Drogas: mensajes encriptados y que se autodestruyen, los secretos de las comunicaciones en el mundo narco
Las organizaciones criminales se adaptan a las nuevas tecnologías con una mayor velocidad superior a la expuesta por la Justicia y las fuerzas de seguridad
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Las comunicaciones entre los líderes de una organización narcocriminal, que dominó el contrabando de cocaína a Europa durante tres décadas, y el cerebro financiero que se encargaba de diseñar la “ingeniería” para ingresar en la Argentina los millones de dólares y euros que la banda obtenía del tráfico de drogas, se hacían por medio de un sistema de mensajería encriptado por el cual, para dialogar, los interlocutores debían loguearse con una clave insertada cuando ambos estaban en línea. Los mensajes enviados y recibidos se autodestruían en siete segundos o el tiempo que los usuarios lo programaran.
“Una de las formas de comunicarse de los actores involucrados es a través de un sistema de mensajería encriptado utilizado en un aparato de telefonía, pero que funciona a través de una aplicación en el sistema Android y no está relacionada con una línea telefónica. Los interlocutores se ´loguean´ con un usuario para dialogar, validándose las comunicaciones a través de una clave insertada por ambos interlocutores en línea. Además, las comunicaciones se autodestruyen en el tiempo que el usuario determine. Los equipos de telefonía utilizados para realizar estas comunicaciones encriptadas no poseen línea asignada, se les desactivan los micrófonos, el audífono, no poseen GPS y evitan conectarse a una red inalámbrica, todo ello a fin de evitar que sean interceptados por las fuerzas de seguridad”, se desprende de un expediente judicial donde la Procuración de Narcocriminalidad (Procunar) solicitó al juez en lo penal económico Pablo Yadarola la designación de agentes encubiertos para que se pudieran infiltrar en la organización criminal.
La tarea de los agentes encubiertos fue fotografiar los mensajes que se intercambiaban unos y otros antes de que se autodestruyeran. Las capturas fueron incorporadas como pruebas en la causa.
La organización narco investigada fue conocida como el clan Loza, que se caracterizaba por enviar droga al exterior en camionetas 4x4 y en cargamentos de pescado congelado. El cerebro financiero del grupo se convirtió en imputado colaborador. Se trataba de Diego Guastini, un contador que fue acribillado por sicarios el 28 de octubre de 2019 en Quilmes. Su testimonio fue clave en numerosas causas sobre lavado de dinero y narcotráfico.
“Las organizaciones vinculadas al narcotráfico funcionan como verdaderas empresas criminales. Y para lograr sus objetivos utilizan todos los avances tecnológicos a su alcance. Ya sea en lo que se refiere a los métodos de producción, ocultamiento y logística, pero más aún en su comunicación. Y para evitar la interceptación de sus conversaciones utilizan aplicaciones varias, algunas bastante conocidas como WhatsApp, Telegram, mensajes a través de Instagram, pero en algunos casos se valen software más sofisticado como es el caso de EncroChat. Lo mismo ocurre del lado de las agencias estatales de investigación y persecución penal, quienes se ven obligados también a una actualización constante para lograr una investigación eficiente”, afirmó a LA NACION el fiscal federal Diego Iglesias, funcionario a cargo de la Procunar.
La fiscalía antidrogas de la Argentina colabora con la fiscal paraguaya Elva Cáceres Samudio, a cargo de la investigación del contrabando de cocaína oculta en latas de pintura y y yeso que salió de Paraguay, caso conocido como Conexión Atlántico Norte.
Guastini, cuyo crimen continúa impune, y los líderes del clan Loza se comunicaban por EncroChat. Este sistema de mensajería encriptada sufrió un duro golpe en Europa cuando una investigación de Europol y Eurojust logró vulnerar la aplicación e interceptar numerosas comunicaciones que derivaron la detención de 700 sospechosos, el secuestro de millonarias sumas de dinero, la incautación de cargamentos de drogas y armas que abastecían el mercado negro, según publicó el sitio welivesecurity.com.
En febrero pasado ocurrió algo similar con otro software que se llama Sky ECC, propiedad de una compañía radicada en Canadá y Estados Unidos. Era la que utilizaban para encriptar las comunicaciones miembros de organizaciones criminales en Europa.
Cada vez que los organismos de inteligencia logran desencriptar y por lo tanto romper el secreto que sella esas comunicaciones cae la utilización de esas plataformas. Ya no son “seguras”.
El secuestro de tres cargamentos de 27 toneladas de cocaína en los puertos de Amberes y Hamburgo, en febrero pasado que provenían de Paraguay -por lo menos uno de ellos, con 16.174 kilos de estupefacientes, hizo trasbordo en el puerto de Buenos Aires-, se produjo luego de que las fuerzas de seguridad europeas lograran vulnerar más de 170.000 mensajes de teléfonos que usaban el sistema Sky ECC.
Según el diario Le Soir el 8 de marzo se produjeron 171 allanamientos en varias ciudades cercanas al puerto de Amberes. A Europol le llevó más de tres años la investigación para “romper” el sistema Sky ECC, que fue la clave para desarticular una organización que introdujo en Europa desde Paraguay uno de los cargamentos de cocaína más grandes de la historia.
“En la Argentina las organizaciones criminales, sobre todo las ligadas al narcotráfico, comenzaron a usar sistemas más sofisticados de comunicación, luego de las fuerzas de seguridad lograran desentrañar la información que guardan los teléfonos celulares, a a pesar de las limitaciones tecnológicas que hay en el país”, afirmó a LA NACION una alta fuente de la Policía Federal Argentina (PFA).
Los sistemas de mensajería más comunes como Whatsapp, Signal o Telegram usan cifrados, pero la diferencia con los softwares más sofisticados es que recopilan información.
“Cuando se secuestra un teléfono se hace un clonado de la información que posee y se analiza. Esto se realiza con el equipo portátil UFED (Dispositivo Universal de Extracción Forense, según sus siglas en inglés), que fabrica la empresa israelí Cellebrite. Se puede captar gran parte del contenido, pero ahí está habilidad del perito. El problema es que los sistemas más complejos de encriptación son imposibles de vulnerar con esta tecnología”, apuntó la fuente consultada.
El especialista de la PFA sostuvo que una tendencia en el mundo de las organizaciones criminales es dejar de lado el uso del teléfono para comunicaciones importantes. Se empiezan a usar sistemas VHF digitales, que también están encriptados, como los que utilizan actualmente las fuerzas de seguridad.
En la Argentina hay por lo menos tres empresas que venden software para encriptar las comunicaciones, que usan en su mayoría políticos y empresarios. Los costos del servicio, que no es de los más sofisticados, llegan a los 2600 dólares.
Cambios tecnológicos
Horacio Azzolin, titular de la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (Ufeci), consideró que “este tipo de nuevas modalidades de comunicación obligan a repensar las investigaciones. Pensar menos en las interceptaciones de líneas, porque la tecnología tradicional no te permite captar el tipo de información que se está buscando”.
En diálogo con LA NACION, Azzolin explicó: “Ante este nuevo escenario cobra mayor importancia la búsqueda de los celulares, algo que hace diez años no tenía para los investigadores el interés que tiene ahora. La información que contienen los smartphones es muy rica y mayor a la que te puede brindar la interceptación telefónica. La tecnología avanza tan rápido que es probable que este tema en dos o tres años no tenga más interés”.
El fiscal advirtió que los cambios a nivel estatal son más cansinos que los que ejecuta el crimen organizado, que no tiene trabas burocráticas para modificar su accionar ni adquirir nueva tecnología. “Los fiscales, las fuerzas de seguridad y el Poder Judicial no estamos acostumbrados a cambiar de estrategias de investigación de maneras tan drásticas en tan poco tiempo. Hay otras modalidades criminales como el robo de autos que se investigan de la misma manera hace 40 o 50 años”.
Azzolin consideró que el problema que existe en este tipo de temas es que “cuando hay un cambio a nivel tecnológico inmediatamente las fuerzas de seguridad federales quedan atrás”.
Lleva un tiempo ajustarse a los nuevos esquemas, porque –según el fiscal federal- la renovación de infraestructura del sector público necesita licitaciones, contrataciones, presupuestos y evaluaciones para cubrir todos los pasos burocráticos. El crimen organizado no tiene que cumplir esas pautas y siempre va adelante”. “Nos pasó cuando fue el cambio de 3G a 4G o cuando teníamos que captar las comunicaciones radiales de Nextel, algo que pasó hace 15 años. Hoy no estamos tan atrás a nivel tecnológico, sino que el problema es la capacitación y la creación de estructuras dinámicas preparadas para enfrentar estos tipos de delitos”, sostuvo el titular de la Ufeci.
Un experimentado investigador de la Policía de la Ciudad explicó los criminales, a medida de los avances tecnológicos, cambian la metodología de comunicación. “Por ejemplo, el temible cartel de Sinaloa, que fue liderado por el mítico Joaquín Guzmán Loera, más conocido como el Chapo, tenía su propia red de telefonía. Las organizaciones delictivas utilizan todos los mecanismos posibles para estar ocultos y comunicarse”, dijo el jefe policial consultado.
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