Drogas. Chaki Chan, el narco que recaudaba $10.000.000 cada día y que le regaló a un bebé un chupete con una cadena de oro
Procesaron al jefe narco que era conocido como el Patrón de La Matanza
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“Las bolsas tienen 100 papelitos que se venden $ 500 cada uno. En un turno se podían llegar a vender unos $500.000. Es decir que por un día completo se podía recaudar $ 1.000.000, solo por venta de pasta base en el cuadrado de la 800″. Así describía uno de los investigadores de la Policía Federal el monto que recaudaba uno de los puestos de venta de pasta base de la banda comandado por Nicolás Nahuel Guimil, el narcotraficante conocido como Chaki Chan, el patrón de la droga de La Matanza. El agente antinarcóticos solo hacía referencia a un kiosco, que funcionaba en la zona conocida como el cuadrado de la calle 800, en el barrio Villegas, de la localidad de Ciudad Evita.
El testimonio figura entre los fundamentos de la prisión preventiva dictada por la jueza federal Alicia Vence contra el jefe narco y catorce integrantes de la banda que comercializaba droga en algunos sectores de La Matanza.
Tan importante era el volumen de dinero que recaudaban los distintos integrantes de la banda que, algunos de ellos, no escondían los vehículos de alta gama que adquirían y como en el caso de una de las mujeres que tenía a su cargo uno de los búnkeres, publicaba fotos en su perfil de una red social.
“Qué lindo tener una hermana que les pueda pegar con billetazos”, expresaba una de las integrantes de la banda, al pie de una foto en la que aparecía una niña con varios fajos de dólares.
Otra de las imágenes con las quedó expuesta la vida de lujo de los subordinados de Chaki Chan fue la foto de una beba, que aparece con un chupete, enganchado a una cadena, unida a una pulsera de oro, confeccionada por un joyero. Una excentricidad que ni se animaron a pensar los productores de las series sobre narcos que se difundieron en las distintas plataformas de streaming.
En ese puesto de venta de pasta base, situado en el cruce de las calles 800 y 806, los consumidores hacían largas filas para adquirir la droga contenida en un papel glasé. La imagen se repite en el kiosco situado en el cruce de 700 y 901, en el mismo barrio.
El grupo comandado por Chaki Chan se divide estructuralmente de acuerdo a la droga que comercializaba: pasta base; cocaína de alto nivel de pureza conocida como “alita de mosca”, por la forma en el que está cristalizado el estupefaciente y marihuana. Debido a la pureza, la “alita de mosca” era la droga más cara que vendía la banda liderada por Chaki Chan. Para aumentar las ganancias, los narcos la rebajan con sustancias de corte.
Chaki Chan, el alias con el que se conocía al mencionado Guimil, fue apresado el 4 de julio, en el barrio Villegas, en la misma zona donde funcionaban sus puestos de venta de droga y los lugares de acopio y fraccionamiento.
Los montos que recaudaba la organización comandada por Guimil superan los $10.000.000 cada día. Esto explicaría por qué los efectivos de la policía bonaerense no lo buscaban, según consta en una de las conversaciones telefónicas entre dos mujeres que formaban parte de la banda, que fue grabada el día de la captura del jefe narco.
“Igual supuestamente lo que yo había hablado con él, el otro día era que ya había pagado y que no había ningún problema, como que no lo buscaba nadie. Así que si no lo buscaba nadie, no sé por qué se lo llevaron”, le dijo Carla Sabrina Nieto, la hermana del jefe narco a una integrante del grupo delictivo.
Actualmente, Nieto está prófuga. Ocupa el segundo escalón debajo de Guimil en la estructura de la organización dedicada al narcotráfico en La Matanza que operó en la zona entre agosto de 2019 y principios de julio de este año.
Fue necesario convocar a detectives de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal para romper el paraguas protector que armó el jefe narco con algunos de los comisarios de La Matanza.
Además, se conformó el Equipo Conjunto de Investigación (ECI), integrado por el Ministerio Público Fiscal de la Nación, que intervino con la fiscalía federal de Morón, a cargo de Sebastián Baso y la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) y la Procuración ante la Suprema Corte de Justicia bonaerense, que participó en la instrucción del sumario con la fiscalía de Narcocriminalidad de La Matanza, que tenía doce expedientes abiertos contra el mencionado Guimil y sus subordinados.
“De las tareas investigativas desarrolladas por la División Operaciones Área Metropolitana Oeste de la Policía Federal Argentina, se constató que la venta de estupefacientes en el Barrio Villegas de Ciudad Evita, Partido de La Matanza, Buenos Aires no funcionaba a través de puntos de venta aislados, sino que se trataba de una estructura criminal organizada, con turnos establecidos, con vendedores y encargados, personas que se ocupaban de la seguridad del lugar, conocidos como ‘soldaditos’ o satélites, quienes recaudaban el dinero y otros que realizaban el fraccionamiento, traslado y acopio del material”, expresó la jueza federal Alicia Vence al dictar la prisión preventiva para Guimil, una de sus hermanas otros doce acusados.
Durante la investigación realizada por los efectivos de la Policía Federal, se encontraron otros siete puntos de venta de droga, además del denominado cuadrado de la 800. Esos búnkeres eran conocidos como “la 900″, en la intersección de la calles 900 y 711; el “Monoblock 9″, situado en la esquina de las calles 811 y 808; la “Panchería”, de Cristiania al 5800; la casa de la acusada Analía Romina Pereira, en el primer pasillo interno cercano a la rotonda de las calle 811 y 808, todos en el barrio Villegas, de Ciudad Evita.
Además, los detectives de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal, allanaron puestos de venta de droga que la banda de Chaki Chan, tenía en El Recuerdo al 5500, en el Barrio 11 Corazones y un búnker que los integrantes de la banda conocían como “El Entubado”, situado en la esquina de Zapata y Martin Coronado, en Laferrere.
Los dos últimos puestos de venta de droga eran supervisados por un acusado que fue identificado por fuentes judiciales como Esteban Alejandro Quiñones, lugarteniente de Guimil junto con sus hermanas, Natalia y Carla.
“Pero ¿cómo no va a bajar con los pibes ni con nadie? bajó solo, si el siempre baja con gente. Fue todo raro porque si no le debía nada, no se entiende para qué lo llevaron”, le dijo Carla, también conocida como “Byron”, a una integrante de la banda al referirse que Chaki Chan no le debía el pago de ninguna coima a un comisario de la policía bonaerense.
En otra conversación telefónica, Carla, una de las hermanas del jefe narco, actualmente prófuga, le explicaba a la misma subordinada que habían encontrado un rastreador satelital en una de los vehículos que usaban los soldaditos de Chaki Chan: “saqué un bicho de la camioneta. Hay que andar con cuidado”.
Después de ese episodio, Guimil descartó todos los celulares que usaba hasta ese momento y comenzó a comunicarse y transmitir órdenes por la red Telegram.
Además, con el objetivo de evitar que lo relacionaran con la venta de droga, en las conversaciones telefónicas nadie lo mencionaba con nombre y apellido y se referían a él como: “el Jefe”, “el 1″, “N”, “El pibe” o “el patrón”.
“Debido a la función jerárquica de Guimil no se registraban conversaciones o mensajes de texto en los que hubiera dado una orden en relación a maniobras ilícitas. Ello se debe a la posición privilegiada que ocupó, la que le permitió mantener un anonimato mayor al no realizar personalmente las conductas de comercialización, acopio, distribución o fraccionamiento propias de los eslabones inferiores en la cadena de tráfico”, explicó el fiscal Basso al solicitar la prisión preventiva para el jefe narco.
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