Durante la pandemia se registró una explosión de ciberdelitos
Advierten sobre una estafa que se disimula en supuestas entregas del Correo Argentino
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Trabajo remoto, aprendizaje online, reuniones vía Zoom y el celular convertido en sucursal bancaria y billetera digital. Durante la pandemia los dispositivos electrónicos fueron el ancla para mantener a flote alguna clase de normalidad. Sin embargo, para muchos el uso intensivo de esos aparatos se volvió una trampa. Los meses de encierro y el largo período de salida programada se volvió una temporada de caza para los piratas que navegan en la red. Hackers con años en la zona oscura de la web y ladrones improvisados que buscaron aprovechar el momento. Todos fueron tras una presa. Así lo exponen las estadísticas de la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (Ufeci), cuyo registro marca que en los doce meses previos al primer decreto de aislamiento obligatorio se habían reportado 5281 situaciones vinculadas con el delito digital, mientras que entre abril de 2020 y marzo de 2021 las denuncias treparon a 14.583.
“La tendencia tiene una dirección clara al alza, no solo en lo que respecta al número de casos, sino también al surgimiento de nuevas modalidades delictivas. Se deduce también que situaciones como la que nos encontramos transitando actualmente, que fuerzan a una migración de múltiples actividades hacia la virtualidad, agudizan dicho incremento”, se explicó en el informe de la unidad conducida por el fiscal Horacio Azzolin.
Si se toman en cuenta los reportes anuales, en 2019 se notificaron 2369 episodios vinculados con delitos digitales, mientras que un año después los casos ascendieron a 11.396, registrándose un incremento interanual de 381% .
Uno de los últimos fraudes virtuales -con daños concretos para el patrimonio de las víctimas- que fueron descubiertos se relaciona con una estafa digital disimulada en servicios del Correo Argentino. “La Ufeci comenzó a recopilar casos de una gran cantidad de usuarios que recibieron correos electrónicos que aparentaban provenir del Correo Argentino en los que se les indicaba que debían depositar sumas de dinero (en general, en conceptos de diferencias impositivas) para liberar un paquete retenido en la sucursal de Retiro. Los pagos solicitados, de manera engañosa, se concretaban mediante depósitos o transferencias a billeteras virtuales. Muchas personas que, efectivamente, esperaban un envío a través de esa empresa transfirieron el dinero bajo engaño”, se indicó en un alerta emitido el pasado viernes.
Y se agregó: “Recientemente, además, los autores de la maniobra exigen como paso previo el envío de fotos del Documento de Identidad y de una selfie, luego de lo cual proporcionan la cuenta para depositar el dinero. Esta última maniobra, además, implica una captación engañosa de datos personales que pueden ser utilizados en contra de su titular, especialmente para validar identidad en la creación de cuentas bancarias que luego serán utilizadas para cometer delitos”.
Las modalidades de engaño rotan a medida que se hacen conocidas. Aunque siempre alguna víctima más pueden encontrar los ciberdelincuentes. Una técnica que se usa en los últimos meses tiene que ver con la obtención del control de una cuenta de WhatsApp para tantear a los contactos en busca de una transferencia electrónica de dinero frente a “una emergencia”. Es una mezcla de cuentos del tío y secuestros virtuales.
Los ataques al homebanking son mucho más raros, pero aumentaron también su frecuencia en la pandemia. Antes que el Covid-19 cambiase la vida de todos, la fiscalía especializada en delitos informáticos había recibido 16 denuncias por “el acceso indebido a cuentas bancarias luego de la captación bajo engaño de las credenciales de acceso a la plataforma de banca en línea”, según se detalló en el informe. Un año después del dictado del primer ASPO esas notificaciones llegaron a 1064. Son cifras bajas para los millones que manejan sus cuentas en el servicio bancario digital, pero si se analiza el incremento de casos en forma proporcional puede observarse la dimensión del avance de esa clase de ciberdelitos en la pandemia: el aumento fue del 6550 %.
También fue importante el crecimiento en la difusión no autorizada de imágenes (106 casos prepandemia y 395 de abril a marzo de 2021) y acoso (475 denuncias ascendieron a 1980 doce meses después), situaciones que tienen a las mujeres como víctimas principales. “Las modalidades descriptas precedentemente, en concreto, la difusión de imágenes, la usurpación de identidad, el acoso y las difamaciones, adquieren particular relevancia teniendo en cuenta que se trata de maniobras que suelen enmarcarse en situaciones de violencia de género”, se indicó en el documento de la Ufeci.
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