Dos muertes extrañas y una serpiente asesina: el caso de las primas de la bañera
"Doctor, tiene que ver esto", dijo la voz del otro lado de la línea.
El domingo 16 de abril de 1989 al mediodía, la llamada sorprendió a Raúl Casal en pleno almuerzo. Era Benítez, el comisario de la 2ª de Florida, que lo convocaba a una casa de la calle Melo 3354, en Vicente López. El juez en lo penal N°2 de San Isidro apuró la comida y salió; no sabía que estaba por embarcarse en un caso lleno de misterios, el más extraño de su carrera, que ocuparía durante semanas las páginas de policiales de los principales diarios argentinos.
En la vereda, decenas de vecinos cuchicheaban atraídos por el despliegue de uniformados, pero también porque presentían algo terrible, a juzgar por el olor nauseabundo que salía de la vivienda. "Póngase en la nariz este pañuelo con perfume, doctor, porque si no ni siquiera va a poder entrar", recomendó Benítez al juez.
El departamento, un PH en planta baja al final de un pasillo, era modesto: dos dormitorios, un living-comedor, un patio y una pequeña cocina. Nada llamaba demasiado la atención: unos pocos restos de comida, algunas pertenencias desordenadas y no mucho más. Pero una escena aterradora aguardaba a los investigadores en el baño.
"He visto de todo en mis años de justicia penal, pero jamás algo como eso", recuerda Casal, tres décadas después, a LA NACIÓN. Enfrentados a uno y otro lado de la bañera llena de agua yacían los cuerpos de dos mujeres jóvenes en avanzado estado de descomposición, como si llevaran allí semanas, "a tal punto que casi no podían sacarse", cuenta Casal. Una estaba totalmente desnuda; la otra solo llevaba puesto un suéter oscuro.
Irma Beatriz Girón, de 22 años y Gloria Fernández, de 15, eran primas. Las identificaron enseguida porque sus familiares se habían acercado hasta el PH de la calle Melo, que la mayor alquilaba Irma, alarmados por la falta de noticias de ambas: en la víspera las habían esperado, en vano, en el casamiento de la hermana de Gloria.
Un gran misterio
Las primeras investigaciones probaron que Arnoldo Bresciani, un médico de guardia del hospital Vicente López, había concurrido al departamento el jueves por la noche tras un llamado de Irma, para atender a su prima menor, que tenía gripe. El profesional le recetó "Multín", un analgésico común y, según declaró entonces, no notó nada extraño en su visita.
Las mujeres habían sido vistas solo tres días antes del hallazgo de sus cuerpos y eso planteaba una enorme incógnita, como recogió LA NACIÓN en su edición del 19 de abril de 1989 de boca de un pesquisa: "Ni los cadáveres que devuelve el río, con varios meses de posterioridad, presentan el estado que tenían estas dos mujeres. Creo que este es uno de los mayores misterios que vamos a tener que desentrañar".
No era ese el único cabo suelto. "Encontrarlas en esa posición, bañándose juntas, era raro, tomando en cuenta sus hábitos", afirma Casal. Era la primera vez que Gloria había ido a dormir a lo de Irma; iban a armar juntas los souvenirs de la boda a la que nunca llegaron. La puerta de entrada no había sido forzada y sobre el caso de "las primas de la bañera" la prensa más amarillista comenzó a tejer todo tipo de conjeturas: una relación lésbica secreta, un doble pacto suicida, un amante que las había matado sigilosamente y que había escapado del baño –y de la casa– sin dejar huellas.
A Irma apenas la conocían en el barrio, porque se había mudado hacía muy poco tiempo. Pero tenía un novio que la visitaba a menudo. "Cuando lo interrogué, le tomé una testimonial muy dura –rememora Casal–; no me cerraba que fueran novios hacía tanto tiempo y que él ni siquiera tuviera la llave del PH. El tipo estaba casado y con Girón tenían una especie de segundo hogar".
De la bañera maldita a la serpiente africana
Diez días después, y tras una autopsia que no aportó datos reveladores, el juez volvió al departamento, que había sido clausurado. Se topó con algo macabro: la bañera, que había sido vaciada y limpiada al retirar los cuerpos, estaba llena de agua. Y otra vez contenía fauna cadavérica. ¿Había vuelto el asesino a la escena del crimen para jugarles una broma de mal gusto a los detectives?
"Nos impactó mucho; no era normal. ‘Puede ser que el jabón no haya permitido el escurrimiento’, dijeron los bomberos, pero la verdad es que nunca dieron una explicación concreta. No hay jabón que tape durante diez días un caño –opina Casal–. El caso era una novela capítulo a capítulo y había demasiadas cosas raras".
Las teorías sobre las muertes estaban a la altura de esas rarezas. Después del lesbianismo y del pacto suicida se sugirió que un "arco voltaico", producto de un desperfecto, había electrificado el agua. Luego surgió algo aún más descabellado: que las primas habían sido asesinadas mediante la inyección del veneno de una mamba negra, la mortífera serpiente africana.
La idea fue del forense Andrés Barriocanal. "Me dio un dato que no tenía: hubo en el mundo dos casos de asesinato por venganza en los que usaron mambas. Su picadura produce una inflamación en todo el cuerpo y la gente muere con esas hinchazones, como si hubiera estado sumergida en el agua durante una semana", explica el juez.
Así, terminó detenido e investigado el único veterinario que traía esa clase de ofidios al país. Los medios ya rumoreaban que se trataba de otro amante de Irma.
Corazones desaparecidos
El caso llevaba más de un mes desconcertando a los pesquisas cuando el Servicio Especial de Investigaciones Técnicas (SEIT) de la policía bonaerense, a cargo del criminólogo Raúl Torre, decidió realizar una nueva autopsia para comprobar si Irma y Gloria habían muerto envenenadas. Se revisó toda la morgue de La Plata, donde se suponía que estaban guardados los corazones, pero jamás fueron encontrados.
"Según la ‘leyenda’, la policía los colocó en dos frascos sin conservante y, dado el estado que tenían, los sacaron al patio, donde supuestamente se los comió un perro. Eso no consta en ningún lado, no puedo probarlo", explica hoy Torre. También se conjeturó que los órganos se habrían extraviado por impericia durante el traslado. Como fuera, la investigación parecía maldita y destinada al naufragio.
Un final inesperado
"Pasé 60 días casi sin dormir por este caso –recuerda Torre–. Tuvimos que empezar de nuevo: exhumamos los cuerpos y se hizo una nueva autopsia". En ese estudio, en el que participaron los prestigiosos forenses Néstor De Tomas y Osvaldo Raffo –recientemente fallecido–, se tomaron muestras óseas. Los resultados fueron concluyentes: las mujeres habían muerto por intoxicación de monóxido de carbono "acreditada científicamente por la presencia de carboxihemoglobina en la médula ósea".
El "asesino" había estado, desde el principio, escondido en el baño: era la pequeña estufa que los policías encontraron la primera vez que entraron en la casa.
¿Y el extraño estado de los cuerpos? "No es habitual, pero puede ocurrir: el proceso de descomposición se aceleró por el microclima de ese baño reducido, la estufa prendida, el agua caliente y el ambiente húmedo", dice Torre, quien opina que el caso provocó revuelo por el contexto: "Era 1989 y había dos mujeres desnudas en una bañera. Pero no estaban practicando sexo ni mucho menos: creemos que la más chica comenzó con síntomas de envenenamiento y la más grande fue a auxiliarla y cayó intoxicada".
Tras casi un año de giros inesperados, Casal aceptó la teoría del monóxido y finalmente dictó el sobreseimiento. "No daba para más y seguíamos dando vueltas sobre el mismo punto, demostrando falencias del sistema judicial. Raffo había sospechado desde el principio sobre la intoxicación", reconoce el juez.
Pero Casal, 30 años más tarde, aún se hace preguntas sobre lo que pasó con Irma y Gloria: "Algo en la escena no me cerraba y para mí todavía es una gran duda, una cuestión misteriosa, un enigma por resolver".
Escena inusual
Conmoción en el PH de Florida
Los olores fétidos que provenían de un departamento en Melo al 3300 guió a la policía hasta el baño; semisumergidas en la tina, yacían sin vida las primas Irma Girón y Gloria Fernández.
Hipótesis sin final
Cayeron una a una las teorías
Primero se sospechó del novio de Girón. Luego fue detenido un veterinario cuando se sospechó que las víctimas podrían haber sido asesinadas con el veneno de una mamba africana
Giro en el caso
La solución, en la reautopsia
Cuando parecía que la investigación se oscurecía, el forense Raffo develó que el monóxido de carbono había matado a las primas; ¿el origen?: una pequeña estufa en el baño
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