Pity Álvarez, Cristian Díaz y la "banda del banquito" en el barrio Samoré
En los pasillos del barrio Cardenal Samoré, pasada la conmoción, reina ahora el silencio. Los muchachos que siempre paran "en el banquito", a metros de donde Cristian "Pity" Álvarez se sospecha que mató de cuatro tiros a Cristian "el Gringo" Díaz, gente que jura conocerse "de toda la vida", dicen no saber "al detalle" qué pasó anoche. Todos insisten en que el músico es "un tipo tranquilo" y que "no tenía problemas con nadie". Aunque ahora, con las cartas echadas, quizá comiencen a cambiar su parecer.
"Acá se pone picante a la noche, pero nunca había pasado algo así entre nosotros, y menos de matar así como lo hizo. Lo asesinó como una rata. Se pasó", dijo uno de esos vecinos a LA NACION.
"Escuché cuatro tiros desde mi cuarto y a los pocos segundos el grito de una mujer que pedía que alguien llamara al 911", dijo a LA NACION una vecina del complejo habitacional de Villa Lugano.
"Vivo enfrente del departamento del Pity y la verdad que nunca me imaginé que podía hacer algo así", agregó esta vecina, que señaló sin dudar al ahora prófugo como presunto autor de los disparos que mataron al Gringo Díaz, que tenía 36 años, diez años menos que su presunto homicida.
El barrio Cardenal Antonio Samoré forma parte de un conjunto de monoblocks que se encuentra entre la avenida Dellepiane y la avenida Estrada, a metros del Parque Indoamericano. Limita con los barrios Juan José Nágera, Juan José Castro y Cardenal Copello. Pity vive en la torre 12.
Entre los edificios de ladrillo a la vista hay pasillos que terminan en los accesos a los monoblock. En el sendero que divide la torre 12 de la 11 fue donde murió Díaz, de cuatro tiros atribuidos al líder de Viejas Locas. También en ese barrio se registraron dos incidentes con armas, en 2010 y 2012, que tuvieron como protagonista al cantante que anoche era buscado por asesinato.
La víctima, según pudo conocer LA NACION en una recorrida por ese barrio, vivió allí buena parte de su vida. "Mirá, vivía ahí", dijo una vecina, que no quiso revelar su identidad, mientras señalaba con el dedo una ventana del tercer piso de la torre 11. El Gringo Díaz se había mudado al conurbano bonaerense hace algunos años, pero volvía con frecuencia porque su hija vivía con su madre en el mismo monoblock que Pity Álvarez desde hacía 10 años.
Disparos en la madrugada
A la 1.50 se escucharon los disparos y después los gritos. Según pudo saber LA NACION, la hija de Díaz bajó al pasillo entre las dos torres y vio a su padre tirado sobre un charco de sangre. El Pity ya se había fugado junto con su novia y un amigo de él, según comentaron testigos del incidente que derivó en la muerte de Díaz.
A las pocas horas, el barrio se despertó con la sorpresa de que su vecino más famoso estaba prófugo y, según lo que revelaron testigos del hecho que ya declararon ante la Justicia, había asesinado al Gringo en un episodio confuso. Aparentemente, tras una discusión por una deuda, y luego de que Díaz le "tiró un cabezazo" al Pity, que entonces respondió con cinco tiros de una pistola calibre 6.35. Así fue el relato de un testigo, amigo de la víctima, que señaló las circunstancias del crimen tanto a la Justicia como a la prensa.
En el barrio dicen que a la 1.20 los muchachos de "la banda del banquito" estaban tomando fernet. Con ellos estaba el Gringo. Entonces apareció Pity, que salía de su torre. Lo saludaron, pero algo ocurrió con Pity, el mismo con el que, repiten, "nunca hubo problemas", el mismo que, agregan, "iba a jugar al fútbol" con ellos. Las chispas encendieron el fuego entre ambos. El epílogo fue brutal, trágico.
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