El cabecilla de Los Monos cometió más delitos en prisión que en las calles de Rosario
Guille Cantero fue condenado ayer a 10 años de cárcel por la organización de un secuestro, en un caso que puso en evidencia el poder que mantiene tras las rejas
ROSARIO.- Con la condena a 10 años por la organización de un secuestro, la historia criminal de Máximo Cantero, alias Guille, líder de la banda de Los Monos, tiene desde ayer una particularidad: cometió más delitos en prisión que en libertad. Y eso no ocurrió en una sola cárcel, sino en tres: en Piñero y Coronda, en Santa Fe, y en el penal de Ezeiza. ¿Cómo hizo el líder de Los Monos para seguir con el control de la organización narcocriminal desde la sombra de un penal? Cantero usó un abanico de opciones desde junio de 2013, momento en que ingresó a prisión tras entregarse a la policía de Santa Fe en medio de la guerra narco en Rosario.
Siempre se sospechó que esa maniobra fue una manera de protegerse, ya que estaba más seguro en una celda que en la calle, en momentos en que la ciudad era el escenario de las batallas entre los clanes de los Cantero y los Bassi. Dentro de los penales continuó con el comando del movimiento de drogas.
Está acusado, además, de ordenar 11 ataques a jueces y a funcionarios judiciales, y ayer fue condenado por el secuestro de un joven. También se sospecha en la Justicia que detrás de las rejas bajó el pulgar con la indicación de ejecutar a varios de sus rivales. Todos esos delitos los tramó dentro de las cárceles en las que estuvo detenido. Lo hizo a través de directivas que daba con teléfonos celulares -y también fijos- dentro de su celda. Cuando no podía usar estos aparatos, transmitía las órdenes a las visitas que recibía.
Siempre actuó con la sospecha de contar con la complicidad de los agentes penitenciarios, aunque en ningún caso fue probado ese nexo. Ahora el fiscal de la causa por secuestro pidió que se investigue la posible connivencia del servicio penitenciario santafesino.
Guille Cantero fue condenado a 10 años de prisión por el secuestro extorsivo de un joven, a quien los cómplices del líder de Los Monos raptaron por error en el barrio Triángulo, en el sur de Rosario. Era el hijo de un carnicero que nada tenía que ver con la geografía narco que Guille pretendía ordenar. La idea del líder de Los Monos era secuestrar en Rosario a personas vinculadas con el mundo narco para obtener dinero por los rescates, según investigó el fiscal federal Santiago Marquevich. En las escuchas telefónicas Guille habló de conseguir "plata fácil", "por lo menos tres palos", con este tipo de operaciones.
Los secuestradores liberaron en poco tiempo a la víctima a cambio de carne para la parrilla. Pero dos de los integrantes de esa banda, los hermanos Ezequiel y José Fernández, encontraron rápido la muerte. Fueron acribillados junto a Gerardo Abregú siete meses después dentro de un auto en Granadero Baigorria. Por ese hecho se acusó esta semana a un alfil de Esteban Alvarado, un enemigo de Los Monos.
Juicios encadenados
En un juicio que duró solo 48 horas, Guille Cantero, quien actualmente se encuentra detenido en el penal de Marcos Paz, fue sentenciado a una pena de 10 años de prisión, como la que había pedido al inicio de las audiencias el fiscal Federico Reynares Solari.
Es la tercera sentencia que se suma en el prontuario de Cantero. El 6 de diciembre de 2018 la Justicia Federal de Rosario lo condenó a15 años de prisión por narcotráfico, la primera pena de ese delito federal que enfrentaron los miembros de esta banda narcocriminal que existe hace más de 20 años en Rosario. Un poco antes, en abril de 2018 la Justicia provincial había condenado a Guille a 22 años de cárcel por asociación ilícita y el homicidio de Diego Demarre.
La causa por narcotráfico, llamada Los Patrones, se originó cuando Guille estaba preso en la cárcel de Piñero, cerca de Rosario. Los llamados salían de las celdas 311 y 317, que ocupaban Cantero y su lugarteniente Jorge Chamorro, condenado a 17 años de prisión. Las directivas para mantener el negocio del narcotráfico las recibían sus dos parejas, Vanesa Barrios y Jesica Lloan, quienes junto con otras mujeres, entre ellas la madre de Guille, Celestina Contreras, eran las encargadas de mantener fuera del penal el negocio narco.
En ese expediente se investigaron los contactos y los engranajes que servían al líder de Los Monos fuera de los muros del penal para mantener la producción, adquisición y la distribución de cocaína y de marihuana. En ese rol las mujeres del entorno de la organización cobraron un papel clave: Barrios, Lloan y Celestina Contreras -condenadas a 12 años las dos primeras y a 10 la madre de Guille- se dedicaron a mantener a flote la empresa narco. Lo hacían a través de la provisión a una red de búnkeres de venta de estupefacientes, que seguían bajo control de los Cantero.
"Vos tenés que preocuparte por el negocio y poner gente a trabajar... ¿así cómo vamos a levantar el negocio?", le dijo Guille desde la cárcel a su pareja.
El nuevo sistema de órdenes
En junio pasado se detectaron en la cárcel de Ezeiza las triangulaciones que realizaba el jefe de Los Monos para pasar mensajes breves y directos desde ese penal. Era el pivot de las maniobras de venta de drogas. Estas operaciones no las hacía con un teléfono celular, sino a través de un compañero de celda que pasaba las directivas del negocio narco a una mujer, pareja de uno de los miembros de Los Monos, quien a su vez llevaba el mensaje a Gustavo Martinotti, alias Toro, un exbarrabrava de Rosario Central, quien está preso en la cárcel de Coronda, en Santa Fe.
Toro, un aliado de Guille, se contactaba con otro engranaje de la organización, conocido como el Peruano, que era el proveedor de los deliveries de varias zonas de Rosario. Tras una extensa investigación que realizó la División Antidrogas de la Policía Federal, se pudo determinar, luego de 21 allanamientos y 15 detenciones, que las cárceles de Ezeiza y de Coronda, en Santa Fe, estaban conectadas a través de Guille Cantero.
El 2 de mayo pasado, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, anunció que en un allanamiento realizado en la celda de Guille Cantero en el penal de Ezeiza se habían secuestrado tres teléfonos celulares. A partir de ese momento, el líder de Los Monos no tuvo más móviles para comunicarse con sus lugartenientes en Rosario y apeló a triangular sus directivas con la colaboración de otros detenidos.
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