Drogas sintéticas: Un mercado que desafía los sistemas policial y sanitario
Las nuevas drogas sintéticas generan constantes desafíos tanto al sistema de seguridad como al sanitario. En la Argentina, el mercado crece, y en la ciudad, ya se registra un promedio de 150 intoxicados cada año. Según especialistas consultados por LA NACIÓN, son sustancias difíciles de rastrear e identificar, creadas a partir de combinaciones químicas que buscan replicar los efectos estimulantes, alucinógenos e incluso depresores de drogas ilícitas de origen vegetal, como la cocaína y la marihuana, pero las estructuras moleculares casi nunca coinciden y para la mayoría de los laboratorios forenses es difícil encontrar rastros en sangre u orina. Estas nuevas sustancias psicoactivas (NSP) suelen originarse en el sudeste asiático y presentan constantes retos, ya que tienen una amplia distribución geográfica, rutas de tráfico y patrones de uso que cambian rápidamente. También se filtran otras problemáticas, ya que estas sustancias no están controladas por los convenios internacionales de seguimiento de drogas, o sea que su estatus legal puede diferir mucho de un país a otro, y su compra está mutando hacia el mercado online, especialmente a través de la darknet (la red de sitios de internet a los que se accede mediante el uso de programas especiales) y el mercado de criptomonedas.
"Los números de uso y abuso de drogas sintéticas en el mundo son tan desopilantes que es solo una cuestión de tiempo hasta que tengamos un problema grave en la Argentina", dijo Luis Ferrari, el primer toxicólogo argentino que participa en el Comité Mundial de Drogas de Diseño de las Naciones Unidas.
El desafío de combatir esta amenaza se complicó con la aparición de decenas de nuevas sustancias psicoactivas. "La evolución de un tipo de droga de diseño a otra fue muy rápida, ya que se fabrican sintetizando productos químicos, o sea que modificando solo una molécula se puede obtener una sustancia diferente, y esto plantea nuevos retos para las autoridades", explicó Ferrari, quien se refirió al problema como "un juego del gato y el ratón", donde cada vez que se fiscaliza una droga, aparece otra nueva.
La ruta de las drogas sintéticas comienza en laboratorios de países asiáticos, principalmente en ciudades portuarias de China, Paquistán, la India y el triángulo dorado de Myanmar, Laos y Tailandia. Allí se crea la estructura básica de las sustancias, que luego se traslada a los laboratorios clandestinos europeos, donde se termina el proceso de síntesis. Finalmente, llega a la Argentina, donde se mezcla con sustancias como lactosa o maltosa, para formar una pasta que se divide y comprime en pastillas.
"Detectamos que los principales proveedores de drogas sintéticas del mercado argentino son de Bélgica y Alemania", indicó Martín Verrier, a cargo de la Subsecretaría de Lucha contra el Narcotráfico, del Ministerio de Seguridad, que en 2017 reportó incautaciones por 692.506 unidades de drogas sintéticas, lo que significó un aumento del 205% comparado con 2015.
Además resaltó que en lo que va del año ya se secuestraron 76.318 pastillas de éxtasis, un 11% más que en 2018. "Las pastillas de éxtasis recientemente revelaron picos récord de hasta 300 miligramos de MDMA (la droga sintética en sustancia pura) en cada comprimido, una dosis calificada como extremadamente alta (antes se usaban hasta 80 miligramos) que puede producir problemas cardíacos, altas temperaturas corporales y deshidratación a los que las consumen", agregó.
Hay un lento y paulatino aumento, es decir que cada año vemos más cantidad de intoxicados por este tipo de sustancias
El año pasado, los puntos de entrada en la Argentina se focalizaron en la ciudad de Buenos Aires, el conurbano, Rosario, Mar del Plata, Paraná, la ciudad de Mendoza y Santa Fe. Mientras que por el costado transandino, se han detectado algunos pasos fronterizos donde la Gendarmería Nacional incautó droga sintética en manos de traficantes que intentaban pasarla en burro o con la complicidad de mochileros en varias ciudades de Neuquén, Río Negro y Chubut.
Mientras que en 2009 había solo 100 drogas de diseño en el Sistema de Alerta Temprana de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) a partir de 2018 esa lista contaba con 888 sustancias. La mayoría pertenecientes a los cannabinoides y catinonas sintéticas, y las fenetilaminas. Muchos países están tomando medidas para prohibir las sustancias. Sin embargo, una vez que las fiscalizan, los diseñadores de drogas usan productos químicos diferentes e igualmente peligrosos, lo que dificulta que la legislación se mantenga al día.
"Nuestro país estaba muy atrasado en la capacidad de adaptación de la legislación de las nuevas drogas. Actualmente, el sistema es muy taxativo (nombre por nombre) sobre qué drogas están prohibidas, pero esto va a cambiar gracias a un proyecto que hicimos junto al Conicet, donde agrupamos las drogas por familia química para evitar vacíos legales ante la presencia de nuevas sustancias", señaló Verrier, quien destacó que este será el sistema más completo en América del Sur y espera que sea puesto en vigor antes de fin de año.
"Existe una expansión global, dinámica y sin precedente del mercado de estas drogas, ya que se crean y comercializan rápidamente", explicó a la nacion Melinda Mancebo, toxicóloga del laboratorio de la Unodc.
Para Mancebo, "el circuito de las drogas sintéticas es muy distinto al clásico del narcotráfico, porque se movió casi por completo al mercado de la darknet".
Ocurre que para drogas como la cocaína, se sabe cuáles son las zonas de producción, mientras que para estos nuevos mercados "solo basta con instalar un laboratorio pequeño en cualquier parte del mundo que funcione usando elementos químicos bastante accesibles", indicó Mancebo.
Verrier también resaltó que los consumidores en la Argentina están usando criptomonedas para comprar NPS en Europa. "Es un comercio totalmente distinto al de las drogas más tradicionales, donde históricamente detectamos hasta siete intermediarios para llegar al consumidor final, mientras que en este caso la cadena de comercialización es mucho más corta, sofisticada y difícil de desarticular".
Por su parte, el toxicólogo Ferrari confirmó que "las drogas como la cocaína y la marihuana son voluminosas en comparación con las nuevas sustancias, que pesan pocos gramos y pasan desapercibidas por el correo en sobres comunes; además, con poca cantidad del compuesto, se pueden troquelar miles de pastillas".
Las nuevas sustancias psicoactivas (NSP) ya demostraron aquí su peligrosidad para la salud pública.La tragedia de Time Warp, en la que murieron cinco jóvenes en 2016 como consecuencia de la ingesta de drogas de diseño, fue lo que muchos llamaron "un preludio de lo que vendrá".
En ese sentido, el jefe de Toxicología del Hospital Fernández, Carlos Damin, quien atendió a tres de los jóvenes sobrevivientes, dijo a LA NACIÓN que en la guardia se reciben consultas permanentes de personas bajo los efectos de drogas sintéticas. "Hay un lento y paulatino aumento, es decir que cada año vemos más cantidad de intoxicados por este tipo de sustancias, que no son principalmente un grupo muy grande, pero ocupan el cuarto lugar en intoxicaciones por sustancias de abuso, luego del alcohol, la cocaína y los medicamentos", explicó.
El uso de las drogas sintéticas puede producir desde cuadros graves de síndrome serotoninérgico hasta afectaciones cardíacas, desorientaciones y alucinaciones. En el último año, Damin recibió a más de 150 pacientes intoxicados por algún tipo de NSP.
En la Argentina, la tecnología forense también avanza para detectar la composición química de los nuevos compuestos. Dentro de uno de los laboratorios de Criminalística y Estudios Forenses de la Gendarmería Nacional, la perita química Julieta del Mauro trabaja con este tipo de sustancias a diario, analizando los compuestos con cromatógrafos y hasta con un microscopio de barrido electrónico, el único en el país. La farmacóloga aseguró que en los últimos tres años se intensificó el muestreo de drogas sintéticas y también la potencia de las sustancias.
Es un comercio totalmente distinto al de las drogas más tradicionales, donde históricamente detectamos hasta siete intermediarios para llegar al consumidor final, mientras que en este caso la cadena
"Son sustancias sumamente riesgosas, con efectos que van desde alucinaciones hasta delirios, convulsiones y aun insuficiencia renal. Algunas de estas drogas también estaban relacionadas con comportamientos violentos y paranoias extremas", dijo Del Mauro. Además, recalcó que los jóvenes que las consumen rara vez conocen su contenido y algunas de las pastillas tardan en metabolizarse, lo que significa que no sienten el efecto hasta 30 o 40 minutos después de ingerirlas.
"La metabolización depende del tipo de comprimido, de la dureza de la pastilla, con cuánta agua lo toman o si lo mastican. En líneas generales, si lo toman con poca agua y la pastilla es dura, puede tardar mucho tiempo en hacer efecto, por eso a veces consumen en cantidad, para acelerar las sensaciones", reveló.
Remarcó que durante la ingesta el cerebro está muy estimulado y eso puede llevar a convulsiones, con graves problema en personas que tengan patologías de base, como una arritmia, un soplo no detectado o epilepsia. "Las NSP buscan lograr los mismos efectos que las drogas que están bajo control internacional (como la cocaína), pero con una estructura molecular distinta, para evadir los controles", comentó Del Mauro. Quienes las desarrollan intentan sintetizar nuevos compuestos, pero también buscan otros que existían en el mercado farmacológico.
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