El asesinato de Blas Correas: “El nombre de mi hijo se convirtió en grito, símbolo y bandera”
Soledad Laciar, madre del adolescente asesinado por dos policías, sostiene que deben ser visibilizadas las repetidas situaciones de violencia institucional que tienen como protagonistas a uniformados de Córdoba
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CÓRDOBA.- Minutos antes de la sentencia que condenó a prisión perpetua a los dos policías que dispararon y mataron a su hijo, Soledad Laciar, la madre de Blas Correas, difundió 17 páginas de un texto titulado “Blas!” que dedicó a su memoria, “al nombre que en Córdoba se convirtió en grito, símbolo, y bandera. Y a los cuatro amigos de Valentino Blas que, solo el azar permitió que hoy estén entre nosotros. También está dedicado a la memoria de todas las personas asesinadas de manera arbitraria, injusta y absurda por la Policía de la povincia de Córdoba, en su extensa historia criminal”.
Aseguró la madre de Blas que las 17 páginas -una por cada año que tenía su hijo cuando fue asesinado- fueron pensadas “para que tanto dolor y tantas lágrimas tal vez lleguen a inquietar, conmover o movilizar a todos aquellos que parecen tener poder de vida y muerte en esta Provincia. Y para que, por fin, se intenten generar cambios que eviten que naturalicemos la idea de esperar, casi como un destino trágico”.
Los policías Lucas Gómez y Javier Alarcón fueron condenados ayer a prisión perpetua por el homicidio del adolescente Blas Correas y por intento de homicidio agravado contra los otros cuatro ocupantes del automóvil en el que circulaba la víctima. Así lo decidió el jurado popular que definió el veredicto en este juicio por el crimen, que ocurrió el 6 de agosto de 2020, conmovió a esta provincia.
Laciar dijo que decidió encarar “toda la lucha con el único propósito de difundir algunas reflexiones en relación al tremendo dolor que generó la absurda muerte” de su hijo. “Perder un familiar en estas circunstancias genera sensaciones encontradas y dudas imposibles de responder, que créanme, atormentan de un modo que por momentos apenas permiten seguir viviendo”, comentó.
“¿Cómo es que las personas dedicadas profesionalmente a protegernos del delito asesinaron a un adolescente sin ningún tipo de necesidad ni motivo? ¿Por qué razón la policía de Córdoba dedicó mucho más tiempo y esfuerzo a plantar un arma ilegal que a intentar dar asistencia médica a un adolescente, que dejaron morir de un modo tan cruel?”, se preguntó.
En otro segmento mencionó que una “tragedia” como la suya “la han padecido y lamentablemente la siguen padeciendo otras personas, muchas otras, que en un primer momento seguramente también han creído que es personal, individual. Y no lo es”. Eso, dice, la llevó “a iniciar este duro camino de lucha, y, sobre todo, a no abandonarlo a pesar de las presiones y obstáculos que hemos sufrido como familia”.
En el texto también explicó el camino que llevó a Laciar hasta el juicio en el que se condenó a los dos asesinos y a nueve policías que actuaron como encubridores. “Lamentablemente tuvimos que aprender —o se nos impuso aprender— a través del cuerpo, la extraña sensación de sentir que el dolor aturde, inmoviliza y muchas veces, silencia y paraliza. Y en esos momentos de total zozobra comprendimos la enorme importancia del gesto, de la mano amiga que aún en silencio, acompaña en los instantes en los que la vida parece perder todo sentido (...) También las extendemos para todos los que las necesitan para poder continuar en su camino de lucha por verdad y justicia”.
Laciar subrayó que en su lucha no la ha movido “ningún partidismo político, ni he pretendido atacar o realzar a tal o cual persona o grupo que pugne o pretenda llegar al poder, en Córdoba o en el país. Y creo que esta consideración es central para comprender a blas! y al reclamo público que se ha generado luego de su muerte”.
“No quiero que se interprete que el fin de todas mis acciones públicas ha sido criticar a sectores o personas que ejercen la política como profesión. En absoluto. Aunque también quiero aclarar que tampoco dejaría de hacerlo si entiendo que es justo realizar una crítica. Porque pienso que tanto el ejercicio y la militancia política, como la defensa de los derechos cívicos sin actividad partidaria, son actividades que siempre enaltecen”, agregó.
Su reclamo de justicia impactó de alguna forma, al menos, en la política local, ya que el homicidio de su hijo generó una fuerte conmoción en la sociedad cordobesa. Y el tribunal consideró que Correas y sus amigos fueron víctimas de un acto de violencia institucional y pidió ampliar la investigación sobre el exministro de Seguridad Alfonso Mosquera; la actual jefa de la policía cordobesa Liliana Zarate (entonces responsable de formación de los uniformados), el excomisario, Gonzalo Cumplido y los policías que rodearon el auto cuando llegó al centro y no ayudaron a Correas, ya herido.
Laciar aclaró que, “de ninguna manera” tiene la idea de una “autopromoción para ocupar cargos estatales”. Y añadió: “La única pretensión ha sido contar una historia de dolor y enorme injusticia, ensayar un análisis y hacer un reclamo, desde nuestra posición que es la de familiares de víctimas de la violencia policial en Córdoba”. Insistió en el texto difundido ante los medios en que nunca la movilizaron “odios, ni deseos de revancha” .
“Verdaderamente quisiera que de una vez y para siempre, se pare la máquina de matar en Córdoba, que alguna vez alguien puso en marcha, y que muchos durante bastante tiempo no han hecho lo suficiente para detenerla”, se consignó en otro tramo del texto.
Laciar apuntó al uso generalizado de la violencia que parece haberse naturalizado en las actuaciones de la policía cordobesa: “Blas ha sido claramente, víctima de una banda de delincuentes con uniforme, en la mayoría de los casos, con muchos años de trayectoria dentro de la Policía de la Provincia de Córdoba”. Y se consignó que entre los condenados por el crimen puede encontrarse un promedio de 16 años antigüedad. “Aquí no hay sorpresas, ni casualidad: hay ideología y causalidad. O desidia e incompetencia. O todo eso junto. Es en ese contexto que la brutal muerte de Blas lejos de ser un caso aislado como ha pretendido instalarse una y otra vez”, comentó Laciar.
La madre de Blas Correas sostuvo que el crimen constituyó “la gota que colmó el vaso repleto de arbitrariedades, violencia y muerte” provocadas por integrantes de la Policía de Córdoba. “Fue precisamente esa situación la que generó la clara y decidida reacción de gran parte de la sociedad cordobesa”.
En ese contexto, planteó algunas conclusiones: “En modo alguno se puede decir que todos los integrantes de la Policía de Córdoba son capaces de cometer un hecho atroz como el que tuvo que padecer Blas y sus amigos”, pero agregó que sí “se puede afirmar con total seguridad que casi la totalidad de los integrantes de la Policía de Córdoba, comenzando por sus más altas jerarquías, conocen acabadamente y lo que es peor, toleran y en muchos casos fomentan de manera solapada, la espantosa práctica de tener a disposición y de manera permanente, armas ilegales para ‘plantarlas’ y simular de ese modo un enfrentamiento armado que nunca existió”.
En el juicio por el asesinato de Blas se confirmó que un arma había sido colocada por policías en la escena del crimen para generar falsos indicios sobre una presunta peligrosidad del grupo de amigos que integraba el joven de 17 años. Todo fue una farsa.
En esa línea, señaló Laciar que hay “oscuras prácticas que anidan, son amparadas, sostenidas y justificadas por el sistema de creencias real” de la Policía de la Provincia de Córdoba y “que no van a ser desterradas mientras sigan siendo claramente toleradas, qué como hemos observado, aún continúa ocurriendo, más allá de formales y convenientes posturas”.
Agregó que el índice de policías “imputados o detenidos aumenta día a día, de manera alarmante y no deja de crecer: todas las semanas, e incluso muchas veces a diario, nos enteramos de más y más hechos delictivos dónde están implicados policías”.
Y afirmó: “Quiero dejar muy claro que con mi accionar estoy pidiendo justicia por Blas, y a través de su caso, elevar un grito para que se admita y comprenda la necesidad de una profunda reforma en el sistema de seguridad de Córdoba. Recibimos balas y queremos devolver palabras, reflexiones y propuestas”.
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