En 2018, Madison Smith alegó que un compañero de clase la atacó cuando era estudiante universitaria y si bien la joven denunció el caso como violación su atacante fue condenado por agresión; la víctima utilizará ahora una ley estatal que data de 1887 para convocar a un “gran jurado ciudadano”
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Los delitos sexuales son notoriamente difíciles de procesar en un juicio, pero una mujer en Kansas está usando una ley del siglo XIX para pedir a sus conciudadanos que la ayuden a presentar cargos contra el hombre que dice que la violó.
En 2018, Madison Smith alegó que un compañero de clase la atacó cuando era estudiante universitaria en Bethany College en Kansas. La joven denunció el caso como violación. Sin embargo, el fiscal del condado se negó a presentar cargos al decir que Smith simplemente había experimentado un encuentro sexual “inmaduro”. Su atacante fue condenado por agresión.
La decisión del fiscal del condado llevó a Smith, ahora de 23 años, a utilizar una ley estatal que data de 1887 para convocar a un “gran jurado ciudadano” que se reunió por primera vez el miércoles, en lo que se cree que es el primer caso de este tipo en Estados Unidos.
Qué hace este gran jurado
Por lo general, las autoridades que investigan los casos forman un gran jurado para determinar si hay pruebas suficientes para iniciar un proceso judicial. Este jurado, que se reúne en secreto, no decidirá si el imputado es culpable o inocente, solo si se deben presentar cargos.
En entrevista con la BBC, Smith dijo que espera que el resultado anime a otras personas que creen que han sido víctimas de delitos sexuales y quieren presentar cargos. “Las víctimas tienen derechos”, dijo.
La mayoría de las mujeres no denuncia este tipo de delitos y, cuando lo hacen, el proceso no suele seguir adelante. Según una investigación realizada en la Universidad de Massachusetts en Lowell, menos del 20% de las violaciones que se denuncian conducen a un arresto. “Tenemos que cambiar la cultura [sobre el consentimiento]”, agregó Mandy, la madre de Madison.
Sin embargo, el excompañero de clase acusado, Jared Stolzenburg, ahora también de 23 años, negó que la hubiera violado. El joven fue acusado de agresión, de lo que se declaró culpable. Le dijo a la BBC que lamentaba aquel encuentro, admitió que había sido duro y que erróneamente creyó que estaba todo bien. Pero, insistió, fue consensuado.
Lo que decida el gran jurado en ese condado del estado de Kansas tendrá consecuencias de gran alcance para ambos, tanto para el acusado como para la supuesta víctima. Y quizás para el resto del país. Los expertos dicen que el proceso iniciado por Smith podría sentar un precedente y que otras personas podrían querer convocar un gran jurado en casos relacionados con delitos sexuales. Pero aquellos que no enfrentaron cargos pueden encontrarse, como Stolzenburg, en un purgatorio legal, esperando a ver si todavía podrían ser acusados.
Un encuentro que se convirtió en ataque
Smith estaba en su primer año en Bethany College, una pequeña escuela luterana a un par de cuadras de su casa, y solía pasar el rato con Stolzenburg y jugar juegos de mesa. Una noche, en febrero de 2018, acabaron en el dormitorio de Stolzenburg. Se besaron y comenzaron a tener relaciones sexuales, le dijo Smith a la BBC.
De repente, él la abofeteó, dice ella, luego la agarró por el cuello y, según ella, comenzó a violarla. “Estaba tratando de quitar sus manos de mi cuello, y lo miré a los ojos, y tenía una mirada que nunca había visto antes”, dice, y agrega: “No era la persona que yo pensaba que era mi amigo. Era una persona peligrosa”.
Smith cree que Stolzenburg intentó asesinarla. Tenía tanto miedo, dijo, que pensó que lo mejor era dejar de luchar. “Te quedas ahí y simplemente dejas que pase”, dice. “Hice lo que tenía que hacer para sobrevivir”, suma. Al describir lo sucedido esa noche, su voz era firme, como si estuviera contando cosas que le habían pasado a otra persona. Miraba a lo lejos mientras hablaba.
Smith acudió a la policía poco después, y luego de varias semanas la llamaron para ver a un fiscal del condado, Greg Benefiel. Dejó en claro que quería presentar cargos, dice, pero Benefiel veía las cosas de forma diferente.
Benefiel dijo que no presentaría una acusación sexual contra Stolzenburg, y en su lugar presentó cargos de agresión agravada. El fiscal no respondió a las solicitudes de comentarios para este artículo. En 2020, Stolzenburg fue sentenciado a dos años de libertad condicional y tuvo que pagar US$790 en concepto de restitución, una suma que fue destinada a una junta de compensación de víctimas.
Un nuevo camino legal
Después de que el fiscal se negase a presentar cargos por violación, Smith decidió utilizar la antigua ley que le permitía convocar a un gran jurado. Su madre se había enterado de esta fórmula mientras escuchaba un podcast.
En la mayor parte de EE. UU., solo un juez o un fiscal tiene el poder de convocar a un jurado, pero Kansas, junto con Oklahoma, Nebraska y otros tres estados, permiten que los propios ciudadanos convoquen a uno. Para hacerlo en Kansas, un residente del estado debe hacer circular una petición y recolectar cierta cantidad de firmas. El número varía de un condado a otro, pero se calcula en función del número de personas que votaron en las últimas elecciones a gobernador.
Quien encabeza la petición debe recolectar firmas que equivalgan al menos al 2% del número de votos, y 100 adicionales. La petición de Smith fue publicada en bares y cafés de la ciudad y, después de varios meses, consiguió el número suficiente de ciudadanos que apoyaban su petición.
Grandes jurados anteriores
Los miembros de los grandes jurados se eligen entre personas que tienen licencia de conducir o están registradas para votar. Los miembros actúan como agentes de policía, examinando pruebas. A veces, citan documentos del acusado. Otras veces, solo miran las pruebas que han reunido los agentes de policía. Por eso, no llaman ni al acusador, ni al acusado ante ellos.
La ley de Kansas se remonta a 1887 y fue diseñada para garantizar que las personas que no tienen dinero o poder tengan la oportunidad de responsabilizar a alguien por sus acciones. “Es una forma de asegurarse de que todos los ciudadanos tienen acceso al sistema legal”, dice John Mullen, profesor asociado de filosofía en Bethany College.
Los grandes jurados de ciudadanos en Kansas se convocaron anteriormente por el descontento con obras de arte expuestas en público, porque alguien consideraba que una escultura era indecente, o para exigir investigaciones sobre los médicos que realizan abortos. Pero no parece que ningún gran jurado haya sido llamado alguna vez para decidir si presentar cargos por un delito sexual.
El jurado tiene 60 días para llevar a cabo su investigación en procedimientos cerrados y confidenciales. Si se presentan cargos, el caso se manejaría como un asunto penal estándar. El acusado se declara culpable o no culpable en un juicio con jurado tradicional.
Un debate sobre el consentimiento
Smith está ahora casada y trabaja como asistente médica en un centro de atención familiar. Se convirtió en una figura reconocible en Lindsborg, su ciudad natal, un lugar apartado y rodeado de campos de trigo.
Sentada en un bar de Main Street unas noches antes de que se reuniera el gran jurado, reflexionó sobre los acontecimientos de los últimos tres años. “Intentó hacerme mucho daño, y de alguna manera lo hizo”, dice sobre Stolzenburg. “Pero también volví para pelear, y no creo que él lo viera venir”, agrega.
Algunos han aplaudido los esfuerzos de Smith para presionar por la convocatoria de un gran jurado ciudadano y creen que ayudará a fortalecer la determinación de otras mujeres que acudieron a la policía, tras sentirse violadas o agredidas sexualmente. Caroline De Filippis, activista de Lindsborg, dice que las mujeres necesitan más protección: “Muchos casos de falta de consentimiento aún son desestimados, o ni siquiera llevados ante la justicia, porque no tienen ‘suficientes’ [evidencias]”.
“La definición de consentimiento es todavía muy amplia”, agregó, “y no muestra una comprensión de lo que significa ser agredido sexualmente”, dice. Otros, sin embargo, advierten que se podría abusar fácilmente de este procedimiento.
Laura Kipnis, autora de Unwanted Advances: Sexual Paranoia Comes to Campus (Avances no deseados: la paranoia sexual llega al campus), dijo que las investigaciones sobre delitos sexuales en el campus plantean una serie de problemas.
Los incidentes tienen lugar en privado y puede ser extremadamente difícil para los miembros de un gran jurado llegar a una conclusión: “Es casi imposible”, dice. “Están adivinando”. Las investigaciones también pueden ser devastadoras para los hombres acusados, dice, incluso cuando son exonerados: “Sus vidas quedan destrozadas”.
La vida de Stolzenburg ciertamente cambió. Su voz en el teléfono es tensa y se nota que luchaba por contener las lágrimas. Fue suspendido de Bethany después del ataque por violar el código estudiantil de la universidad y perdió su trabajo en una compañía discográfica. “En ese entonces, tenía 19 años y era nuevo en el sexo y las relaciones sexuales”, dice.
Sostiene que su agresión contra Smith fue un intento de representar una “escena sexual” que había visto en internet. “Pensé que sería algo que podía intentar, y fui estúpido al hacerlo”, dice.
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