurso real con homicidio criminis causae (matar para lograr la impunidad), por alevosía y por haberse cometido con arma de fuego.
Como los imputados son menores de edad, en este juicio no se les impondrá una pena. Solo se decidirá si son inocentes o culpables del hecho que se les atribuye. Una vez que la sentencia quede firme se realizará un juicio de cesura, en el que se determinará la pena que se les aplicará, que no podrá ser la máxima de la escala penal del delito por el que se los encuentre responsables.
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