Drogas ilegales: aumentó 300% la cantidad de consumidores de marihuana en poco más de una década
Un informe realizado por Indec expone el sostenido crecimiento del mercado ilegal; polémica medición del consumo de cocaína
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Tres de cada diez personas afirman que en sus barrios hay un grave problema de consumo de drogas. Esa percepción trepa a más de la mitad de los habitantes de zonas humildes. El narcomenudeo manda en muchos territorios. Por ejemplo, en la periferia de Rosario. También en el conurbano, donde una chica de 11 años murió por los golpes de motochorros que buscaban un celular para cambiar por estupefacientes. Esa sensación sobre la expansión de los vendedores minoristas de sustancias ilícitas sustenta la idea de un cambio en el mundo del delito, con un giro alrededor del búnker narco. Las cifras oficiales ratifican el imaginario social. El mercado narco se amplió en los últimos doce años. Desde 2011 aumentó 300% la cantidad de consumidores de marihuana.
La Encuesta Nacional sobre Consumos y Prácticas de Cuidado estableció que el 13,8% de las personas entre los 16 y 75 años consumieron marihuana dentro de los últimos 12 meses del momento en que fue consultado por los encuestadores del Indec y de la Sedronar. Un informe similar se había realizado en 2011 y solo el 3,2% de las respuestas marcaron el uso anual de cannabis. En ese momento se evaluó los consumos de la población entre los 12 y 65 años. El cambio de franja etaria no altera el concepto sobre el impactante crecimiento en poco más de una década de esa droga con la que se preparan cigarrillos caseros.
Peor es el escenario del consumo mensual de marihuana. La nueva información oficial detalla el uso cotidiano de esa sustancia psicoactiva ilegal por parte del 8,1% de los habitantes en la Argentina. Cuatro veces más que lo observado en 2011. El crecimiento del consumo de marihuana se había visualizado en la encuesta de la Sedronar de 2017, con una prevalencia anual de 7,8. Sin embargo, el modelo de comparación puede fijarse en 2011 porque se trató de la primera medición luego de un suceso que cambió la mirada sobre esa droga: el fallo Arriola.
Especialistas en adicciones habían alertado que la decisión tomada por la Corte Suprema en 2009 no sería bien decodificado y que esa despenalización de la tenencia de drogas para consumo personal sería considerado una legalización encubierta que estimularía el consumo. Este 25 de agosto se cumplen 14 años de esa resolución judicial. El informe del Indec publicado un día antes de ese aniversario ratifica la expansión de los consumidores de marihuana. Y, en lógica consecuencia, del mercado narco.
Cuatro de cada diez personas de entre 25 y 34 años fuman marihuana. Esa es la franja etaria que más compra cannabis -el autocultivo no solo está prohibido, sino que también es mínimo- a vendedores que abastecen de dinero a los clanes narco. El perfil diseñado en la encuesta nacional que consultó a 12.062 personas expuso, además, que el 35,3% de los consumidores vive en “hogares con un clima educativo alto”, mientras que en los barrios en los que el nivel de educación formal es más bajo el consumo de marihuana baja al 19,6%.
Siete de cada diez consumidores fuman marihuana y bebe alcohol a la vez y en igual proporción lo hacen con amigos, por placer y curiosidad.
Ese incesante crecimiento del consumo de marihuana no es observado como una factor de riesgo por los consumidores, que al mencionar las sustancias que les causan preocupación señalaron el tábaco (68,3%) y alcohol (32%). A diferencia de las drogas ilegales, el tábaco sigue la tendencia descendente desde 2011 situándose su prevalencia anual en 25,6% mientras que en ese período el consumo de alcohol pasó del 55,3% al 66,2%.
Distinto es el caso de la cocaína. La medición realizada por Indec-Sedronar cambió toda la metodología vigente. Colocó una cifra de 5,1% en su nuevo informe, pero la vinculó solo a la población de 16 a 49 años y tomó como referencia exclusivamente la prevalencia en vida, es decir, el porcentaje de la población que reconoció haber consumido al menos una vez cocaína sin importar el momento de ese hecho o su continuidad. En 2011 y 2017 se habían encuestado a personas de entre 12 y 65 años, con resultados de 2,6% y 5,3%, respectivamente. El actual informe no tiene otro indicador más que ese dato de prevalencia en vida. De esa manera, el Estado no sabe que pasa con la demanda de cocaína y, en consecuencia, tampoco con la oferta.
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