El asesinato en Retiro: familiares, compañeros y amigos despidieron con honores en el panteón policial a Maribel Zalazar
Funcionarios porteños participaron del último adiós a la oficial asesinada
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Luego que el cortejo fúnebre ingresó en el cementerio de la Chacarita, y frenó frente al Panteón de la Policía Federal. Seis oficiales llevaron en sus hombros el féretro de la oficial Maribel Zalazar, acercándose de a poco con la música de “Pompa Fúnebre” ejecutada por la banda de Policía de la Ciudad a la carpa preparada para albergar a familiares y autoridades en la ceremonia de Honor. Así empezó la despedida de la víctima del asesinato cometido en la estación de subtes de Retiro, donde Zalazar fue sorprendida por un hombre, Oscar Valdez, que la atacó y le quitó el arma mientras la uniformada lo ayudaba a recuperarse de un supuesto malestar.
En la primera fila de la despedida estuvieron los familiares, Margarita y Feliciano Zalazar padres de Maribel, Gabriel Rodríguez (pareja de la oficial asesinada y también policía porteño) y su hija Zoe, de 14 años, que lloraba sin encontrar consuelo. La familia decidió que el hijo menor, Alan, de solo cinco años no estuviese presente en el cementerio. Las autoridades porteñas, en tanto, estuvieron representadas por el jefe de Gabinete. Felipe Miguel; el ministro de Gobierno, Jorge Macri; el ministro de Justicia y Seguridad (en uso de licencia), Marcelo D´Alessandro; el jefe de la Policía de la Ciudad Gabriel Bernad y el subjefe, Pedro Carnero, entre otros oficiales.
Rodeando el lugar, al menos dos centenares de efectivos de distintas fuerzas contemplaban en silencio la ceremonia previa a la inhumación de los restos de la oficial Maribel Zalazar. Pese a la lluvia, nadie se movía de su lugar. Parecía que apenas respiraban para poder escuchar a lo lejos las palabras del capellán Juan Ignacio Alonso, luego del comisario inspector Flavio Bouvet y, por último, unas breves palabras de Feliciano Salazar, padre de la oficial asesinada.
Con el féretro envuelto en una bandera argentina, se realizó un toque de silencio como homenaje final mientras seis oficiales transportaban los restos hacia su descanso final.
Fue el tiempo entonces de una ceremonia íntima, en la que participaron los familiares y autoridades. Los padres de Maribel llegaron ayudados por dos oficiales que los llevaban tomados de cada lado ya que apenas podían caminar o sostenerse si solos. Llevaban en sus manos pertenencias de su hija.
En ese escenario dos compañeras de la división de subtes de Maribel se fundieron en un profundo abrazo y lloraron. Nadie habló. En los rostros de familiares y amigos de la oficial Zalazar se evidenciaba el dolor que no querían o no podían traducir en palabras.
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