El consumo de marihuana desplazó al tabaco entre los universitarios
Un sondeo realizado por la Sedronar entre alumnos del nivel más alto de educación mostró no solo la preferencia por el cannabis, sino también un aumento del uso de esa droga
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Todos los informes muestran la accesibilidad de la marihuana, la alta tolerancia social a su uso y la baja sensación de riesgo que tienen aquellos que fuman el derivado del cannabis. Esa combinación de factores se replica también en la encuesta nacional sobre el consumo de sustancias psicoactivas en estudiantes universitarios. Ese documento, dado a conocer recientemente por el Observatorio Argentino de Drogas de la Sedronar, expone por primera vez que un porcentaje mayor de quienes se encuentran en el nivel más alto de la formación intelectual prefiere la marihuana al tabaco.
El sondeo oficial, realizado en todo el país entre alumnos de seis universidades públicas e igual cantidad de casas de altos estudios privadas, apuntó a que 34,1% de los encuestados reconoció el consumo de marihuana durante 2020, el año en que se concretó el trabajo de la Sedronar. En ese período, en cambio, 30,4% de los estudiantes señaló que había fumado tabaco.
Se trata del segundo informe con estas características que se llevó adelante en nuestro país. El anterior sondeo se hizo en 2006 y los resultados fueron muy diferentes: 11,9% fumaron marihuana ese año y 46,5%, tabaco.
Ese cruce de tendencias tiene un alto valor simbólico y estratégico. Es un indicador válido del crecimiento del mercado ilegal de las drogas en la Argentina. Prácticamente, se triplicó en 14 años el grupo de universitarios que consumen marihuana. En tanto, el tabaco, con múltiples restricciones, pese a su venta libre, cayó a la par que disminuyó la aceptación social de su uso.
Entre esa encuesta inicial de 2006 y esta actualización ocurrió un evento que, posiblemente, sea reflejado en los datos del nuevo relevamiento: el fallo Arriola.
La Corte Suprema de Justicia decidió en 2009 declarar la inconstitucionalidad de la pena por la tenencia de estupefacientes para consumo personal. Los jueces, en sus votos individuales, expresaron que no se trataba de una liberalización de sustancias prohibidas, sino de una sentencia con márgenes específicas vinculadas con las características del hecho que trataron. En ese caso fue la portación, en un bolsillo, sin ostentación pública, de un cigarrillo artesanal armado con 1,1 gramo de marihuana. La decodificación pública de ese fallo puede haber sido diferente a lo buscado por los magistrados. El aumento considerable del consumo de cannabis desde ese momento queda reflejado en esta encuesta desarrollada por la Sedronar. Y con otras situaciones que son también graficadas con los números del sondeo. En 2006 consideraban que fumar marihuana no traía ningún riesgo 15,8%, mientras que el año pasado esa sensación de producto inofensivo trepó a 26,4%.
Quienes contestaron el sondeo en universidades públicas y privadas (1550 casos que representan un universo de 77.560, según la explicación de la Sedronar) cursaban la escuela primaria cuando se conoció el fallo Arriola. Los datos confirman la lectura social que se hizo de esa sentencia de la Corte Suprema.
Sin embargo, en el propio informe analizado por los técnicos del Observatorio Argentino de Drogas queda en claro que esa sustancia provoca adicción, ya que “3044 personas presentan un uso abusivo. Esta cifra representa el 11,5% de los usuarios del último año y el 4% de la población universitaria bajo estudio”.
Oferta y demanda
La Sedronar perdió hace varios años la capacidad de trazar un escenario general sobre la oferta y demanda de drogas ilegales en la Argentina, ya que se dividieron las funciones entre prevención de las adicciones -o reducción del daño, según la posición dominante en estos años- y persecución del delito. De esa manera se trabajan las áreas como compartimientos aislados. El cruce de información pública de uno y otro organismo permite visualizar que oferta y demanda tienen más relación que la aceptada en nuestro país por las autoridades.
Mientras crecía el mercado de consumo -situación ratificada por esta encuesta, entre otros sondeos oficiales- también aumentaba la circulación de cargamentos de marihuana. Puede ser observada esa variante con las cifras de incautaciones en los años en que se encuestó a estudiantes universitarios. Las estadísticas marcan que en 2006 fueron decomisadas 80 toneladas de cannabis y el año pasado se llegó a un registro de 198 toneladas.
La expansión del mercado de esa droga podría en breve potenciar, incluso, saltos mayores en los niveles de consumo a los demostrados entre 2006 y 2020. Es que el 68% de los universitarios aseguraron que es fácil conseguir marihuana. A siete de cada diez encuestados le ofrecieron esa sustancia al menos una vez en ese año. Si bien es similar en muchos países la imagen positiva de la marihuana, construida en base a supuestos beneficios medicinales y a los permisos obtenidos en votaciones populares de estados norteamericanos, los niveles de consumo, accesibilidad, tolerancia y negación de riesgo son más elevados en nuestro país.
Al usarse como base de la encuesta nacional de consumo entre estudiantes universitarios al sistema de procesamiento de la Cicad-OEA -la oficina continental para el análisis de escenarios de drogas- puede compararse los resultados locales con las cifras encontradas en la región. La Argentina tiene el porcentaje mayor de consumidores de marihuana entre los seis países que presentaron sus documentos desde 2015. Perú y Bolivia informaron que solo el 5% de sus universitarios consumen derivados del cannabis, mientras que Ecuador (11,5%) y Colombia (20,8%) están bastante por debajo del nivel de uso de marihuana expuesto por los estudiantes argentinos. El último informe entregado por Brasil marca su porcentaje en 13,8, pero con datos obtenidos en 2010.
Solo el 29,8% de los universitarios uruguayos merodea la cifra argentina. Y de nuevo allí aparece el trípode de alta tolerancia social, accesibilidad de la sustancia y oferta del producto como base similar a la encontrada en los datos argentinos.
Aquí, se consignó, 68% dijo que podía obtener marihuana en forma fácil y 71,6% aseveró que había recibido la oferta de consumo. En Uruguay esos mismos datos se establecieron en 72,5% y 45%, respectivamente, según los documentos de Cicad-OEA.
Pese a los datos de creciente demanda de marihuana que pueden observarse tanto en los sondeos entre estudiantes universitarios, como en las encuestas nacionales entre alumnos de enseñanza media (fuma marihuana 8,4% de los adolescentes dentro del sistema escolar), el Gobierno busca avanzar en la reforma de la ley 23.737 que establece las prohibiciones y penas en temas vinculados con drogas.
Entre los estudiantes universitarios, la marihuana se impone hoy al consumo de tabaco, que disminuye a partir de las limitaciones a su uso y el rechazo social. Quienes contestaron el sondeo de la Sedronar asociaron la utilización de sustancias psicoactivas con momentos de festejo. “En la encuesta se consultó también sobre los motivos que podían estar asociados al consumo de sustancias psicoactivas. Relajarse fue el motivo más nombrado (30,5%) por el grupo de personas que registraron haber consumido alguna vez en la vida alcohol u cualquier sustancia. Este motivo fue seguido en frecuencia por búsqueda de nuevas experiencias (23,9%), por costumbre social, en cumpleaños, eventos sociales, festejos, etc. (22,1%) y en menor proporción, el desinhibirse o socializar (16,9%) y la búsqueda de placer (16,5%). El resto de los motivos no superan el 4% de las menciones”, se indicó en el documento.
Pues bien, en el imaginario social el tabaco quedó más alejado de las situaciones alegres que la marihuana. Sin embargo, otra sustancia manda todavía en ese aspecto: el alcohol, con 89% de los estudiantes reconociéndose como consumidores de bebidas alcohólicas. Ese porcentaje muestra hasta donde puede crecer una droga psicoactiva de venta libre. La comparación entre el alcohol y la marihuana es válida por las cifras de percepción de riesgo que se encuentran en el informe sobre universitarios: 26,4% afirmó que fumar cannabis en forma esporádica no tiene riesgos; 26,9% opinó lo mismo sobre el alcohol.
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